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Juan de Dios Guevara / Así no podemos seguir (1 de 2)


A escasos días de cumplir 7 meses en el poder, por sucesión constitucional, ante el fallido golpe de Pedro Castillo, la señora Dina Boluarte, primera presidente mujer en la historia peruana, no logra el apoyo nacional e internacional, cómo para tener gobernabilidad democrática. Su tácita alianza con el congreso para mantenerse en el poder, no la ayuda, ya que éste, está muy desprestigiado.


Según el IEP (Instituto de Estudios Peruanos) Informe de Opinión-mayo 2023, la aprobación de la Presidenta Dina Boluarte es de sólo un 15%, y la aprobación del Congreso, llega a un escaso 6%, lo que hace imposible hacer los urgentes cambios que requerimos, con un gobierno débil y un congreso rechazado, por la gran mayoría de la población.


Es lamentable ver diariamente, los abucheos y protestas con que reciben a las autoridades, cuando visitan a diversos colectivos a lo largo y ancho de todo el país. Es muy decepcionante la imagen que se está proyectando en el mundo, de un gobierno violador de los derechos humanos, tal como lo hemos podido apreciar en la reciente reunión de Presidentes de Sudamérica en Brasilia para hablar de integración, tal como desde hace 200 años, lo postulan y no lo logran, por falta de armonización de políticas, sociales, económicas, que se agravan con el absurdo del presidente de Brasil, de considerar lo que sucede en Venezuela como una narrativa.


Cómo si el éxodo obligado y desesperado de millones de venezolanos, fueran una narrativa de algún contador de cuentos. Este error de Lula salvó al primer ministro Otárola, que fue en representación de la presidenta Boluarte, y por lo tanto del Perú, de que los desplantes de que fue víctima, expresados por un claro lenguaje corporal, no hayan acaparado las noticias, y acentuado más nuestro desprestigio internacional.


Las consecuencias lamentablemente se reflejan en menores expectativas de crecimiento del PBI este año, caída de la inversión privada nacional y extranjera, que han venido significando el 80% de las inversiones en el Perú y, por lo tanto, menores posibilidades de generar empleo y renta, y, en consecuencia, mayor desempleo, mayor delincuencia. Más hambre, más inseguridad alimentaria, más anemia y desnutrición infantil, menos futuro, menos posibilidades de lograr una sociedad feliz.


Cómo si esto fuera poco, las autoridades reaccionan ante la evidente falta de aceptación popular, con movimientos cada vez más torpes, que deterioran aún más su relación con la sociedad.


Cualquier ciudadano puede recordar las declaraciones y manifiestos de la Sra. Boluarte desde la campaña presidencial hasta hace 7 meses en contra de lo que era su oposición en el gobierno de Castillo. Igualmente, los ciudadanos pueden recordar a esa oposición contratar a los más renombrados estudios de abogados, para hacer creer a la población que habían perdido por fraude. Recordarán las marchas, las denuncias a la Sra. Boluarte, entre tantas otras.


Seguro que sí, la memoria es viva, por lo que ofende a la población, que aquellos abogados que hicieron lo imposible para evitar la nueva derrota electoral de Fujimori, ahora pasen a ser el comité consultivo de la Sra. Boluarte, dando la imagen de una marioneta en el poder. Los que perdieron, ganaron.


La presidenta que no tiene partido, que no tiene apoyo popular, no se le ha ocurrido mejor idea para levantar su imagen y la de su gobierno, que poner a su subordinada como presidenta del canal del Estado.


En el momento, que adicional a los cargos contra las violaciones de los derechos humanos, han aparecido denuncias de su campaña electoral, de su gestión como ministra y de un asesor cercano a ella, en la presidencia, con un pasado que lo condena.



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