Necesitamos diversificarnos productivamente, para tener varios “motores” económicos en marcha. Necesitamos un Estado ágil, eficiente, con separación de poderes e instituciones sólidas. Necesitamos atraer capitales nacionales y del exterior. Necesitamos promover la competencia y el desarrollo, evitando el monopolio, el oligopolio, la pérdida de soberanía. Necesitamos actuar contra el cambio climático, una oportunidad para abandonar tecnologías obsoletas. Necesitamos identidad nacional, integración, reconocimiento de nuestra rica diversidad cultural. Necesitamos memoria histórica, para analizarla y corregirla. Necesitamos visualizar escenarios futuros. Necesitamos perdonarnos, unirnos, para con fe y convicción poder dar el gran salto.
Necesitamos mucho, porque para llegar a los niveles de ingreso de las economías desarrolladas, necesitaremos cómo vamos, entre 110 y 200 años. Necesitamos tomar conciencia que para llegar a un PBI per cápita de US$ 30.000 necesitaríamos crecer a un 7% anual promedio durante 20 años. La modernización en esta economía global, requiere de la capacidad de incorporación de nuevas tecnologías y de procesos en la actividad productiva, lo que significa grandes desafíos en la búsqueda de racionalización, modernidad y competitividad, para lo que son indispensables la calidad y la productividad.
Necesitamos tanto, que se resume en una economía que crezca sostenidamente y sirva para el beneficio de la población en su conjunto. Pero con este entorno político en dónde se prioriza como objetivo el beneficio individual y no el colectivo, pocas esperanzas tenemos de lograr el salto para adelante.
Se percibe más un salto para atrás, por eso escribí la semana pasada Triste 28, por lo difícil que resultaba decir Feliz 28 en un país, con más de la mitad de la población con inseguridad alimentaria, según datos de la FAO. No es fácil una sana convivencia, cuando más de la mitad de los que conviven contigo, no comen lo suficiente, y tienen hambre.
Mientras tanto, acá seguimos eligiendo autoridades con denuncias, bajo el abierto acuerdo negociado de pocas familias, las Acuña, Cerrón y Fujimori. Tal como se lee en la prensa, las investigaciones fiscales por presunta corrupción, peculado, concusión, lavado de activos, asociación ilícita para delinquir, juicio por alimentos, protección a la minería ilegal, del exfuncionario del gobierno Regional de Madre de Dios, elegido congresista por el partido de la familia de Acuña, y ahora nuevo presidente del Congreso, quedaron olvidadas a cambio seguramente de que la familia Fujimori reciba el beneficio del sueldo como expresidente, contraviniendo las leyes claramente estipuladas y sin haber pagado un sol de reparación civil, y la familia Cerrón no se vea molestada, intentando capturar al prófugo Vladimir. Todo queda en familia, generando más polarización, más hartazgo y menos Perú.
En medio de esta escandalosa elección en el parlamento nacional, sucedieron las elecciones en Venezuela, con la rereelección de Maduro, con unos dudosos resultados, que ha generado protestas y aprobaciones, según sea la corriente ideológica que acompañe a cada país.
Lo bueno de la historia sería que se vayan del poder los de la V República Bolivariana, sus resultados son muy malos luego de más de 20 años en el poder, tienen más del 80% de la población en condición de pobreza, y millones de venezolanos exiliados, por lo que su dictadura autoritaria, con violaciones de los derechos humanos, ha fracasado, algo que se preveía iba a suceder.
Recuerdo cuando estuve dictando unos cursos de economía en las universidades venezolanas, en los primeros años de este siglo, fui llamado por los militares en dónde se me preguntó mi parecer sobre el modelo económico de la V República Bolivariana de Venezuela, les respondí que me hacía recordar al Plan Inca del gobierno de Velasco Alvarado por los 70, todo cargado de muy buenas intenciones pero que no había funcionado y menos posibilidades le veía, aún más de que funcione, con la caída del Muro de Berlín en 1989. Me despidieron amablemente y cuando regresé a mi casa ya la habían allanado. Así actúan, no me lo han contado, lo he vivido.
Este hecho de las elecciones en Venezuela, del 28 de julio, fue aprovechado por el gobierno de Boluarte, para condenar el fraude de Maduro, y la pérdida de vidas humanas, por la dictadura represora, olvidándose que los que la sostienen en el poder, están logrando una dictadura congresal, pusieron en duda las limpias elecciones generales que perdieron (no encontraron nada irregular, los veedores nacionales e internacionales y las comisiones que se crearon para evaluarlas), y que cometieron fraude en el 2000 lo que costó vidas, paros y marchas para que se vaya el dictador golpista Fujimori, hecho que se logró cuando renunció huyendo a su país natal, y olvidándose también que en la caída del golpista y pretendiente a dictador, Castillo, al asumir el poder este gobierno, se produjeron más de 49 pérdidas de vidas humanas. Creo es bueno mirarse en el espejo, antes de pretender dar lecciones de democracia a otros países.
Si realmente queremos a nuestras generaciones futuras, necesitamos un verdadero cambio para salir de este entrampamiento. O hacemos Perú, o seguimos dejando que estas malas autoridades, elegidas por un pésimo sistema electoral, que no filtra nada, nos sigan destruyendo nuestras esperanzas de ser una sociedad feliz, próspera, en paz y en armonía. Pensemos, reflexionemos por el Perú, sin apasionamientos. La historia es la que ha sido, y no la que te pretenden contar, para sus propios intereses, que lo único que logran es que sigamos entrampados.
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