(Publicado previamente por PRODIGIO Perú bajo el título: “10 razones por las que los peruanos debemos revalorar a la papa”)
Razón 3: por su gran diversidad
Se menciona en diversos textos e informaciones que “Perú tiene más de 3,000 variedades de papa”. Sin embargo, ha resultado difícil encontrar una fuente que lo confirme. De hecho, tanto el INIA, como varias universidades tienen bancos de germoplasma de papa que tienen centenares de entradas, llamadas accesiones, pero hasta ahora no se han hecho pruebas concluyentes, por ejemplo: de electroforesis, de análisis satelital o de análisis de ADN, para determinar si hay accesiones duplicadas. El banco de germoplasma del Centro Internacional de la Papa (CIP), cuenta con unas 4,500 accesiones de papas cultivadas y 2,361 de papas silvestres (10), pero en estas cifras no se distingue cuáles son de origen peruano.
Sin lugar a dudas, Perú tiene una gran variabilidad de papa, pero la “papa” que consumimos como tal, proviene de varias especies. Es preciso indicar que el genoma de la papa es de 12 cromosomas y dado a que su origen en el país, se remonta a 10,000 años, a lo largo de todo ese tiempo han ocurrido cruzas naturales, duplicaciones de genomas y cruces con varias especies silvestres que han contribuido a la gran variabilidad de papa que tenemos. Es así, que se reconocen 8 especies de papa cultivadas en el país y tres de estas son llamadas “papas amargas” como se verá más adelante3. En resumen, la diversidad está representada por las 8 especies de papa cultivadas en el Perú; y la variabilidad por los centenares o miles de variedades o accesiones.
Como ya se mencionó como “razón 1” en este documento, la primera papa cultivada fue Solanum stenotomun, papa que aún subsiste en sistemas productivos de la sierra y a la que se conoce con el nombre de “Pitiquiña”. Esta papa es una especie diploide, es decir que tiene dos genomas, 24 cromosomas. De ella evolucionaron otras dos especies diploides: Solanun phureja y Solanum goniocalix. La primera no es muy común en Perú, aunque se le encuentra en la sierra central en Junín y Huancavelica con el nombre de “Chaucha”. Por otro lado, S. goniocalix, es la papa que conocemos como “papa amarilla” y de esta existen varias variedades como: “Criolla o común”, “Tumbay” y “Peruanita”. Otra especie diploide cultivada es la Solanum ajanhuiri. Esta se originó de un cruce entre S. stenotomun y una especie silvestre, S. megistracolobum. Esta papa, conocida con los nombres de “Ajanwiri”, “Ajahuiri” o “Q´aqawiri”, es del grupo de las “papas amargas” debido al alto contenido de alcaloides que provienen de su progenitor silvestre, y son consumidas en forma de chuño o tunta, una vez que el alcaloide es eliminado por deshidratación.
Debido a la larga evolución de las especies del género Solanum en los Andes, este proceso comprendió además de cruzas entre especies, incrementos en el genoma que dieron origen a otras especies con más de los dos genomas que una especie diploide normalmente tiene. Así se originaron dos especies triploides, es decir con 36 cromosomas. La primera Solanum chaucha, que se derivó directamente de S. stenotomun y es conocida con el nombre de “Papa Huayro”. La otra Solanum juzepczukii, es resultado del cruce de S. stenotomun con Solanum acaule, una especie silvestre comúnmente encontrada en punas, tolerante a heladas, que contiene alcaloides. A S. juzepczukii, se la encuentra difundida en las partes altas de la sierra, por ser resistente a heladas, pero debido a su progenitor silvestre contiene alcaloides, por lo que forma parte del grupo de las papas amargas, se consume como chuño o tunta y se le conoce con los nombres de “Luq´i”, “Ruq´i” y “Saq´ampaya”. Ambas especies (S. chaucha y S. juzepczukii) al ser triploides, son estériles y no producen semilla botánica.
Una duplicación natural de los cromosomas de S. stenotomun dio origen Solanum tuberosum, la especie de papa más difundida en el mundo y que es de naturaleza tetraploide con 48 cromosomas. En esta especie se distinguen dos sub especies: andígena y tuberosum. La primera, andígena, con tubérculos de consistencia más harinosa al momento de cocer, se difundió a lo largo de los Andes y es en Chile, particularmente en la Isla de Chiloé, que a partir de andígena, se originó la otra sub especie tuberosum, con tubérculos de consistencia sólida, del tipo al que llamamos “papa blanca” y además con capacidad de formar tubérculos en días con más de 12 horas de luz. En la sierra del país, los productores en sus comunidades, han cultivado por muchos años una amplia gama de variedades de la sub especie andígena, las cuales toman nombres quechuas debido a sus formas, colores, lugares y hasta personas y por ello, al estar asociadas a estas y a sus productores, se les denomina papas nativas. Hay variedades de andígena que han llegado o llegan a los mercados, entre ellas destacan: “Renacimiento”, que se difundió ampliamente en la sierra, “Huagalina” en la sierra norte, “Huamantanga” en la sierra central, “C´compis” en Cusco y “Sani Imilla” “Yana Imilla” y “Yuraj Imilla” en Puno. Otras variedades, que dejaron de usarse, fueron la “Maq´o” y la “Chata Blanca de Huasahuasi”.
A partir de la década de 1960, el MINAGRI y luego el INIA, la Universidad Nacional Agraria La Molina y otras universidades, empezaron programas de mejoramiento genético, haciendo cruces entre variedades de las sub especies andígena y tuberosum, buscando ampliar la superficie de cultivo de papa hacia la costa y partes bajas de los valles andinos, dado que las variedades andígena tenían problemas de rendimiento y susceptibilidad a enfermedades, sobre todo en zonas más bajas. Esto se hizo para evitar importaciones de papa fresca en épocas de escasez y sobre todo durante el gobierno militar entre 1968 y 1975. Hasta ese entonces, el cultivo de papa en la costa era una rareza. Estos cruces generaron variedades mejoradas de papa, que son conocidas como “papas blancas”, precisamente por el color más claro que tienen al ser cocidas siendo “Canchán” “Revolución” “Única” y “Yungay” las de mayor difusión en la actualidad; existen otras como: “Amarilis”, “Liberteña”, “Perricholi” y “Tomasa Condemayta”, que a la fecha se siguen cultivando.
Un cruce natural de S. tuberosum subespecie andígena con S. juzepczukii, dio origen a Solanum curtilobum, una especie pentaploide de 60 cromosomas. Esta especie combina el tamaño del primer progenitor con la resistencia a bajas temperaturas y la presencia de alcaloides del segundo y es otra especie del grupo de las papas amargas que se cultiva en las partes altas de la cordillera y es conocida por varios nombres entre ellos “Shiri” “Mauna” “Huaña” y “Ch´oquepitu”. Esta especie, pentaploide, al igual que las triploides, al tener un número impar de genomas, es estéril y no produce semilla botánica.
Los cruces naturales y la persistencia de especies derivadas de cruces y de otras que por su naturaleza son estériles, ya que no generan semilla botánica, se ha debido a la naturaleza de la propagación vegetativa, es decir por tubérculo, de la papa, eso también ha hecho que estas especies persistan por largo tiempo manteniendo sus características. Luego de este rápido repaso convendría reflexionar acerca del trabajo realizado en el mejoramiento genético de la papa. Pero, sobre todo, con la cantidad de conocimientos que habrá que generar para desarrollar variedades que se adapten al cambio climático y que trabajen en los agresivos e imprevisibles climas de las alturas andinas.
Referencias:
(10) argenpapa.com.ar/noticia/3196-peru-cip-quot-el-banco-de-germoplasma-mas-grande-del-mundo-quot
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