Entender al Presidente Trump y su política, es más difícil que descifrar los Quipus Inkas. Solo lo ha podido realizar un programa de IA el año pasado. Simples pititas de colores, pero eran un sistema complejo de administración, contabilidad y cálculo logístico. Así es la política del nuevo Presidente de EEUU, cargada de fobias, prejuicios culturales y un manejo a escala industrial del miedo. Eso sí tiene mucha lógica nacionalista, conservadora y soberanista. Y muchos seguidores en el mundo, marginalizados por la globalización.
Descifrar a Trump, está resultando más fácil para los mandatarios con experiencia de gobierno, que están acostumbrados a la negociación, que para fundamentalistas primerizos en el gobierno como Milei, que ahora padecen de laberintitis. Como varios de los gurús libertarios de la derecha peruana, que ven que Trump es la negación del liberalismo y el anarco capitalismo, que sufren igual crisis psicológica de falta de ubicación.
Un hombre como Rafael Correa, un líder de la izquierda post Socialismo del Siglo XXI, dice que Trump tiene razón en retirar a EEUU de Ucrania y no meter los pies en más conflictos internacionales. Con experiencia en 3 periodos presidenciales, dice que más allá de su multitud de defectos” hay que reconocerle el mérito de salir de 30 años de guerras extranjeras”. “No justifico la invasión de Putin, pero hubo una provocación”, dijo el ex Presidente de Ecuador.
Jugar al sastrecillo valiente, como hizo Gustavo Petro, con razón, viendo encadenados de pies y manos a colombianos a ser repatriado, parecía una opción. Pero el lío entre EEUU y Colombia tuvo un giro, cuando un miembro del equipo de Trump, le recordó que el 64% de las flores para el día de San Valentín vienen de esa nación. ¿Se imaginan el despelote que se armaría al frustrar el 14 de febrero? La economía interdependiente y no los tuitazos temperamentales, resolvieron la crisis.
La PHD en Física, Claudia Sheimbaum, sigue siendo muy cauta para rescatar el naufragio práctico del Tratado de Libre Comercio, con la imposición del 25% de aranceles a Mexico y Canada. Un giro de grandes consecuencias, que debe mitigarse con expandir la economía de su país al mundo, fortaleciendo la unidad del gobierno y los empresarios, para darle vuelta a la tortilla proteccionista. Ahora los gringos pagaran 25% por las paltas mexicanas. Evidentemente con un impacto inflacionario inmediato. Trump puede perder en las góndolas de los supermercados K-MART, mucho de su popularidad.
Tomen nota, incendiarios de la pradera, usen el cerebro y la victoria será de America Latina.
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