La Universidad: un problema nunca resuelto en el Perú. No se está lejos de la verdad si se afirma que, desde los inicios de la república hasta el presente, la universidad peruana ha sido un problema que el país no ha podido resolver. Históricamente, nunca se supo prevenir sus problemas y tendencias, no se quiso percibirlos, y cuando se intentó resolverlos nunca se tuvo éxito. El país y la universidad han vivido de espaldas el uno del otro.
Cuando se coloca al conjunto de la universidad peruana, y por extensión a las universidades latinoamericanas, en el contexto mundial es cuando se aprecia con mayor nitidez sus carencias, sus debilidades, sus miserias, su fracaso perpetuo: el incumplimiento de sus mandatos o misiones fundamentales, su nulo o escaso aporte al conocimiento universal, su relación tóxica con la industria, su casi nula actividad de transferencia tecnológica, su incapacidad de convertirse en agente de desarrollo económico de su entorno inmediato, su tendencia casi obsesiva para vivir en el pasado, incapaces de imaginar el futuro y desarrollar una visión propia, etc. Blindadas por la autonomía constitucional de la que gozan, se resisten “heroicamente” al cambio y a la rendición de cuentas. En palabras de Andrés Openheimer “son las vacas sagradas de America Latina”.
Una pequeña muestra de la resistencia al cambio es la forma de elegir a sus autoridades y la de contratar, y luego nombrar, a sus profesores. En las universidades de Estados Unidos, por ejemplo, es común que las autoridades y profesores sean seleccionados por concurso público. Al contrario de las nuestras, se espera que un Rector tenga experiencias laborales previas como Jefe de Departamento, Decano, Director de Escuela, etc, en otras universidades o como CEO de alguna corporación, algo impensado, casi herético, en el Perú.
La biología nos enseña que la endogamia es la producción de descendencia mediante el apareamiento de organismos que están estrechamente relacionados genéticamente. Por analogía, la endogamia académica se refiere a la prevalencia entre profesores y autoridades de una universidad a graduados de la misma. En el mejor de los casos, la idea de contratar a profesores “de la casa” se basa en la concepción errónea de que al reclutar “gente conocida” se reduce el riesgo de una mala selección. Sin embargo, esta tradición fomenta en los jóvenes aspirantes a un puesto de profesor, la idea perniciosa de que su plaza como profesor nombrado será un premio a su “lealtad” a las autoridades del Departamento o de la Facultad. Si los profesores son en su gran mayoría “de la casa”, no debe extrañar que las autoridades elegidas, por sufragio universal o por estamentos, también lo sean. Si se revisa el CV de un Rector de una universidad peruana, casi invariablemente se encontrará que estudió el pregrado, el postgrado (maestría y doctorado) y realizó toda su carrera académica en la misma universidad.
Los efectos de esta práctica en la cultura institucional de nuestras universidades son innumerables. Desde la falta de transparencia – ie. los concursos para plazas de docentes nunca se publicitan con el debido tiempo- hasta la aceptación tácita de que los criterios de mérito y capacidad se encuentran subordinados a otros inherentes a las relaciones sociales previamente establecidas entre colegas que se conocen desde “cachimbos”.
La actual ley universitaria, a pesar de su amplia resistencia, ha avanzado muy poco en desterrar este cáncer de nuestras universidades. La elección de autoridades seguirá siendo por “concursos de popularidad” en los que los candidatos reparten promesas de puestos de confianza a cambio de votos para ser elegido. Nuestro sistema universitario necesita desarrollar urgentemente la movilidad laboral de profesores y autoridades (gestores) tan común en las universidades del hemisferio norte: estudiar en universidad A, obtener el doctorado en universidad B, iniciar la carrera académica en universidad C y ser Rector en universidad D. La endogamia académica nos está “matando”.
Phd Luis De Stefano Beltrán, Profesor de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
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