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Foto del escritorJuan de Dios Guevara

Juan de Dios Guevara / Revolución cultural empresarial (1 de 3) 



Difícil coyuntura, por un lado, una cruda realidad, que 2 de cada 3 compatriotas, la pasan mal diariamente porque se come todos los días, el pan nuestro de cada día. Los datos revelados en el último informe del INEI sobre la Pobreza Monetaria, ha llamado la atención de la sociedad, lo que ameritaría dar respuestas inmediatas y hacia futuro, por parte de todos, procurando ideas de políticas públicas, para una lucha frontal y efectiva contra la pobreza.

 

Por el otro, una crisis política, en donde uno ve con indignación como un gobierno débil, que, en vez de estar trabajando por el país, están dedicando su tiempo valioso, por el cual se les paga para servir al Perú, en atender los asuntos legales de la presidente, que ella sola se los buscó, apañados por un congreso que ha tomado el poder, y que hace y deshace a su antojo, por lo que la gran mayoría de la población, quiere que se vayan todos, de inmediato.

 

Existe una estrecha correlación entre la política y la economía, pero a pesar de esta tremenda crisis política, habría que encontrar un denominador común, para no quedarse en la inacción por estas peleas y pérdidas de tiempo de esta clase política por la impunidad, cruzados de brazos, en vez de asumir una lucha nacional contra el hambre.

 

Por ello acompaño algunas ideas, para incrementar la productividad de los activos que ya tenemos, y que podemos mejorar notablemente, como los nuevos a desarrollar, porque la pobreza, no debe ser considerada como parte de la sociedad peruana. Hay que enfrentarla radicalmente, porque es una ofensa a nuestra propia especie, y cómo humanos no la debemos tolerar. Debemos ser solidarios y pensar cómo desarrollar una sociedad sana, saludablemente productiva.

 

Veamos, por tanto, dónde se genera el empleo, y por lo tanto el ingreso de las personas. Analizando el mercado empresarial peruano, con el fin de procurar soluciones a su progreso y desarrollo, nos encontramos que el INEI indica en promedio en los últimos años, que, según el segmento empresarial, aproximadamente el 96,2% de las empresas son microempresas, el 3,2% pequeñas empresas, el 0,2% medianas empresas y el 0,4% grandes empresas, de un universo que supera las tres millones de empresas en el Perú. Y de unas 5 millones de unidades productivas si se considera las informales.

 

Según su actividad, el 44,4% de las microempresas se dedican a la comercialización de bienes, mientras que el 16,2% prestan servicios administrativos, de apoyo y servicios personales. Las microempresas representan el 96,2% del total de empresas del país, pero solo tienen el 5,6% de las ventas totales. Por el contrario, las grandes empresas, que superan las 6 mil, concentran alrededor del 80% de las ventas internas y externas del país.

 

Si se considera la ubicación geográfica de la sede principal de la empresa, Lima concentra el 46,6 % del total. Le siguen en importancia, las regiones de Arequipa, La Libertad y Piura con 5,6%, 5,1% y 4,2%, respectivamente. Es imperativo descentralizar la acción empresarial.

 

Por su parte el Consejo Nacional de la Competitividad ha considerado que: “el sector empresarial peruano está conformado en un 98% por las MYPE. Esta elevada tasa refleja no tanto la capacidad emprendedora del peruano, sino sobre todo la estrategia de supervivencia con la que responde a la falta de empleo dependiente de calidad. La mayoría de estas pequeñas unidades empresariales, muchas veces familiares, son bastante vulnerables y tienen claras desventajas en cuanto a acceso a información, producción a gran escala y acceso al crédito o capital humano calificado, limitaciones que no permiten su desarrollo competitivo ni la creación de mayor valor agregado”.

 

Evidentemente las empresas adolecen de una mejor planificación estratégica, porque su lógica de negocios está más enfocada en el día a día que en el crecimiento a largo plazo, en la conquista de mercados exteriores y/o en el desarrollo tecnológico. El emprendimiento digital ha ido avanzando en el Perú. A lo largo de estos años y gracias a muchas organizaciones que se han creado y están conformando el ecosistema de la innovación y emprendimiento en Perú, la situación ha cambiado mucho y para bien. Pero falta mucho más, a nivel nacional. Falta mucho por alcanzar, pero si se coordinara la articulación de todos esos esfuerzos, más las tecnologías de información y comunicación actuales, hacia un propósito común, pudiéramos dar un salto importante.

 

El rol de la informalidad y la precariedad detienen el crecimiento productivo de los pequeños negocios. Es por ello que formar desde muy jóvenes a los estudiantes impulsaría en la creación de emprendimientos sostenibles, más productivos y que sean parte del crecimiento económico, alejándose del camino de la pobreza y la informalidad. Debería incluirse en el currículo de estudios y lograr unas competiciones anuales de las mejores ideas de negocio salidas de colegios e institutos de todo el Perú, con premios y estímulos a su realización en todo el país. Toda una Copa Perú del emprendimiento.

 

En Estados Unidos menos del 10% de la PEA tiene un emprendimiento, mientras que en el Perú es de 40%, que se explica por el autoempleo, debido a la baja empleabilidad y lento crecimiento de las empresas. En Estados Unidos más de 30% de los empleadores contratan a diez o más trabajadores, en el Perú menos del 5% emplea a diez o más personas.

 

En los últimos cinco años la mortandad empresarial creció en el Perú. Solo en Lima eso significó el cierre de más de 30 mil negocios al año de ser fundados. En ese sentido, la capacitación se torna un factor clave para respaldar el crecimiento corporativo y el sostenimiento de las microempresas locales. El 80% de las empresas se cae en el segundo año. Según la SUNAT, cada año se crean 300,000 nuevas empresas y se cierran unas 200,000. Solo representan el 3% de las exportaciones, aun cuando de las 7 mil empresas exportadoras un 65% son MYPES.

 

El Estado para mejorar la competitividad de las MYPES, debe mejorar: La infraestructura (carreteras, puertos, etc.). El financiamiento. La presión tributaria. Las MYPES para mejorar su competitividad, deben mejorar: La capacitación, principalmente en: costeo, servicio y atención al cliente, negociaciones, formulación de planes de negocios, investigación de mercados, finanzas, ventas, calidad, innovación, tecnología, competitividad global, alianzas estratégicas, grados de asociatividad, el aprovechamiento total del soporte institucional, que le ofrece el sector público y privado, en el Perú y el Mundo, el desarrollo de marcas y patentes, entre otros.


 

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