Hay varias acciones urgentes a realizar en las personas con menos ingresos, atendiendo sus necesidades básicas a través de los ministerios respectivos y los Gobiernos regionales y locales, brindándoles subsidios directos y focalizados, para la compra de alimentos con una inflación de hasta 8 %, y es necesario generar ingresos en las familias más vulnerables para reactivar su economía, mediante trabajos temporales que ayuden al sector agrícola, cómo limpieza de canales, reservorios, caminos. Hay que brindar ayuda alimentaria, como una forma asistencial de luchar contra el hambre, sabiendo que no soluciona la base del problema, pero mitiga sus consecuencias.
Hay que sembrar y cosechar el agua, (es el proceso de recolección (siembra) de agua de lluvia en el subsuelo para poder recuperarla tiempo después (cosecharla)), hay que desarrollar infraestructura de riego, más del 60% de la superficie agrícola del país carece de ella; hay que mejorar el uso del agua, en las hectáreas cultivadas bajo riego, la gran mayoría usa riego por gravedad, lo que no permite el uso óptimo del escaso recurso que es el agua. Hay que brindar acceso al agua y sistemas de saneamiento.
Hay que brindar capacitación, asistencia técnica, formación empresarial, con el internet, y el desarrollo de las tecnologías educativas, se deben lograr grandes avances diariamente y a toda hora. Una de las vías para conseguir la seguridad alimentaria es la fuerza de la educación. La transformación digital debe llegar al campo.
Hay mucha informalidad, casi todos los agricultores no acceden al crédito formal, encareciéndoles el costo del dinero.
Hay que aprovechar esta coyuntura para hacer campañas para el adecuado uso de los fertilizantes, casi la mitad de agricultores no usan abono y cerca del 70% no utiliza fertilizantes químicos.
Hay que desarrollar el uso de semillas certificadas, más del 90% del área sembrada no las utiliza.
Hay que reconocer el papel de la mujer, que desempeña un papel clave en la lucha contra el hambre y la pobreza. Se calcula que dotando a la mujer de las mismas herramientas de acceso a la producción agrícola que al hombre, se podría reducir el número de personas que pasan hambre en un 17%.
Hay que desarrollar, apoyar, mejorar el sistema de distribución, de comunicación, para llegar de la mejor forma a los agricultores que más lo necesiten. Mejorar nuestra infraestructura de fibra óptica y vial.
Mariana Escobar representante de la FAO en el Perú, plantea la necesidad de mejorar la cadena de suministros, que hoy es altamente informal, encareciendo el costo final de los productos. “Los circuitos de comercialización en el Perú son muy largos”. Advierte que además de solucionar la crisis a corto plazo con el reparto de alimentos, la apuesta del Perú debe ser hacia una agricultura sostenible, ya que es probable que vuelvan a presentarse crisis de este tipo en el futuro, esta vez causadas por el cambio climático. “Yo creo que lo único que nos espera en lo sucesivo son crisis alimentarias”. Una correcta distribución de recursos es una pieza fundamental para acabar con la pobreza y el hambre. Sin embargo, un gran número de personas todavía no pueden acceder a los alimentos que necesitan.
Hay mucho por hacer, un trabajo coordinado en conjunto entre el sector público, privado, la Academia, los Gobiernos regionales, locales, la sociedad civil organizada y la cooperación y asistencia técnica, financiera internacional, debe ayudar a hacerlo posible. Es hora de trabajar conjuntamente y aprovechar la sabiduría oriental, que nos enseña que, en chino, la palabra “crisis”, está formada por dos caracteres. El primero es Wei, que significa peligro y el segundo es Ji, que significa oportunidad. Tomemos conciencia del problema de la crisis alimentaria y hagámosla oportunidad, para el desarrollo de una agricultura sostenible, que nos permita precaver ante futuras crisis alimentarias, beneficiando así a millones de compatriotas y al Perú en general.
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