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Juan de Dios Guevara / ¿Y ahora, qué? (1 de 2)

Foto del escritor: Análisis EfectivoAnálisis Efectivo

¡Qué historia la peruana! Es como su litoral en el centro del Pacífico Sur, turbulento, con olas de todo tamaño. Y este que vivimos, es de la magnitud de playa escogida para campeonato mundial de surf. Qué tal ola. Cómo que se veía venir. Fue una suerte de crónica de una muerte anunciada.


Desde el principio, una mala lectura de su triunfo electoral, que fue por escasos 44 mil votos. No lo entendió ni lo quiso entender ni atender, porque estaba más preocupado en pagar a unos y a otros, que le habían dado recursos para la competencia electoral. Le quedó grande el puesto. Perdió una gran oportunidad, defraudó a muchos por mucho tiempo. No tenía capacidad de liderazgo, parecía un títere, vestido con sombrero y ropa a lo Evo, para acabar con terno y corbata. No tenía la capacidad de expresar bien sus ideas. Su discurso era muy básico, era una campaña electoral permanente.


Minimizó a los peruanos, no explicando lo que se venía haciéndose público por revelaciones de oscuros personajes, fugas por corrupción de personas de su entorno, silencios ante la justicia. Nada transparente. Realmente decepcionante. Con seguridad ocupará un puesto en el podio de los peores presidentes del Perú, en su historia, por ocupar tan alto cargo, sin estar preparado, muy irresponsable, atrevido y osado.


Aunque contradictoriamente, su paso, ha sido un regalo del Año del Bicentenario. Hizo ver a todos, la realidad del Perú, nuestros enormes desequilibrios territoriales, sociales, económicos, culturales. Que el Perú, no sólo era Lima, ni menos, Miraflores, San Isidro. El racismo, clasismo, demostraron su vigencia. La mala educación peruana se reflejó con luces de neón en uno de sus productos Made in Perú. Estudió primaria, secundaria en colegios públicos y bachillerato y maestría en universidad privada aprobada por la SUNEDU (cómo serían las no aprobadas). Y con ese perfil educativo, cuantos Castillos pueblan el Perú, y en qué lugar no se encuentran. El problema de la educación peruana es grave y hay que priorizar su atención. A Castillo lo educaron profesores peruanos ¿Qué nivel de profesores tenemos? Lo que siembras, cosechas.


Su falta de capacidad de comunicación, impidió saber qué es lo que quería hacer. Su falta de capacidad de gestión, la demostró al lograr el récord de más de 70 ministros en 16 meses. Su falta de transparencia, lo llevó a que la gran mayoría de los peruanos, lo consideren corrupto. Su falta de democracia, lo llevó a un golpe absurdo, demostrando su falta de visión política. ¿Por qué se suicidó así? ¿Se sintió acorralado con su conciencia? Ojalá ahora sirva de lección para que ningún improvisado se crea capaz de lanzarse como candidato a la presidencia del Perú. Los peruanos merecemos respeto. Queremos líderes honestos, preparados, comprometidos con el desarrollo social y económico del país, con un plan estratégico de desarrollo que convoque, seduzca y haga que todos trabajemos por un Perú más justo, menos desigual, con oportunidades para todos.


Nunca más improvisados, sean de las ideas que sean. Nunca fue de izquierda, ni de derecha, ni de centro. Simplemente fue uno que no supo dónde estaba parado. En el imaginario popular quedará como uno de izquierda, por lo que un gran pasivo tendrá que cargar, la amplia gama de la izquierda peruana. Veremos que sucede con su vicepresidente, que en un tácito acuerdo con el Congreso ha asumido constitucionalmente la presidencia. Lamentablemente la primera mujer presidente, ha tenido un inicio de gestión, de terror. De jurar hasta el 2026, se vio obligada por las protestas populares a reducir su mandato al 2024 y al seguir la presión popular, su mandato puede reducirse aún más. Y con los 17 a 25 fallecidos a la fecha, según medio informativo, sus posibilidades de seguir acortando su mandato se acentúan.


Para que el cambio de mandato se dé, es necesario que coincidan ejecutivo y el congreso para determinar el cronograma electoral, pero en el congreso todavía no se ponen de acuerdo en cómo hacerlo, lo que en consecuencia molestará más a la población, que quiere que se vayan todos lo más rápido posible. La gente se cansó, y la masa violenta, enardecida, en algún caso azuzada, es impredecible su comportamiento, como lo hemos visto todos. La violencia irracional en un estado de emergencia puede seguir sumando víctimas. Y cómo es predecible será muy difícil gobernar esta transición de un año a un año y medio con tremendo pasivo de vidas perdidas.


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