Los organismos multilaterales y la colaboración bilateral deben darse cuenta de lo importantes que resultan para alcanzar esos propósitos. Y nosotros, entender que somos potencialmente protagonistas de que el mundo se alimente bien, por lo que debemos encontrar con la cooperación internacional un justo equilibrio, aprendiendo de lo avanzado a la fecha, que es innegable y debemos agradecer, pero por lo experimentado debemos aprender que ésta puede mejorar sustancialmente y que si la sabemos manejar con un enfoque y desarrollo territorial, podremos obtener beneficios mayores y servir de ejemplo para otros territorios regionales y mundiales.
La cooperación internacional mediante los diversos programas promovidos por los organismos multilaterales y bilaterales ha cumplido un papel relevante en nuestro sector agrícola, destacando los apoyos para la modernización de la agricultura, la transferencia de tecnología y la capacitación de científicos y técnicos. Pero por sus capacidades económicas, creo que la ayuda financiera debería ser mucho mayor, y más aún en esta situación de crisis mundial.
Debemos lograr que sea vista como una oportunidad a partir de la cual los diferentes niveles de organización político administrativa (nación, provincias y municipios) y la sociedad civil pueden generar procesos de aprendizaje, intercambio de experiencias y desencadenar proyectos de innovación y cambio, capaces de revertir los profundos niveles de miseria y exclusión social en el mundo rural peruano.
Por la experiencia, debemos haber aprendido que la cooperación en materia agrícola y rural es muy específica pues los agentes deben mantener un enfoque integral de las problemáticas del país, apelando a soluciones innovadoras adaptadas a contextos locales, que los proyectos de cooperación son espacios de aprendizaje compartidos entre múltiples actores, y que la cooperación entre países como el nuestro con tan valiosa biodiversidad, es una fuente privilegiada de información para mejorar las prácticas de cooperación.
Por ello, profundicemos la cooperación en proyectos de Desarrollo rural, aquellos que apoyan actividades productivas agropecuarias y no agropecuarias, mejora de la organización rural y de las infraestructuras, siempre con una visión integral de los territorios y no sólo productiva. De Desarrollo agropecuario, aquellos que apoyan actividades productivas agropecuarias (aumento de la producción y la productividad). De Políticas y fortalecimiento institucional, aquellos que apoyan las políticas vinculadas al medio rural o que se orientan a fortalecer las instituciones de apoyo al desarrollo rural. De Medio ambiente, aquellos que se orientan a proteger, conservar o mejorar las condiciones ambientales. De Sanidad animal y vegetal, aquellos orientados a mejorar y proteger las condiciones sanitarias tanto animal como vegetal.
Hagamos ejemplos de procesos de cooperación en una cuenca de cada macro región (norte, sur, centro, oriente), para con esa experiencia dinámica, aprendamos para el desarrollo de otras cuencas del país y de la región. No desperdiguemos la cooperación en el país, como actos aislados de buenas intenciones, tal cómo se puede apreciar mapeando la cooperación que recibimos en el país. Para la mayor obtención de beneficios posibles, debemos lograr una agricultura sostenible, y eso será posible de lograr con una visión y liderazgo renovado, adaptado a nuestra realidad nacional, uno de los países más variados del mundo. Un país multicultural, lleno de tradiciones, una laureada gastronomía y vastas reservas naturales.
Debemos profundizar la cooperación sur-sur-triangular, por ejemplo el Programa de Cooperación Internacional Brasil-FAO, +Algodón, que para impulsar el desarrollo sostenible de la cadena algodonera en la región, el Gobierno de Brasil, por medio de la Agencia Brasileña de Cooperación, del Ministerio de Relaciones Exteriores (ABC/MRE), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) y siete países socios – Argentina, Bolivia, Ecuador, Colombia, Haití, Paraguay y Perú – han sumado esfuerzos para la implementación del proyecto +Algodón.
Por medio de esta Cooperación Sur-Sur Trilateral, son generadas oportunidades para el intercambio de conocimientos y experiencias, fomento para el acceso a mercados, promoción de innovaciones tecnológicas y de gestión de la agricultura, en una perspectiva de sistemas agroalimentarios, donde los sistemas diversificados de producción contribuyen a la seguridad alimentaria y nutricional de las familias algodoneras de los territorios más rezagados. Además de ser una oportunidad para negocios innovadores en los países socios. Para eso, el +Algodón moviliza una red regional de más de 90 instituciones del sector público y privado, sumando esfuerzos para hacer que la cadena de valor del algodón sea competitiva, y se posicione como un rubro clave en la región para promover mejores condiciones de vida a las familias agricultoras.
Y así como el algodón, cuantos otros productos que, por condiciones agroclimáticas similares, producimos en la región, podemos aspirar a esa cooperación. Internacionalicémonos, que todas nuestras instituciones, salgan al mundo a cooperar mutuamente. Tenemos mucho que dar, por lo que tenemos mucho que recibir.
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