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Foto del escritorJuan de Dios Guevara

Julio de Dios Guevara / Desánimo (1 de 2)


Las guerras nos enseñan a descubrir con toda su crudeza, el fracaso de los seres humanos en entenderse y saber superar sus diferencias, en paz, y así poder lograr consensos, para pasar de la mejor manera, nuestro paso por la vida, haciendo lo mejor por nuestras vidas y las vidas de nuestras futuras generaciones.


Según estudios el 10% del PBI mundial anual se utiliza en armamento, en guerras, casi la cuarta parte de la población económicamente activa de USA trabaja en la industria bélica, y así cuanta gente más, que, en esta industria, han dado a la humanidad un desarrollo tecnológico, un progreso incesante, la internet cómo muestra, y a su vez cuando ha sido mal utilizado este progreso, en tanta destrucción y dolor.


Si en vez de utilizarlo en armas, destináramos sólo el 1% de ese PBI mundial en proteger el medio ambiente, pudiéramos ir alcanzando el Acuerdo de Paris sobre el cambio climático, y si utilizáramos el 5% del PBI mundial, en vez de armas, lograríamos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030, evitando así el calentamiento superior al 1.5 grados que nos llevaría al caos a la humanidad, y a eliminar la pobreza a nivel mundial, grave problema que sufrimos globalmente.


El no entenderse significa destrucción, y de lo contrario construcción, de un mundo mejor. Pero los seres humanos no aprendemos y seguimos haciéndonos daño. La guerra Rusia-Ucrania lleva más de 500 días, camino a los 2 años, hace una semana se ha iniciado la guerra Israel con Hamas, sin saber cuántos países más de aquella región se lleguen a involucrar. También guerras en Siria, Libia, en Sudán continua su tercera guerra civil, igual conflictos internos en Yemen, en Haití, en Colombia, y en tantos otros lugares, que los seres humanos evidentemente no dan culto a la vida, sino a la muerte.


Por lo que sabiendo el daño que se hace al no entrar en razones, volviendo al tema local, a nuestro diario vivir, ¿podremos ante lo evidente, tomar conciencia y hacer un esfuerzo para comprendernos y tomar decisiones camino a una transición a un Perú mejor?


No se puede evadir la realidad. Estamos mal cómo sociedad. No hay dirigentes, no hay liderazgo, por eso estamos cómo estamos, y así cómo estamos, vamos camino a una colisión, entre los mismos peruanos, sin poder presagiar adónde nos conduzca, tamaños desaciertos.


Es preciso, tomar conciencia que estamos con autoridades con muy alta desaprobación, con una economía que no reacciona y que va a tener resultados poco significativos en su crecimiento, que van a generar más desempleo, más inseguridad alimentaria, más anemia infantil, más desnutrición crónica, peores servicios de salud, educación, justicia, más pobreza, más delincuencia, más inseguridad. Menos felicidad. Mayor inestabilidad, más paros, huelgas, conflictos sociales.


Por todo lo que durante años estamos sufriendo por esta clase política, que hay que renovar con urgencia, hemos logrado el triste reconocimiento de ser uno de los tres países más “estresados” de Latinoamérica según estudios de la consultora Voice y la Worldwide Independent Network of Market Research and Opinion Poll (WIN), que evaluó a un promedio de 30 mil personas de 39 países del mundo.


“En el estudio se reveló que los países sudamericanos que tienen una baja calificación en cuestión de estado de ánimo son Ecuador, con un 69%, y luego siguen Perú y Argentina, con un 68% cada uno, por lo que son los países con ciudadanos con mayor padecimiento de estrés en Latinoamérica” (El Comercio). Ese bajo estado de ánimo repercute en una menor productividad y una mayor posibilidad de que pueda explotar emocionalmente el que lo padece, y que cómo se ve son muchos. Cuidado.


Hay que hacer una transición inteligente, considerando que no porque Castillo haya sido un pésimo presidente, se va a considerar a su vicepresidenta que es la sucesora constitucional, cómo algo bueno y mejor que el anterior, en dónde su sobrevivencia depende de los votos que le den los que perdieron contra su lista en la segunda vuelta, siempre y cuando les sea útil a sus intereses. Democracia a la peruana: “toma el poder el que pierde las elecciones” Y para entretenerla, la envían a Europa, para que la bendiga el Papa, no se explica de otra manera, la autorización a viajar al exterior, infringiendo el artículo 115 de la C93, qué es su intocable Santa Biblia cuando les conviene. Sin medir las consecuencias negativas que le representa su innecesario viaje, tanto al interior como exterior del país.


Aparte de las conocidas manifestaciones de protesta que le organizan colectivos peruanos en el exterior, al lugar dónde vaya, tuvo una falta de reflejos impresionante. Se demoró una semana en reaccionar para tomar la decisión de enviar el avión presidencial en ayuda de los connacionales en Israel, resaltando aún más la ausencia de poder, lo que ha significado que le presenten sus ex correligionarios, dos mociones de vacancia por viajar al extranjero, logrando así el efecto contrario de atraer inversionistas, motivo de su viaje. En los noticieros europeos cómo se ha podido ver y escuchar, informan de su tour por Europa, con las protestas en los lugares visitados y las mociones de censura presentadas en el Congreso por su viaje al exterior. El inversionista busca estabilidad, confianza. Por lo que las inversiones seguirán a la expectativa en un país con tantas oportunidades.


Preocupante resulta saber cuál es el equipo que le asesora para que haga estos viajes, que no corresponden a la categoría de lo que debe ser un viaje presidencial. Con tanto problema que afrontar, se gasta más de un millón de soles, en viajes innecesarios, y no acordes a la investidura de un Presidente del Perú.


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