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Foto del escritorJuan de Dios Guevara

Juan de Dios Guevara / Cero de nota (2 de 2)


El Alianza Lima acumuló durante el año en todo el campeonato nacional del 2023, seis puntos (6) más que el segundo, que luego resultó campeón en un final con las luces apagadas. Noticia que ha dado la vuelta al mundo, por encerrar tal decisión de apagar las luces al término del partido: 1. Falta de deportividad, al no aceptar la derrota, felicitando y permitiendo, la ceremonia de entrega del título al equipo que ganó la final y 2. Generar alto riesgo, a la seguridad de los ahí presentes, sean estos jugadores, aficionados, periodistas, miembros de seguridad, etc.


En mi artículo pasado, al que hago referencia, también decía sobre la apelación legal del club: “Así cómo nos recordó a todos, que no sólo son los 11 jugadores que salen a la cancha, si no que detrás de esos 11, hay toda una organización. Toda una maquinaria, para que esos 11 se dediquen sólo a ganar, gustar y golear”. Y añadía tajantemente: “Así es que la mejor manera de recuperar la dignidad futbolística de esta centenaria institución, será ganar todo. Los que vistan esta tradicional camiseta, deben entender, la responsabilidad que tienen que asumir. Ya es hora, de ganar uno y varios campeonatos internacionales y no tener el triste récord de ser el equipo con más tiempo sin ganar en la Libertadores. Sólo ganar, ahora, les será permitido”.


Pareciera que las palabras se las lleva el viento, y mis palabras no les llegaron a estos dirigentes, que nos reiteran la necesidad de formar escuela de dirigentes, por todo el país, en todos los campos de acción. Necesitamos líderes, y se lidera con el ejemplo. Esta decisión de apagar las luces, no sólo va en contra de los buenos principios y valores de la mayoría de los simpatizantes de esta longeva institución, sino en contra de la vida, que es lo más sagrado que tenemos los seres humanos. Realmente una decisión absurda, imprudente, irresponsable, por dónde se la mire, que ha afectado a la imagen de una institución popular, centenaria, conocida internacionalmente, por los grandes jugadores que ha dado al fútbol peruano y al fútbol mundial.


Muy mal los que hicieron posible este papelón nacional e internacional, al que se suman otros desaciertos, que deben corregirse, cómo políticos que se pongan la camiseta del Alianza, “salándola”, como ya lo hicieron con la camiseta de la selección, en la fallida clasificación al mundial en Qatar 2022. Mal los barristas, al lanzar bengalas al campo cuando aún no había terminado el partido y en pleno apagón en contra de los jugadores visitantes.


Ya habían actuado mal estos pseudo barristas, al ir caminando en dirección hacia el Estadio de Matute, robándole una moto a un policía, faltando todo respeto a la autoridad y a las leyes. Pienso y lo dije cuando lo vi, acá están empezando a perder el partido. Hasta los miembros de las barras deben ser filtrados, registrados, con encargados de controlar y sancionar al que manche los colores del equipo que aliente. Sé es dirigente, para organizar bien.


Mal los dirigentes, al contratar a jugadores lesionados, ya acabados, cobrando altos sueldos sin poder jugar y contrata a una dirección técnica sin talla internacional, para competir, y no cómo se vio, a no jugar a nada por el pésimo planteamiento de juego en los 180 minutos. Mal, que pasado el tiempo de la decisión que les sirvió no bajar a segunda, no haya hasta la fecha logrado formar un Centro de Alto Rendimiento Deportivo, con las más avanzadas tecnologías deportivas, para ser un semillero permanente de buenas personas y jugadores, como anteriormente lo hacía este popular club, exportando grandes jugadores que salían de su cantera.


Ejemplos de dirigentes como Alfonso Souza Ferreyra, que como padre protegió hasta su mayoría de edad al gran Pedro Pablo “Perico” León García, al dirigente y educador Constantino Carvalho, que con su colegio los “Reyes Rojos”, educó a varios juveniles, entre ellos, Paolo Guerrero y Jefferson Farfán, se extrañan. Esa calidad de dirigentes necesita el fútbol peruano con urgencia, y este club en lo particular.


Mal estos dirigentes, que creyendo que con el bicampeonato habían borrado su pésima campaña del 2020. Muy mal, de no haber escuchado el claro mensaje, luego de la resolución del TAS hace sólo poco más de dos años, que le resultó favorable al Alianza Lima: “Así es que la mejor manera de recuperar la dignidad futbolística de esta centenaria institución, será ganar todo. Sólo ganar, ahora, les será permitido”.


Espero que, con este claro mensaje, tal como se lo lee, lo entiendan y hagan realidad, los actuales dirigentes, de una institución de más de 122 años. Que las lecciones de estos errores, los obliguen a corregirse, para así volver a La Victoria. Se saluda la rápida reacción de los acreedores del Fondo Blanquiazul, al despedir a las 48 horas del hecho, al administrador general, al gerente de marketing, al gerente deportivo, y a la dirección técnica, por el tremendo papelón en la cancha y por la falta de reconocimiento al que los ganó, con un apagón vergonzoso.


“Llegar al final no significa acabar. Muchas veces me planteo la duda de si terminar algo no es más que el inicio de un nuevo camino. Y esa duda es la que me empuja a intentar un volver a empezar”. Pablo Alborán


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