Primeros 7 días de la semana del nuevo año en un ambiente de tensa calma. Una semana entre marchas por la paz y más de 50 interrupciones de carreteras a nivel nacional, al tercer día del paro nacional. ¿Cuánto tiempo seguiremos así? Más del 70% de cancelaciones de viajes e ingreso de divisas de turistas al Perú. Libre tránsito por el país es limitado. Exportadores impedidos de trasladar sus mercaderías.
Pérdidas materiales, negocios paralizados. 28 muertos y numerosos heridos, en el recuerdo e indignación, de numerosas familias. Sin embargo, escucho a una congresista de las que considera se deben quedar hasta el 2026, decir que no habían sido gran cosa las protestas, que esperaban algo mayor. Lo vi por la TV, no me lo contaron, y pensé: ¿en qué mundo viven?, ¿cómo llegó a ser congresista? Así con estas mentes de “Esto es Guerra”, será bien difícil ponerse de acuerdo en el Perú.
A los 30 días del autogolpe de Castillo y de la primera mujer presidente en el Perú, Dina Boluarte, parece que el Ejecutivo y el Legislativo no han entendido ni medido adecuadamente la crisis y su dimensión. Pareciera ser que viven alejados de la realidad. La gran mayoría quiere que se vayan todos, lo más pronto posible. Y dentro de ellos, hay un grupo, que quiere que su vida se les solucione, sin saber cómo, pero quiere que el cambio que tampoco conoce cuál es, pero lo ambiciona, se dé de inmediato.
Más de 30 mil aymaras amenazan con tomar Puno y Lima. Ronderos de Chota (Cajamarca) han tomado el control de la bocatoma de un río chotano, desviando las aguas al río Marañón, impidiendo que el sistema mayor Tinajones (Lambayeque) –Proyecto Olmos, capte el recurso hídrico, afectando así a más de 80.000 personas, con riesgos para la agricultura, para el consumo y para las industrias. El aeropuerto de Juliaca lo han tenido que cerrar.
El 60% de los empresarios de servicios, aseguran que sus ventas caerán y su sobrevivencia está en juego. 1200 expedientes quemados en el Poder Judicial de Arequipa. Carreteras bloqueadas, exportadores perdiendo embarques, entre tantos más daños; y la congresista de la oposición del ala conservadora, declarando con una sonrisa a la prensa, en vez de enviar un mensaje conciliador, jactándose de que “no habían sido gran cosa las protestas, que esperaban mucho más”. Es el Perú, no es otro. Que más se puede decir.
Estiman en el centro de control que maneja el gobierno, que el primer día del paro nacional convocado para el 4 de enero, fueron unas 7 mil personas las que se manifestaban a nivel nacional, y que el 5, al día siguiente, se incrementó a 10 mil personas, menos de las más de 40 mil en su pico más alto, en las protestas a mediados de diciembre pasado, pero no menos dañina, por sus consecuencias materiales y freno a la economía, que es la que le puede enrumbar hacia las soluciones a sus problemas, que reclaman, con mayor o menor intensidad, según regiones.
Reclamos, que evidentemente están controlados por las Fuerzas Armadas y Policiales, dentro de un Estado de Emergencia de 30 días, lo que viene a ser como una represa, y que deseamos que a su término no se rebalse. Más bien esperemos, que el diálogo con propuestas y medidas concretas y reales, puedan calmar a la población y llevar este proceso de transición adelante, y evitar que este país se convierta en un polvorín, en que por supuesto nadie va a salir victorioso.
Muchos, no todos, sabemos que, para eliminar la pobreza, hay que crear riqueza. Y por esa razón tan contundente, una medida para evaluar la acción de un gobierno es cuanto logra hacer crecer su PBI cada año. Y para que ese crecimiento se produzca, el gobierno debe dar confianza, para que el sector privado confíe en el sistema e invierta y reinvierta, para generar empleo y renta. Así mismo, el gasto público debe ser eficiente, por lo que para que eso suceda, el gobierno debe hacer una reforma profunda del sector público para que su personal sea el idóneo y las tecnologías de transformación digital sean las óptimas, para que sepa intervenir cuando su presencia sea necesaria y de esta manera ejercer una economía social de mercado, que inteligentemente aplicada pueda y deba hacer crecer y desarrollar el país.
Recuperar la confianza y realizar acciones que dinamicen la economía por sectores, serán medidas urgentes para atraer inversiones. Las proyecciones de crecimiento económico para el próximo año no superan el 3%. Cifra inferior a la que necesitamos crecer anualmente, de un 7%. La primera mujer en ser presidente en el Perú, debe procurar consensos en la reunión del lunes 10 en el Acuerdo Nacional. Su gestión es contra todo, contra el tiempo, contra las protestas, contra la paralización del país y contra la Academia, un nuevo frente se ha abierto, la voz respetada de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), universidad centenaria de prestigio, que pide adelanto de elecciones para el 2023 y referéndum para asamblea constituyente. Plantea que dichas reformas constitucionales sean complementadas mediante la instauración de un sistema tripartidista, así como una reforma en la legislación electoral y política.
Con seguridad, muchas otras universidades e instituciones de prestigio darán su opinión y enriquecerán el debate, que es necesario realizar y consensuar antes de que esto se desborde. Es un momento de grandes acuerdos. Pensemos en el futuro, y que no podemos parar nuestra economía, porque si lo hacemos ahondará más nuestra crisis, y las brechas sociales y territoriales se incrementarán. La sociedad civil, las mentes más lúcidas y calmas deben participar y orientar a la clase política desprestigiada que tenemos.
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