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Foto del escritorJuan de Dios Guevara

Juan de Dios Guevara / ¡Qué nos está pasando! (2 de 2) 



No somos felices, porque ya todo esto se desbordó. Leyes para la amnesia, si tu mataste antes de tal fecha, no mataste a nadie, pero si mataste después de tal fecha si eres culpable, leyes para no molestar a la organización criminal, “no te puedo chapar en flagrancia, porque tienes que estar tú con tu abogado, en el momento que ya no existan pruebas, para que recién ahí te intenten investigar”. Somos infelices también, porque ahora si quieres decir “esto está mal, así no debe ser y quiero contar, por tanto, lo que está sucediendo”, te lo impiden, por lo que mejor reducimos la colaboración eficaz. Un mundo de protección de todas estas mafias, y pocas familias, la Acuña, Fujimori, Cerrón y Luna Gálvez, que ha formado una bancada de 14 congresistas, 9 de ellos con carpetas fiscales y van a presidir la Comisión de Fiscalización. Realmente son un meme.

 

Hoy el mundo, nos ve con sorpresa, y asombro de que “Alberto Fujimori cobrará una pensión vitalicia pese a que fue condenado por delitos de lesa humanidad. Aunque la ley lo prohíbe porque fue hallado culpable de corrupción y violaciones a los derechos humanos, el Congreso aprobó una asignación de por vida para el expresidente. La decisión será sometida a una revisión técnica. Por ahora nada parece impedir que, a fin de mes, en la cuenta de Alberto Fujimori, considerado como el séptimo presidente más corrupto del mundo, se depositen 15.600 soles”. El PAÍS América en Facebook y X. Renzo Gómez Vega.

 

Pero acá cómo si fuéramos víctimas del síndrome de la estupidez que significa negar lo que uno ha vivido, resulta ahora, que él que cometió fraude en el 2000, por lo que se organizaron marchas, paros, protestas, con víctimas, pérdidas de vidas, por el reclamo ciudadano ante tal fraude, y que obligó al japonés a huir, renunciar por fax y fugar, para luego ser apresado, juzgado en el exterior, condenado y regresado al Perú a la cárcel, merezca ahora una pensión de gracia.

 

Es un absurdo, una falta de respeto a todos los peruanos. Basta ya. Que se han creído. Acaso tenemos amnesia. Todos hemos visto como se fugó, cómo lo despreciaron con los votos en elecciones libres y democráticas, en su propia tierra, porque reconocieron que había desprestigiado a las costumbres japonesas, que son comunes a las nuestras, la honestidad.

 

Somos miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, bajo acuerdo suscrito, y cuando les conviene, miran a países ajenos, como Venezuela, reclamando en la OEA, para que lo sancionen, y no se ven en el espejo, cuando de cumplir con lo suscrito se trata, faltando una vez más a la palabra. El actual primer ministro afirmaba antes de serlo, que había que respetar a la CIDH, ahora dice lo contrario.

 

Se puede ser tan iluso de esperar algo de este gobierno y este congreso, con la realidad de la historia vivida. No se dan cuenta que ha habido más de 50 muertos por las fuerzas del orden, que son pagadas por todos los peruanos para el beneficio de todos los peruanos, por lo que deben poner orden y no matar, porque para eso se destinan recursos para prepararlos, y se les da las armas para poner orden como fuerzas del orden que son, y no fuerzas para matar.

 

Sin embargo, la presidente no pide perdón, no procura hacer justicia y buscar a aquellos que el Estado le ha dado lo necesario para cumplir con su trabajo de poner orden con fuerza y con justicia, pero que no le ha dado armas para matar a sus propios compatriotas, niños, jóvenes, adultos, peruanos como nosotros, con ideales, sueños, responsabilidades, aspiraciones, esfuerzos. Les han cortado las vidas y han causado dolor a los suyos, a otros peruanos como nosotros. ¿Qué pasa? Tan idiotas nos hemos vuelto que no reaccionamos a tremenda estupidez.

 

En Estados Unidos, en Brasil, ahora en Inglaterra, regularmente en Francia, mítines, desbordes, infracciones a la ley, disturbios, toma de aeropuertos, violencia extrema, casi 0 muertos, porque las fuerzas del orden a las que se les entrega nuestros propios recursos, ponen orden, los arrestan, los identifican con videos, fotografías, testigos, los procesan, los juzgan, los sentencian, pero respetan lo más importante de todo ser humano, la vida. Son sucesos reales, que se sucedieron en forma casi paralela a los que acá se sucedieron.

 

¿Por qué las fuerzas del orden en otros países, ponen orden y no matan gente?, y ¿por qué acá sí? Eso es ineficiencia, eso es mala formación, mala preparación, mal uso de nuestros recursos. Eso debe ser sancionado y no premiado con incremento de sueldo a la fuerza del orden. ¡Qué nos está pasando!

 

Entonces después de un pasivo tan evidente al mundo, pretender dar lecciones de democracia, hace que cada vez más la prensa y analistas internacionales se dediquen más a dejarnos mal, evidenciando lo que acá vivimos, y que, por mínimo sentido común y amor a nuestra patria y a las próximas generaciones, debemos poner un alto de una vez.

 

Y así en este mundo conectado, en que todo se va conociendo, en que la información es continua, ustedes creen por un segundo, que un inversionista va a arriesgar su capital, y va a meterse en un país en dónde no se cumple la palabra, por más rentabilidad esperada que pudiera obtener. No lo va hacer, y, por lo tanto, menos empleo, más pobreza, más inseguridad. Sabiendo quiénes son los culpables, deberíamos despreciarlos con los votos, cómo ellos nos han despreciado.

 

Para que reflexionen, sobre el daño que le están haciendo a nuestra educación superior, al futuro de nuestro país:

 

“Destruir cualquier nación no requiere el uso de bombas atómicas o el uso de misiles de largo alcance, sólo se requiere de un bajo nivel educativo, ignorancia de su historia y que sus estudiantes hagan trampas en los exámenes y ante cualquier barrera que encuentren en la vida – Los pacientes mueren a mano de esos médicos – Los edificios se derrumban a manos de esos ingenieros – El dinero se pierde a manos de esos economistas y contadores – La humanidad muere a manos de esos eruditos religiosos – La justicia se pierde a mano de esos jueces. El colapso de la educación es el colapso de la nación” (En la puerta de entrada en una universidad de Sudáfrica).

 

Carmen McEvoy, reconocida historiadora peruana: “No más excelencia en un país de plagiarios y de mercaderes de la educación. Un día muy triste para los que creemos que la educación, especialmente la pública, puede transformar vidas, colaborando en la liberación mental y el bienestar material de millones de peruanos/a”.

 

Reaccionemos, ¡Qué nos está pasando!


 

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