Lo que la Agricultura Necesita del Próximo Gobierno
Alimentación saludable y uso de la biodiversidad
A pesar de la gran diversidad de producción de alimentos, algunos con muy buenos índices nutritivos, la población se ha habituado al consumo del pan y fideos, elaborados en su totalidad con harina de trigo importada por pocas y grandes empresas. Las propuestas de sustituir parcialmente la harina de trigo en estos productos, con harinas de productos nacionales, sólo sería viable si el costo del producto es al menos similar al del trigo importado, en caso contrario se estaría encareciendo el producto final. En todo caso, lo que puede hacerse son campañas para promover el reemplazo del pan en la alimentación diaria con fuentes de carbohidrato locales como: papa, yuca y plátano, los que formaron parte del consumo tradicional hasta ser desplazados por el pan y fideo. De otro lado se observan altos índices de anemia infantil, desnutrición y obesidad mórbida por una mala alimentación a pesar de la disponibilidad de alimentos que pueden revertir esta situación.
Para recuperar un estado de nutrición saludable, es necesario que la población tome conciencia de la importancia que esta tiene y la valore, no comparando precios con alimentos que pueden parecer saludables como es el caso de los granos andinos y las menestras, con el arroz y el trigo. Esto debe ir acompañado de dos acciones: la difusión de las bondades de las cocinas regionales y el fomento a empresas que elaboran alimentos sanos y nutritivos con productos nacionales. La riqueza de nutritiva de los productos de nuestra biodiversidad no debe servir solo para generar ingresos a través de la agroexportación, sino que además debe enfocarse al mercado nacional.
La quinua se encuentra entre los productos cuyo consumo debe fomentarse, dado su comprobado valor nutritivo. Ya nos hemos convertido en primer exportador de quinua en el mundo, pero el consumo per cápita no supera a los 1.5 k por habitante al año y debe convertirse en el producto bandera de un programa “consume peruano y hazte fuerte”, que involucre no sólo acciones de difusión, sino también de apoyo a una mayor producción convencional de este grano, destinada al mercado interno. Las estadísticas agrarias muestran que el rendimiento promedio de quinua en Arequipa es superior a las 3 t/ha, lográndose rendimientos de hasta 5 t/ha en las zonas de irrigación. De otro lado, los rendimientos de quinua orgánica alcanzan las 2.5 t/ha en el Valle del Mantaro, de manera que un programa de tecnificación e incremento del cultivo en zonas de valle e irrigaciones abaratará el costo al consumidor. A la quinua se pueden luego sumar otros productos de nuestra amplia diversidad que incluye: granos, menestras, tuberosas y raíces y frutas.
Para el combate de la anemia infantil, se debe aprovechar mejor los productos de origen animal, sin descartar por cierto a las menestras. Sin embargo, en una primera fase se puede recurrir a la sangre de pollo, que se pierde en el beneficio para la elaboración de embutidos y alimentos enriquecidos con hierro. Otro recurso largamente desaprovechado es la carne de ovino. Hay en el país 11 millones de cabezas de ganado ovino y los productos difícilmente llegan al mercado. Debe fomentarse el consumo de ovino tierno (cordero), como fuente de proteína animal, lo que repercutirá además en beneficio de las comunidades alto andinas.
Como país megadiverso que somos, el apoyo a la conservación de nuestros recursos genéticos es indispensable y se deben destinar recursos para el mantenimiento de los bancos de germoplasma en el país, a través de un Sistema Nacional de Bancos de Germoplasma bajo el liderazgo del INIA, considerando las diferentes modalidades de conservación ex - situ. Este sistema debe contar además con una base de datos única y amigable. En paralelo a lo anterior y considerando a las comunidades y productores conservacionistas, se debe apoyar la conservación in – situ de recursos genéticos y para ello se debe continuar reconociendo a las zonas de agrobiodiversidad en el país.
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