Cuando los extremos de derecha y de izquierda llevan apodos ·como Porky o Puka. estos resultan no ser una broma sino una foto carnet de lo que los ciudadanos piensan de ellos.
Hay marxistas que no han superado a Martha Harnecker, gurú femenino del dogmatismo rojo de los años 70. Pero ella tenía un toque especial, cuando Javier Diez Canseco trajo a Harnecker a la Católica en 1972, se armó un tole tole. era una joven de extraordinaria belleza. La bilirrubina fue tal, que, con aires de comisario político, el citado líder tuvo que suspender la reunión, so peligro de levantamiento popular. Nunca entendí como una chica tan inteligente y bella podría haber creado un catecismo tan rígido y dogmático.
Así es el fundamentalismo, lleva el bello idealismo a la rigidez del estalinismo y a su inevitable demolición histórica.
Puka no leyó Harnecker pero piensa como ella, sólo hay una ruta al socialismo que termina en Petrogrado 1917. Piensa como los viejos y heroicos comunistas cuzqueños de 1950.Y creo que no entiende el reino de los cuatro sitios: el Tawantisuyo.
Los de la derecha, (me niego a usar el término DBA que agravia los derechos humanos) copian ideología y conceptos de un bárbaro anti intelectual como Donald Trump, con la mentalidad de resolución de conflictos de Atila. Escuchar hablar a Porky es escuchar a un tipo ruidoso, con la misma mentalidad empresarial de Trump. pero con el inevitable toque oligárquico de un dogmatismo a prueba de balas cuando razona sobre los problemas del país.
Porky, es un tipo con aguda oportunidad para los negocios y gran oportunismo para la política. La ve y la sabe hacer en los negocios. con claros toques mercantilistas. Pero tiene un hándicap evidente en la política, al haber crecido en un almácigo oligárquico que condiciona su conducta y lo aleja irremediablemente de las mayorías del Perú.
Raúl Porras Barrenechea. Víctor Andrés Belaunde, ilustres conservadores, jamás lo hubieran apoyado en su obstinación por la vacancia.
Esta es una nota de anti historia, no la caracterización rigurosa de personajes, ni mucho menos está guiada por el odio ni el deseo de hacerles daño. Buscamos, a través del carácter de dos políticos ultras, rescatar y desnudar algo de la historia viva que hoy nos pone en peligro mortal de perder la democracia. Porque ambos, a pesar de sus orígenes sociales y geográficos, en el fondo. no entienden qué es convivir en una sociedad de iguales. Porky y Puka votaran por la vacancia. Reflejan dos caras del Perú que se niega a morir.
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