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Foto del escritorJuan de Dios Guevara

Juan de Dios Guevara / El once negro (1 de 2) 



“Si no aprendemos de la historia, podríamos vernos obligados a vivirla de nuevo. Pero si no planeamos el futuro, nos veremos obligados a soportarlo. Y eso podría ser mucho peor”. Alvin Toffler

 

Esta semana el Colegio de Economistas de Ayacucho, estuvo de aniversario, cumpliendo 42 años de edad. Saludo esta perseverancia institucional, en medio de todo lo que pasaron con Sendero Luminoso y contra viento y marea siguen activos, con un colectivo de 700 economistas, unos más partícipes que otros, pero ahí andan a disposición, para hacer entender que toda actividad económica no se aísla de lo social, y que la economía es transversal a todas las actividades.

 

Activos ellos, organizaron actividades diversas en esta semana de aniversario, entre ellas, una conferencia sobre “El Perú y sus desafíos para el Siglo XXI”, en la que tuve el honor de ser invitado para ofrecerla. Gentilmente luego de la conferencia me invitaron a la Pampa de la Quinua, a pocos meses del bicentenario de esta gesta histórica, que dio la independencia a América

 

Ambas vivencias, me permitieron renovar esos aires de libertad, de independencia que emanan de esta tierra con gran significado en la historia de América. De esperanza, al contactar en forma directa con la juventud, ávida de aprender, y conocer.

 

Estas experiencias me resultan intensas, ya que te permiten reflexionar en el reencuentro con el interior de tu país, con la historia del Perú, con la necesaria descentralización, con el urgente desarrollo territorial a lo largo y ancho de este extenso país, multicultural, multidiverso, con 48 lenguas, y con tan desigual desarrollo con respecto a la capital, producto de un centralismo, que desperdicia todas las grandes oportunidades que brinda el Perú en su extenso territorio.

 

Una diversidad, una historia, una riqueza natural, que cualquier país desearía tener y poder darle valor a tanta riqueza cultural y potencialidades productivas. Por ello, gran desafío, el poder reflexionar en conjunto, por parte de alguien que viene con la aureola del paso de los años, y la juventud con un futuro a construir por delante

 

Hicieron una buena gestión de convocatoria, y se llenó el auditorio, dejando a decenas de estudiantes que pugnaban por entrar, fuera del mismo, por limitaciones de aforo. Esperemos que las reflexiones compartidas, despierten ese genio de rebeldía propio de la juventud y de esa indómita tierra que nos dio la libertad definitiva, en la batalla de Ayacucho, hace ya casi 200 años.

 

Ante la receptividad generada, hemos quedado en continuar apoyando a los futuros profesionales, primero en su crecimiento personal y seguidamente en su desarrollo profesional, para lo cual espero sumar a profesionales con experiencia, para ir creando una necesaria oferta de conocimientos, con entrenamientos. Pienso que se debería poder extender por todo el país.

 

La juventud peruana necesita reflexionar sobre su propio territorio, para desarrollarlo de la mejor manera con responsabilidad social y conciencia ambiental, en forma sostenible. Debe querer hacerlo y lograr hacerlo. Para eso hay que motivarla, convenciéndola de todo lo que hay por hacer, y pueden hacer, por ellos mismos y por sus futuras generaciones

 

En mi breve estancia tuve la oportunidad de conversar con diversos actores de la sociedad ayacuchana a poco más de dos meses de cumplirse 200 años de tal gesta histórica. Y lo que escuché, fue un resentimiento general a Dina Boluarte. Manifiestan que ella les prometió que, si Castillo salía, ella se iba con él, y lo que hicieron fue marchar pacíficamente por las calles, para sentar su protesta ante la falta de palabra.

 

Sin embargo, -la voz es unánime-, de repente empezaron a dispararles como si fueran tiro al blanco. Disparaban por disparar, más de 1.200 balas en un día, matando a niños, jóvenes, adultos, hombres, mujeres, inocentes

 

Y ante ello, surgen diversas preguntas, a la presidente ¿Por qué no renunció y cumplió con su palabra? ¿Por qué si es unánime el discurso que he escuchado de estudiantes, trabajadores, empresarios, no se le ocurrió mandar que se haga una investigación sumaria y castigar y degradar a los responsables, como Jefe Superior de las FFAA, y pedir disculpas a la población?

 

Las fuerzas del orden, son para ordenar y para eso se les da todo lo necesario, y no para matar. Con todos los recursos que disponen deberían ser mejor preparados. ¿Por qué en Estados Unidos, Brasil, Francia, Inglaterra, países en que hemos visto últimamente revueltas peores que las que acá sucedieron, y con sólo alguna víctima que lamentar, han puesto orden, han capturado y sancionado a los culpables?  ¿Por qué acá en vez de poner orden, se genera resentimiento y desunión entre los propios compatriotas? Y ni un gesto de arrepentimiento y pedir perdón. Inexplicable

 

¿Por qué el Gobernador de Ayacucho en vez de protestar por lo sucedido, se volvió el wayki Rólex, para intentar obtener recursos a cambio? ¿Por qué lo reeligen si dicen que “roba, pero hace obra” a diferencia de los anteriores que solo robaban y no hacían nada? ¿Por qué los tres congresistas de Ayacucho, que son los tres de Perú Libre, no protestaron por esos abusos a los derechos humanos de sus propios paisanos, e hicieron una alianza con sus opositores por un puesto en la Mesa Directiva, y se quedaron callados traicionando a sus propios electores?

 

Tantas preguntas sin respuestas lo que ha llevado a una población ya golpeada y sufrida por Sendero Luminoso, a unos indicadores de terror. Ayacucho, con Pucallpa y Tacna encabezan la lista de las ciudades con un mayor nivel de malestar económico, según datos del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (Iedep) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) al primer semestre del 2024.


 

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