Evitemos una masiva presencia de conflictos sociales, los cuales, denotan la ausencia del debido ejercicio democrático participativo, revelando claramente, en su esencia, la falta de partidos políticos organizados, que pudieran y deberían canalizar democráticamente las reivindicaciones de la población, de los colectivos, en forma civilizada, organizada, dentro de un Estado de Derecho, para evitar el estar viviendo protestas totalmente ajenas a la civilización moderna, violentas, y atentatorias contra la libertad, como el bloqueo de las carreteras, el cierre de negocios por masas enardecidas fuera de control, que azuzadas por la violencia, -por los tantos “supuestos representantes del pueblo”-, y frustración de aspiraciones postergadas en el tiempo, y no canalizadas correctamente en el ejercicio democrático, al que pudieran aspirar participativamente, si organizadamente lo hicieran civilizadamente.
En la parte cultural, también tenemos un doble país, una parte que se considera moderna, por su acceso a las tecnologías de la información y comunicación, y que vive este mundo global, cada vez más cosmopolita y occidental, y otro que no accede a ser parte de esta integración de comunicaciones globales, manteniendo sus costumbres y tradiciones, en forma paralela, a la marcha de este proceso aglutinador que resultan las comunicaciones globales, acentuando aún más nuestro problema de identidad nacional
¿Qué hacer?, ¿cómo superar este país tan fragmentado? Nuestro gran reto, es cómo trabajar a la vez ese mercado nacional y ese mercado exterior que ya está yuxtapuesto en la realidad concreta. En un mundo dónde un satélite puede ver la hora desde el espacio, de un peatón por el Jirón de la Unión a cualquier hora del día. Y dónde haces click a tu televisor y estás viendo el noticiero de la televisión china, cómo en tu móvil estás viendo el partido de fútbol, dónde juega un crack en Europa, que te gusta seguirlo, y a la vez estás interactuando por diversas plataformas, a la cual estás ligado en redes mundiales.
Eso es el mundo de hoy, estamos viviendo en una aldea global, en dónde un virus hace víctimas a miles de kilómetros, y este se extiende por todo el planeta. Pero hemos avanzado tanto, que con esta interconexión global, hemos podido derrotar al virus, en mucho menor tiempo, que las pandemias anteriores, y que han sido varias, con millones de millones de muertos, y consecuencias fatales a generaciones que han pasado por la historia de la humanidad
No dejamos de progresar gracias al conocimiento. Pero es verdad, muy cruda, muy fuerte, la expresión de Einstein: “Todo aquello que el hombre ignora, no existe para él, por eso el universo de cada uno se resume al tamaño de su saber”. Y cómo el tamaño del saber de la gran mayoría de nuestra población, es pequeño, el reto del cambio por el camino del progreso y desarrollo, es más grande de lo imaginado.
Pero cómo lo queremos lograr, esforcémonos por comunicar de la mejor manera, el por qué debemos superar nuestra desintegración física, económica, social, política y cultural, y las medidas y planes para superar estas diferencias
Se entiende evidentemente que los políticos deberían priorizar estos temas en agenda. Por qué si seguimos profundizando esta fragmentación nacional, un panorama muy sombrío se ve en perspectiva
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