Se espera que este 2021, nuestras exportaciones alcancen unos U$S 55.7 mil millones, un incremento de 34.9% con respecto al 2020, por la recuperación de la economía mundial al ir avanzando el proceso de vacunación que permite ir reanudando las actividades, el alza de precios de los commodities, la rápida reacción de los exportadores y la baja base de comparación estadística, al compararlo con la retracción del 2020. Por su parte, las exportaciones tradicionales se situarán en U$S 39.3 mil millones, lo que representará un crecimiento de 37.4%. De esta manera, registrarán su mayor nivel histórico, superando el nivel alcanzado en el 2011. De otro lado, las exportaciones no tradicionales también registrarán un nuevo récord histórico alcanzando los U$S 16.4 mil millones, cifra que representará un incremento de 29.3% y permitirá superar los niveles registrados en el 2019
Hay mucho por hacer por parte de los empresarios, unos pequeños ejemplos. Chile con un poco más de 700 mil km2 y 17 millones de personas, casi la mitad del Perú, y con menores recursos potenciales, tuvo en el 2020 un PBI de 252.9 mil millones de dólares (superior a nuestros 203 mil millones). Exportó al mundo en el 2020 cómo 68 mil millones de dólares (superior a nuestros casi 56 mil millones que esperamos obtener en el 2021). Chile exportó a China en el 2020, más de 25 mil millones de dólares, y el Perú cerca de 11 mil millones. Ambos países con TLC. Otro país vecino, Brasil su PBI 1.445 billones USD (2020), exportó en el 2020 cerca de 210 mil millones de dólares, cifra superior que nuestro PBI del 2020, y exportó a China en el 2020, 67.8 mil millones de dólares, más de 6 veces de nuestras exportaciones a China, estando ellos más lejos, por estar en el Atlántico.
Para seguir reflexionando, en el agro con unas 300 mil hectáreas de agricultura moderna se exportan como 8 mil millones de dólares, pero el Perú tiene 11.6 millones de hectáreas de superficie agrícola. Imagínense todo lo que se puede hacer. Y así podemos seguir en minería, pesca, turismo, forestal, textil, y todas las industrias que, con investigación, desarrollo e innovación, ciencia y tecnología, pueden sumarle valor agregado a nuestras ventajas comparativas que poseemos.
Sin embargo, en ese panorama posible de realmente ser ricos, en un sentido material y espiritual, de vivir bien, en nuestro querido Perú, aparece la realidad concreta, los hechos que se suceden en el Perú, como en un mundo mágico, de un surrealismo, que el mismo Dalí, lo envidiaría con seguridad.
Vimos una marcha por la vacancia, con unos oradores de ciencia ficción, López Aliaga esforzándose por superar su pánico escénico, el día del debate presidencial, y la que, aunque se arrodille, chille, grite, vocifere, como “woman del Callao”, no deja de generar vergüenza ajena. Qué bajo ha llegado nuestra clase política. Qué pobre, la derecha peruana. No tienen una propuesta válida, coherente, sustentable, dialogante. No tienen nada. Sólo tienen un pasado que los condena y nuevos absurdos que se les suman, como la de un congresista que apela a la libertad para que lo dejen seguir comiendo grasas trans, que son dañinas para el corazón porque elevan el nivel de colesterol malo en la sangre y reducen el bueno. En vez de procurar la salud de la población, se rebela ante la supuesta falta de libertad de este “país comunista”. Qué rebelde. Muy revolucionario. ¿De dónde sacan este nivel tan bajo de congresistas?
Y vimos también, una vulnerabilidad extrema del Presidente de la República. Lo han filmado con cámaras con “visores nocturnos”, y lo han tenido en “línea de mira”, porque a disposición de un balazo ha estado. Le han hecho reglaje, marcaje, varios días, varias semanas, 24 horas diarias. ¿Qué Seguridad del Estado es esa? ¿Quién o quiénes son los responsables? ¿Así está protegido el Presidente de la República del Perú?
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