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Foto del escritorJuan de Dios Guevara

Juan de Dios Guevara / Cuando llegará el Día de mi Suerte (2 de 2) 



Cuando vemos que el Congreso por un interés individual y no colectivo, desconoce los acuerdos internacionales que el Perú ha suscrito, sin importarles la consecuencia de sus actos, que evidentemente serán menos inversiones de las que nos son posibles de atraer, y por lo tanto menos empleo, más pobreza, mayor inseguridad. Ellos lo saben, pero no les importa. Sólo quieren impunidad y poder. Quieren copar todos los poderes, y seguir gozando de vivir del estado, viajando, despilfarrando y ganando lo que ni en sus mejores sueños, se les ocurriera haber alcanzado.

 

Cuando millones de personas en el mundo ven a una presidente que, ante la gran oportunidad de una entrevista con la agencia oficial de noticias del gobierno de la República Popular China, la más grande e influyente en China, así como la agencia de noticias más grande del mundo en términos de corresponsales en todo el mundo, no sepa expresarse como lideresa de un país tan importante como el Perú. No indicó las razones de su acercamiento a China, cuál era la política exterior nacional y que beneficios esperaba de esta relación.

 

Más bien hizo un lamento emocionado de lo que quería para los niños del Perú, misma actriz de telenovela turca, confirmando lo que se lee que a verlas se dedica, y brindó un “gran aporte” al encuentro de estas dos antiguas civilizaciones, diciendo que le gustaba el pollo enrollado con kam lu wantán y su rica Inca Kola helada. Creía que estaba en un programa de TV de la farándula nacional. ¿Dónde están los asesores? Por favor, más respeto a la investidura de un presidente del Perú. Es una pésima imagen internacional.

 

Cuando uno es testigo de todos estos hechos y muchos más, y la sociedad sigue indiferente aparentemente, es que algo va a suceder, porque esta crisis sólo la puede resolver la ciudadanía organizada, y cuanto antes, mejor. Este entorno político, está anulando la democracia, está polarizando la sociedad, y si vamos a esperar hasta el 2026, no se puede predecir cuanto más daño le hagan al país. Así no se puede seguir.

 

La sociedad quiere líderes honestos, capaces, que sean ejemplo para la sociedad, que sepan adónde conducir al país, y no una presidente que esté todos los días preocupada de su situación judicial, asistiendo a citaciones del Ministerio Público y reuniones con sus abogados, evadiendo comunicarse con la prensa nacional, porque no sabe que decir ante sus tremendos errores que ella sola ha cometido.

 

La economía es confianza a futuro. Por lo que, si el gobierno quiere reactivar la economía, reducir la pobreza, logrando crecimiento económico, tiene que tener y convencer que hay confianza a futuro. La economía moderna crece gracias a nuestra esperanza en el futuro y a la buena disposición de los capitalistas a reinvertir sus ganancias en la producción.

 

«Los beneficios de la producción han de reinvertirse en aumentar la producción», pensamiento base de la moderna economía capitalista, en la que vivimos globalmente. Al reinvertir los beneficios en la producción, se generan más beneficios, y así sucesivamente al infinito. Por eso el capitalismo se llama así: «capitalismo». Y puede ser capitalismo de Estado como lo es la China, o capitalismo de libre mercado como lo es Estados Unidos.

 

La idea de que era posible el progreso fue convenciendo a la gente de depositar cada vez más confianza en el futuro, desarrollándose así la economía moderna que ha de aumentar constantemente la producción para sobrevivir.

 

Su dogma principal es que el crecimiento económico es el bien supremo, o al menos un sustituto del bien supremo, porque tanto la justicia, como la libertad e incluso la felicidad dependen todas del crecimiento económico. Crecimiento que va en correlación con el desarrollo de la ciencia moderna. Nuestra curiosidad humana, siempre nos preguntará si no habrá mejor manera y más barata para incrementar la producción y los beneficios. Y los conocimientos son cada vez más exponenciales, más acelerados sus desarrollos.

 

La economía moderna crece gracias a nuestra esperanza en el futuro y a la buena disposición de los capitalistas a reinvertir sus ganancias en la producción.

 

Por lo que, ante todos estos desaciertos de nuestra clase política, elegida por un pésimo sistema electoral, que no filtra nada, ¿algún inversionista con sentido común puede tener alguna confianza en el futuro de nuestro país? Pregunta muy seria, que debemos saber responder.

 

“Pronto llegará El día de mi suerte Sé que antes de mi muerte Seguro que mi suerte cambiará…” Willie Colón


 

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