Escuchaba al ministro de economía, muy motivador, muy optimista, poniéndole “Punche al Perú”, para impulsar la inversión pública y privada, pero dada la coyuntura actual, parecía un intento no suficiente, para apagar el infierno en que estamos inmersos.
Más bien parecía un bombero desesperado por amortiguar los graves efectos a la economía que están y estarán causando las protestas sociales en casi todo el país, con la desprestigiada clase política nacional. Lo veía como si estuviera con una manguera contra incendios, esas mismas que les falta fuerza, porque no hay agua suficiente. Gráficamente, me recordaba esas portadas con el titular: “La toma de Lima” y la foto con la casa Marcionelli en llamas, dando la vuelta al mundo. Imagen que con seguridad pasará a ser de las imágenes icónicas de nuestra historia, simbolizando el momento que nos está tocando vivir, y que amerita encontrarle una solución urgente
Hay un desborde popular que no es predecible hasta cuándo y cuánto escale. Ya van 50 días de protestas y desmanes en casi todo el país, con el triste balance, de 57 víctimas: 1 policía quemado. 10 muertes por bloqueo de carreteras, al impedírsele el acceso a los servicios urgentes de salud que requerían. 46 muertes por represión de las fuerzas del orden, las cuales están en investigación. Cientos de heridos, tanto protestantes, como policías en menor cantidad. Micro pequeños, pequeños, medianos y grandes emprendimientos, formales e informales, afectados, poniendo en riesgo, el empleo y la renta, con las funestas consecuencias que se derivarán y que todos conocemos.
O perdón, los mayores conocemos. Lo digo, porque escucho a jóvenes y a otros no tanto, que ensalzan a los dictadores, y son para ellos, el Capitán América, el Hombre Araña, y tanto otro súper héroe de los dibujos animados. Se entiende en los que no lo vivieron y creen conocer por las leyendas urbanas, que, en la relatividad del tiempo, se acuerdan de las buenas y con la indulgencia del tiempo, no se acuerdan de las malas. Difícil entender para los que lo han vivido. Pero para los desmemoriados y para los jóvenes, el golpe de Pinochet fue en 1973, y su recuperación económica empezó 12 a 14 años después, en los mediados de la década de los 80. Su crecimiento económico tuvo altibajos, y funcionó mejor cuando reconocieron una mayor participación estatal. Crecieron, pero no se desarrollaron, tal como se vio en las protestas sociales del 2019, que tuvieron actos vandálicos, que lo llevaron a Piñera a aprobar la constituyente, que no les fue aprobada, pero esperan con cambios que la misma sociedad se ha dado cuenta, lograrán su nuevo contrato social, y ojalá así sean felices. Resumiendo, casi 50 años del golpe, y los chilenos siguen viviendo las consecuencias del golpe. Lo mismo, en el Perú con Fujimori, hace 30 años del mismo y aún con la herencia del problema a cuestas, sin saber hasta cuando
Y eso de ser felices, debemos ambicionar serlo, para lo cual, pongamos como premisa irrenunciable, que “Somos libres…”, y a partir de ejercer la libertad, principio inherente al ser humano, construyamos una sociedad libre, justa, en constante progreso, armonía y paz. En que no nos vengan a decir en el mismo centro del poder peruano, el Palacio de Gobierno, el Nuncio Apostólico en el saludo diplomático protocolar a la nueva presidente, en forma clara y directa: “Ignorar la existencia o derechos de los demás, tarde o temprano trae consecuencias”. El Nuncio Paolo Rocco, también dijo: “advirtiendo a los grupos de poder del Perú que, si continúan ignorando la voz de los pobres, eso tarde o temprano provoca alguna forma de violencia inesperada como estamos siendo testigos en estos días.”
Igual, lo dice la prensa internacional. Nos miran mal. En la cuarta parte del siglo XXI, no se entiende cómo tantas víctimas, ante protestas sociales, tanta violencia, tanta represión con pérdidas de vidas como consecuencia. Los estándares en la sociedad moderna que vivimos no lo permiten. Casos diferentes de protestas en diferentes países y continentes, en estos tiempos, arrojan 0 víctimas, consideran que con todos los desarrollos tecnológicos y de información existentes, fuerzas del orden profesionales, evitan la pérdida de vidas, aplicando la ley y el orden. Ejemplos a la vista, lo sucedido en Brasil, en Francia, Inglaterra, etc.
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