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Juan Escobar / ¡¡¡ Subir la colina para defendernos mejor !!!


Según proyecciones de las autoridades, en las siguientes semanas vamos a ingresar a una fase muy crítica desde el punto de vista sanitario, y, dados los medianos resultados conseguidos hasta la fecha y los que debemos lograr, urge ajustar el modelo de gestión de la crisis en todos los niveles de gobierno. Las estrategias generales y las específicas deben ser mejoradas y/o modificadas para construir un sistema nacional organizado, de arriba hacia abajo, de lucha contra el COVID-19, o en caso contrario, este infierno se seguirá expandiendo. Después de más de 30 días de lucha desigual contra el virus, se logra dilucidar nuevos problemas que atender, lecciones que sacar y experiencias internacionales que valorar. No se trata de obstaculizar o de discutir en abstracto y menos de regatear el meritorio trabajo del gobierno y de los equipos de primera línea, sino de proponer ideas y caminos complementarios para mejorar el trabajo en escala y efectividad. El Presidente Martín Vizcarra tuvo una reacción oportuna al colocar en la dirección del MINSA al Dr. Víctor Zamora (especialista en salud pública), quien rápidamente constituyó un Equipo de Prospección, que ha posibilitado que el Sector Salud haya definido mejor el enfoque del problema, así como sus objetivos y desafíos. Se ha anunciado también la formación de un Comité de Científicos Sociales que tendrá el rol de recomendar medidas de gestión social, dado lo complicados que somos para cumplir con las disposiciones de aislamiento social, en un contexto en el que semanas antes, se había sido creada la Comisión Multisectorial de Alto Nivel contra el Coronavirus dirigida por el Premier Vicente Zevallos. En las regiones, la responsabilidad de lucha contra el virus fue dada a los gobernadores, quienes desprovistos de experiencia, voluntad y capacidad, nada o poco hicieron para contener el ingreso del virus en sus ámbitos; y menos en estructurar una respuesta sanitaria básica. Felizmente, y mostrando una decisión acertada, el gobierno acaba de nombrar a los jefes militares como responsables de las regiones de Lambayeque, Arequipa, y Loreto, sustituyendo en esas tareas a los gobernadores (mejor apoya quien no estorba). Hoy, el país no está para trivialidades, politiquerías y discusiones absurdas. Bien dice la Dra. Pilar Mazzetti, titular del Comando de Operaciones COVID-19: “Estamos en guerra”, y si la gente no se alinea y disciplina para salvar vidas humanas, “se podrá convocar a la Ley de Movilización, medida que se da en momentos de guerra, catástrofe o epidemia, que implica que las fuerzas armadas asumen el control operativo del país”. Esta opción debe ser tomada en cuenta, ya sea para el país o para las regiones, si la negligencia continua y sigue poniendo en riesgo la vida de más peruanos. En momentos en que el virus está en ascenso en Lima y en las 25 regiones, es imperativo lanzar una ola de movilización institucional y social para cercarlo y reducirlo al máximo. Siendo pertinente la estrategia general de contención y mitigación, es urgente desarrollar respuestas transversales y sectoriales, las cuales deben aplicarse en distritos, provincias y regiones a través de planes de acción, cuya urgente formulación debe ir de la mano con el apoyo de CEPLAN. En esta dirección, es recomendable redefinir y reconceptualizar el esquema operativo actual y sería pertinente constituir un Comando Nacional de Emergencia Multisectorial (CNEM). Este comando, liderado por el Presidente de la República y un Gerente General con categoría de Ministro, debe organizarse en por lo menos 8 áreas funcionales: i) Salud, ii) Economía y Producción iii) Apoyo Social iv) Orden Interno v) Comunicación y Sensibilización, vi) Logística y Desarrollo de las Cadenas de Abastecimiento vii) Innovación y Adaptación, y viii) Planificación y Organización Social/Institucional. Este esquema debe replicarse a nivel micro en todas las regiones del Perú. Entendiendo que las 4 primeras líneas nombradas ya se trabajan desde el inicio y de manera tradicional, adicionalmente es necesario construir un Programa Nacional de Comunicación y Sensibilización que permita capacitar por medios masivos; además de sistematizar los protocolos necesarios para su difusión. Una población informada de manera diferenciada, se convertirá en el capital humano que necesitamos para enfrentar un problema que va a durar tal vez más de un año. En este Programa, el público meta principal debieran ser los jóvenes. En otra dimensión, es importante entender que en el país se desarrollan distintas cadenas de abastecimiento de bienes y servicios (agrario, textil, transporte, minería, etc.); que mueven la economía y el empleo, y que, si se detuvieran, se generaría más pobreza y caos social. Sin embargo, existe el riesgo que si estas cadenas se contaminan, llevarían el virus a sus compradores o a sus proveedores, razón por la cual deben identificarse los nodos de mayor riesgo e intervenir en ellas. Si los transportistas de productos agrarios llevaran el virus al sector rural, sería una tragedia más. Si se compara entre proveerse a través de mercados de abastos de riesgo y de la opción de delivery como nueva alternativa, o elegir entre un taxi convencional y un taxi con aplicativo (con ventajas de comunicación, mapeo y cortinas transparentes en la cabina) para transportar personas o mercadería, las opciones son claras; no obstante, se necesita dar mayor asesoría para construir alternativas más finas en las distintas cadenas. En estos trabajos, los especialistas en logística de empresas privadas serian bastante útiles por su experiencia. En la lucha contra el virus, el Perú no ha tenido las armas básicas para menguar su agresión: la Dra. Mazzetti llegó a decir “Por Dios, nos falta todo”. Sin embargo, y en una reacción digna de orgullo nacional, algunos pobladores, técnicos, profesionales y científicos han generado prototipos básicos de máscaras, uniformes para médicos, ventiladores de gama media, camas de emergencia, cabinas de desinfección y un sinfín de propuestas. De manera similar, otros han sistematizado experiencias sociales, médicas, económicas y logísticas - nacionales e internacionales - con un interés propositivo. Estos aportes deben ser sistematizados y las propuestas validadas deben ser promocionadas para todo el Perú, según su tipología de problemas. Incluso, un conjunto de grandes empresas extranjeras está literalmente regalando sus patentes, lo cual es una gran oportunidad. Estos aportes e iniciativas deben estimularse. En lo que respecta a la propuesta de una unidad de Planificación y Organización Social e Institucional, debe saberse que, en el caso de China, la contención fue ejercido por los civiles y no por las fuerzas armadas en los momentos más dramáticos: cuadra por cuadra, vecindario por vecindario y provincia por provincia fueron ejecutores y monitores del cumplimiento de los protocolos generados. Dado lo cruento de esta guerra, esto es un ejemplo para emular, el cual requiere de todas las mentes y brazos posibles; de ahí viene la importancia del planteamiento de constituir una unidad experimentada para armar un gran escudo. Así como se tuvo el acierto de convocar a jóvenes reservistas para dar soporte, es necesario también construir distintas brigadas de jóvenes voluntarios, tal como se tuvo con la experiencia de los Juegos Panamericanos 2019. En esta lucha, debe entenderse que los peruanos no deben ser considerados como sujetos pasivos, beneficiarios o receptores de directivas, sino como ciudadanos activos y soldados en la contienda. Es urgente desarrollar esta tarea de forma obligatoria y a nivel nacional, basando la organización en los jóvenes y con sus planes de acción como armas afiladas. ¡¡¡ Nunca somos más fuertes como cuando nos prueban !!!



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