Nuestro destino es común. Cualquier acción, tiene impacto a miles de kilómetros. El aleteo de una mariposa en Brasil, puede producir un tornado en Texas, aunque usted no lo crea. Somos interdependientes, Así de claro y contundente.
Y mirando a nuestra región de América Latina, creo que no estamos en riesgo de sufrir una crisis como la de los años 80, la cual fue bautizada como “la década perdida”, porque hoy los países latinoamericanos están mucho mejor preparados que hace cuatro décadas para reaccionar frente a estas conmociones, debido en gran parte a las enormes mejoras que se han introducido en las políticas económicas y financieras de toda la región. Creación de bancos centrales independientes, adopción de tipos de cambio flotantes y regímenes de metas inflacionarias, y el fortalecimiento de las instituciones normativas han reforzado la mayoría de los sistemas financieros latinoamericanos.
Pero esto no es suficiente, la migración de venezolanos, haitianos, centroamericanos, latinoamericanos en general, (cómo ahora uno se entera de inmediato, ha muerto en estos días un peruano al intentar entrar clandestinamente al “sueño americano”), nos muestra claramente un ejemplo de que este es un desafío global. Hay muchos más: la pobreza extrema, las muertes materno-infantiles debido a causas previsibles, el terrorismo, el deterioro medioambiental, los desastres naturales, etc.
El riesgo que corremos, es seguir creciendo modestamente, prolongar el estancamiento económico de la última década, y lograr una década de oportunidades perdidas. Seamos creativos, innovadores, con ganas de aprovechar las oportunidades que se generan en el trabajo, que cuando tiene aspiraciones concretas a lograr, produce valor, necesario para procurar salir de esta crisis, en que debemos ser conscientes que ya llegó. Y para eso debemos actuar todos juntos.
Les cuento un ejemplo, de que cuando se trabaja con un propósito común, las soluciones se alcanzan. Hace poco tiempo, 3 meses, asumió como ministro del MIDAGRI, un economista de la UNALM, y se encontró con una licitación de urea, poco extraña por decir lo menos, que tenía un ganador con un precio y condiciones fuera de mercado. Se anuló y se procedió a lanzar una nueva licitación por una parte del mercado de la urea. Unas 70 mil toneladas de las más de 325 mil toneladas importadas en el 2021, un poco más del 20% del mercado. Entonces, nombró una comisión con el área correspondiente y precavidamente, se planteó el ¿qué pasaría si no funciona la compra, porque no hay, la escasez de fertilizantes es mundial, se retrasa el despacho, o cualquier otra contingencia?
Por lo que en paralelo revisaron las importaciones, confirmaron con empresarios agroexportadores, que previendo la escasez, se habían estoqueado por unos meses más de lo usual. Llamaron a AGAP Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú, que confirmó de que había urea en el mercado, por lo que de inmediato los contactó con la Sociedad Nacional de Industrias, con el Comité de importadores de fertilizantes, que prestos fueron a reunirse con el MIDAGRI, y aseguraron tener stocks y otros en marcha, por lo que ejerciendo la economía social de mercado, se estableció el FERTIBONO para los agricultores hasta de 10 hectáreas. Con ello podrán comprar los fertilizantes que requieran en el mercado, esa “mano invisible” que con sus diversos actores lo han ido desarrollando.
Pero hicieron de la crisis una oportunidad. Emprendieron una movilización nacional de empadronamiento digital georreferenciado. De tal manera que con el satélite puede monitorearse el futuro desarrollo de esas pequeñas unidades agropecuarias.
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