La integración física por el norte, centro y sur, entre Perú y Brasil, nos obliga a desarrollar Corredores Económicos transversales a la cordillera de los Andes que integren actividades y demandas complementarias. Ejes económicos longitudinales que sumen e integren producciones similares que al unirse generarán economías de escala suficientes como para alcanzar niveles internacionales de competitividad.
Circuitos económicos que integren centros urbanos y centros de producción, actualmente dispersos dentro de extensos territorios, tal como son los casos de la sierra sur, dominada por el inmenso altiplano, o el oriente dominada por el llano amazónico. Todo ello se debe interconectar entre sí, para irradiar una vocación de zonas productivas y organizadas sustentablemente orientadas hacia el mercado exterior, con la posibilidad de centros de servicios portuarios, logísticos en el centro de Sudamérica hacia el mundo, frente al Pacífico.
Para la convicción de realizar este proceso de integración, hay que visualizar el futuro, analizando las megas tendencias de nuestra civilización y ubicando a nuestros colectivos en esos entornos. Las vías interoceánicas tienen un significado articulador y nos mejora la relación con el conjunto de los países vecinos, por lo que hay que desarrollar un Plan Estratégico de Desarrollo (PED) que sirva como instrumento de gestión para integrar amplios grupos sociales y espacios territoriales en actividades productivas, comerciales que dinamicen esta integración física, generando empleo permanentemente.
El PED debe comprender la articulación de estos tres corredores económicos con sus cadenas y conglomerados productivos en ejes de crecimiento y desarrollo económico sostenible. La articulación de estos corredores permitirá el desarrollo de las Macro-regiones como plataformas económico productivas para el desarrollo exportador.
Situarnos en escenarios a 5, 10, 15, 20, 30 años, hará que se pueda lograr un protagonismo económico en el centro de Sudamérica frente al Pacífico, principal escenario económico de este siglo. Debemos crear puentes en territorios aislados con un fin común, y poder crear así una plataforma logística vertebrada e insertada a esta economía global, que incremente el comercio intrarregional, que facilite la integración de cadenas productivas, logrando una inserción más competitiva a los grandes mercados del mundo, desarrollando espacios aislados, y contribuyendo al desarrollo sostenible en Sudamérica.
En el reciente Tercer Congreso del CEPLAN “Perú al 2050” el representante de planificación de Brasil, habló sobre 5 salidas al Pacífico que tienen proyectadas, dos por el Perú, por el norte y por el sur, aunque también se ha hablado de otra más por el centro.
Revisando la integración por el norte a partir del Eje Multimodal (87% hidrovía, 13% carretera) del Amazonas, significa una población involucrada de unos 25.6 millones de habitantes, correspondiendo al Perú 8.8, 8.0 para Ecuador, 1.6 para Colombia y 7.2 para Brasil.
Por el norte, el Sub Espacio Norte (SEN), lo integran 9 departamentos, 82 provincias, 697 distritos, en una extensión de más de 600,000 km2, 47.4% del territorio, 8.8 millones de personas, el 34.3 % de nuestra población, abarca la carretera intermodal que debe permitir sacar el fosfato de Bayóvar.
El noroeste de Brasil, uno de las grandes fuentes de granos posee tierras ácidas que la solución es la utilización de fosfatos, que el Perú lo tiene al costado. El fosfato de Bayóvar es lo más apropiado para corregir la acidez de esas tierras. La empresa brasileña Vale do Rio Doce ganó la licitación en el 2005. Brasil importa anualmente más de 700 millones de dólares de fosfatos desde Argelia.
Hoy se planea un gran proyecto integral de desarrollo de la producción de fosfatos de fertilizantes, construcción de carreteras, irrigación del proyecto agrícola de Olmos y producción de energía. Es decir, hay todo un complejo de actividades económicas que traería repercusiones en las relaciones comerciales.
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