A todo este caos, se suma penosamente la prensa, con un sesgo claramente definido, contra el gobierno, y claramente con preferencia fujimorista el grupo que concentra la mayor cantidad de medios de comunicación. ¿Qué intereses habrá detrás? ¿Será el pedido de cárcel por más de 20 años a Graña Miró Quesada, uno de sus accionistas? ¿Serán todos los problemas legales del “Club de los Constructores? Vaya uno a saber. Pero posiciones tan parcializadas, no ayudan a consolidar la democracia, para nada, y menos el colaborar a construir un Perú mejor. Parece bien, su preocupación por que investiguen y sancionen a los “Dinámicos del Centro”, pero igual interés debe mostrar por todos los demás casos de corrupción que provienen de tiendas políticas contrarias al gobierno, en su verdadera dimensión.
Realmente, es indignante toda esta larga historia, que llega a extremos, cuando encima denominan “cojudignos”, a los que rechazan esta corrupción que ha llevado a este país con tantos recursos y posibilidades, a ser un país polarizado, con unas enormes brechas de desarrollo, y muy atrasado con respecto a sus potencialidades. También los que no quieren ver la realidad, los que no quieren verse a sí mismos, le llaman “burro” e ignorante al presidente elegido democráticamente, con el sistema electoral elaborado por los que son ahora oposición, en sus largos años de gobierno, y educado en el sistema público y privado de la educación que durante sus gobiernos han ofrecido a la población peruana.
Pedro Castillo es un “Made in Perú”, no estudió en Venezuela, Cuba, Bolivia, se educó en el Perú, con profesores peruanos, en aulas con infraestructura y materiales educativos peruanos, por lo que cursó sus primeros estudios del primer al tercer grado, en la escuela rural de Puña y concluyó su educación básica en un caserío vecino de Chugur, Chota. Estudios secundarios en el Colegio Arturo Osores Cabrera y en el Instituto Superior Pedagógico Octavio Matta Contreras, del sector público, y es bachiller en educación de la Universidad César Vallejo, donde también obtuvo un magíster en Psicología Educativa, del sector privado.
Con los grados obtenidos, demostró esfuerzo, y aspiración superior al promedio de los que se educan en el Perú. Imagínense por un instante, cómo será la gran mayoría que está por debajo del nivel alcanzado por el profesor rural andino. Esta es la realidad de nuestro Perú. Eso es lo que han hecho, han logrado, los que nos han gobernado con las constituciones del 79 y 93, a la fecha. Esto es el resultado. Es el Perú, no es otro. No se acuerdan de una ex congresista e hija de un militar de la época de Fujimori, para variar, con problemas con la justicia, que se tiró abajo la reforma educativa que, desde el gobierno de Humala, continuando con PPK, la venía encabezando el ex ministro Jaime Saavedra, que hoy lidera la Práctica Global de Educación del Banco Mundial, cómo una ironía de la vida.
Es que la corrupción hace mucho daño, porque en vez de gobernar, se dedican a tramar el negocio, a ver cómo lo hacen, y “que no quede huella”. Con quién hacerlo, en que momento, y que nadie sospeche. Y si sospechan, cuál es la coartada. El equipo legal, los favores, las atenciones, las fanfarronadas en los discursos y ante los medios, engañando. Adónde irá el abono, a nombre de quien, y cuanto es para cada uno. Y seguro, debe ser, muchos más puntos a considerar, que los que lo han hecho podrán detallar mejor. A todo ello, habría que sumar, las horas que te quita de sueño, la conciencia. Bueno, sumando, es enorme la cantidad de tiempo que se pierde, en vez de gobernar bien. Por eso, es que estamos cómo estamos.
Y toda esta gente con problemas, ligados a la corrupción, lo único que quieren es tirarse abajo el sistema democrático, para salvarse de la justicia. Hablemos claro. No tienen autoridad moral. Y lo que desconcierta, es que gente que cree en una economía social de mercado. Una economía libre, que, a través del sector privado, genere riqueza y pague impuestos, y un Estado que, con los impuestos recibidos, los invierta con el objetivo de igualar oportunidades, sean seguidores de estos partidos u organizaciones políticas, con pocas capacidades de liderar con el ejemplo, porque no tienen autoridad moral. Por qué, si tienen recursos, y están convencidos de cómo se debería gobernar, no forman partidos políticos con organizaciones integradas con equipos de gente idónea y honesta. Por qué no deslindan de tantos corruptos, en vez de apoyarlos activa o pasivamente.
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