La pobreza en el agro y en la institucionalidad pública: 2 tareas pendientes
“Para empezar, en contraste con las hipótesis de la geografía y la cultura, Perú no está condenado a la pobreza debido a su geografía ni su cultura. En nuestra teoría, Perú es mucho más pobre que Europa occidental y Estados Unidos hoy en día debido a sus instituciones y, para comprender por qué, debemos entender el proceso histórico de desarrollo institucional en Perú…” (Por qué Fracasan los Países. Pag 504. Daron Acemoglu / James A. Robinson).
Hablar de pobreza, problemas y falta de oportunidades para los pequeños productores agrarios, es lacerante. No solo porque representan al significativo 27.5% de la PEA nacional (INEI, 2021), sino porque la inmensa mayoría de los peruanos tenemos lazos de origen con la familia agraria. También porque gracias a ellos nos alimentamos día a día y porque reconocemos que es un sector que da diversificación a la economía nacional al proveer insumos para la medicina, construcción, textilería, agroindustria, gastronomía, etc
Indicadores como el índice de pobreza rural con 39.7% (INEI, 2021) y la desnutrición rural con 24.4% (INEI, 2021), así como los resultados escolares no satisfactorios en comprensión lectora, matemática y ciencia/tecnología con 85.5%, 82.3% y 90.3% en estudiantes de segundo de secundaria (ECEL, 2019), no auguran un futuro esperanzador para esta noble población. Lo cruel, es que parece ser real aquella frase que reza “la pobreza se hereda”.
El valor bruto de la producción agropecuaria (VBPA) del Perú es de casi 40 mil millones de soles al año (MIDAGRI, 2021), siendo las regiones de Lima, La Libertad, Ica y Arequipa las que más aportan; en contraposición, las regiones de Huancavelica, Tumbes, Madre de Dios y Moquegua son las de menor contribución.
El MIDAGRI, en su calidad de representante del Estado, tiene la responsabilidad de dar soporte para que el sector agrario brinde seguridad alimentaria al país, genere adecuado empleo, desarrolle innovación, sea fuente para la diversificación económica y enfrente la fuerte embestida que trae el cambio climático, entre otros temas. En esa dirección, sobre la base del enfoque de ordenamiento y desarrollo territorial, su rol debe ser la organización de la prestación de servicios innovadores para cumplir con su misión.
Durante el año 2021, el gobierno asignó para la función agraria más de 7 mil millones de soles, destinando al MIDAGRI (3,181 millones), GOREs (1,860 millones) y municipios (2,071 millones). Esta suma equivale aproximadamente al 17.5% del VBP agropecuaria nacional, pero que no logra el retorno mínimo. Ese mismo año, Ayacucho logró un VBPA de 651 millones y se le asignó un presupuesto, a nivel de los 3 niveles de gobierno, de 278 millones (equivalente al 42.7% de su VBPA); sin embargo, su productividad es baja pese a que la relación presupuesto asignado y VBPA es proporcionalmente alta.
La ineficacia e ineficiencia en la asignación y uso de los recursos económicos es indiscutible, lo cual se evidencia en los limitados indicadores en producción, capacitación, generación de valor agregado, gestión del agua, reforestación, innovación, etc. La situación es tan compleja y difusa con respecto a resultados de gestión, que llegamos a enfrentarnos a situaciones polémicas como las siguientes:
- Se desconoce si cada año se gana o pierde frontera agrícola en el país (por distintas causas);
- No se tiene claridad si dar créditos a una tasa anual de 20% – 25% ayuda o da problemas al pequeño productor.
- Al parecer, los costos por organizar mercados itinerantes son mayores que los beneficios netos que reciben los productores involucrados en estas actividades; y
- Es un enigma saber si los planes de negocios que implementa Agroideas se sostienen o no al segundo año de su implementación (son más de 1200 planes financiados). El mundo al revés
En la configuración del entrampamiento institucional agrario que se evidencia y deteriora, la responsabilidad es compartida entre el Congreso, MEF, MIDAGRI, la Asamblea de Gobernadores y CEPLAN, puesto que estas entidades son las que aprueban instrumentos medulares como las políticas, organización, estrategias, objetivos, planes y presupuestos.
Ayudar a revertir la situación crítica del productor, pasa por la tarea de reconceptualizar y reestructurar la institucionalidad agraria, la cual ha entrado en su mayor caos desde que se implantó la regionalización hace 20 años. En la actualidad, no existe un marco conceptual de desarrollo concertado con las regiones y el esquema de trabajo operativo está fuertemente atomizado. Esto ha sido causado por el embrollo operativo del MIDAGRI y sus OPDs, por la relación resquebrajada entre el MIDAGRI y las DRAs, y por el poco interés en los municipios.
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