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Juan de Dios Guevara / Palabra que no se honra (2 de 3)


Si nos miramos por el lado de la felicidad, de acuerdo al informe sobre la misma, que es una encuesta realizada por Naciones Unidas que mide cómo ha evolucionado la felicidad de los ciudadanos en los últimos años en 156 países, salimos a media tabla. Ni muy muy, ni tan tan, mediocres no más. El índice de la felicidad toma en cuenta seis factores: niveles de PIB, esperanza de vida, generosidad, apoyo social, libertad y corrupción que se comparan con los de un país imaginario, llamado Dystopia.


En Dystopia vivirían las personas menos felices del mundo, de forma que los ciudadanos de cualquier otro país con el que se compare, serán más felices que los de éste. El Ranking Mundial de la Felicidad 2022, ubica en primer lugar a Finlandia, con 7821 puntos. El Perú se ubica en el puesto 74 con 5559 puntos y una caída del 4.81% con respecto al año anterior. La pregunta lógica, ¿es porque nosotros no somos los primeros?, ¿qué necesitamos hacer para ir en búsqueda de ese primer puesto?, ¿cómo y con qué lo vamos hacer? ¿En qué plazos de tiempo, y con qué estrategias se va actuar?, dentro de un sistema democrático. Pero eso, hay que hacerlo ya, pensemos seriamente en el futuro de nuestra querida patria.


¿Podemos acordar, procurar colectivamente, dar respuestas a estas interrogantes, y actuar con la urgencia requerida? Se han incrementado en más de 2 millones los pobres en el Perú, durante la pandemia. Tenemos dentro de los 15 millones de fallecidos en el mundo por el COVID 19, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el récord de muertos por millón de habitantes en el mundo, por nuestro precario sistema de salud. La pandemia aún no ha terminado, hay muchas atenciones distintas a la pandemia, que están pendientes. La prevención por futuras, epidemias, tragedias a nivel nacional, y el derecho a la salud con que debe contar todo ciudadano, está pendiente. Y para ello, se necesitan recursos, los cuales nos son escasos.


Pendiente también, la urgente y necesaria reactivación económica, con las señales de alarma dadas por la inflación de alimentos en el Perú, la cual está alrededor del 15%. Existe escasez mundial y alza de fertilizantes, por lo que, si no se toman medidas inmediatas, se afectará la siguiente campaña agrícola, y el problema socio económico se agravará. El conflicto geopolítico entre Ucrania y Rusia mantendrá elevado el valor de los alimentos de la canasta familiar, así como el de los energéticos. En Perú, la inflación a 12 meses ronda el 7%.


Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva de Perú (BCR), afirmó que nos enfrentamos al período más largo de este siglo en el que la inflación se encontrará fuera del rango meta, que está establecido entre 1% y 3%. La expectativa del BCR es que la inflación de Perú recién retorne a dicho rango hacia el segundo semestre del 2023.Por su parte el Banco Mundial, advirtió que las economías en vías de desarrollo, cómo la nuestra, serán las más afectadas por el proceso inflacionario mundial y estima que los precios seguirán al alza hasta fines del 2024.


Mientras tanto, el precio del Cobre al nivel más alto de la historia y sin embargo tensión en las Bambas, el Gobierno no pudo evitar la represión y la violencia, como consecuencia el 2% de la producción mundial sigue paralizado, porque la palabra no se cumple. Firman compromisos, que luego no existen. “Ya no me gusta, ya cambié de opinión, ya me di cuenta…” Qué complicado país. Y así se deja de lado, incrementar ingresos, que nos son tan necesarios. Hemos batido récord de 14500 millones de soles de recaudación en el 2021 por ingresos de la minería, cifras bastante superiores a las del 2013, 5 mil millones; 2015, 2 mil trescientos; 2017, 4 mil setecientos; 2019, 5 mil millones. Cifra récord, que pudiera ser más, si aprovecháramos, las épocas de las “vacas gordas”. Dejamos también de generar ingresos por medidas absurdas de otra institución importante, como es el Tribunal Constitucional, al no permitir capitalizar intereses al Estado a la deuda del Interbank, pero ellos, si pueden capitalizar deudas de todos sus clientes. Estamos siendo, un Estado fallido. Todo sale mal.


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