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Juan de Dios Guevara / Acabando 2022 (1 de 2)


Acabando este 2022, el cual fue un año lleno de incertidumbres, por lo que la tranquilidad y la estabilidad que muchos esperábamos tras la pandemia quedaron como un simple deseo. Más bien fue un año lleno de desafíos como la guerra, la inflación o los despidos masivos que se han visto en algunos sectores, por lo que los líderes tuvieron que gestionar en un año de incertidumbres. Se registró un incremento de desastres naturales, con sus consiguientes repercusiones sociales y económicas por el cambio climático. Hubo también una inflación global, interrupciones en el suministro de alimentos, fertilizantes y energía, pérdidas en la educación y otros desafíos globales que nos recordaron que los efectos de la pandemia de COVID-19 aún se mantienen.


Por estos motivos, el desarrollo mundial afrontó una crisis de desaceleración del crecimiento, lo que contribuyó a revertir los avances logrados en el programa mundial contra la pobreza y a aumentar la deuda global. Las tres economías principales del mundo —Estados Unidos, China y la Eurozona — se han desacelerado abruptamente. Un esfuerzo de vacunación a nivel mundial ayudó a los países a comenzar a salir de la pandemia y permitió que millones de niños regresaran a la escuela, pero los impactos duraderos de las recientes pérdidas de aprendizaje podrían durar años. La inflación de los precios de los alimentos y la inseguridad alimentaria aumentaron significativamente en 2022, y se agravaron debido al cambio climático y la invasión de Rusia a Ucrania. Esta situación contribuyó al alza de los precios de los alimentos, los combustibles y los fertilizantes.


Los peruanos adicionalmente a la crisis global tuvimos la crisis política todos los días del 2022. No hubo descanso y no se prevé que lo haya en lo que resta del año, y en el 2023, ocasionando una crisis moral, por tanta incompetencia producto de tan malas autoridades, y tanta decepción ante presidentes y autoridades elegidas, tan corruptas. En este último mes, la crisis política llevó al autogolpe fallido de Castillo y al asilo de su mujer, que acabó huyendo como los políticos tradicionales, a pesar de que habían ofrecido y prometido, de que ellos eran caminos “diferentes”.


¿Qué podemos esperar entonces para 2023? Todo pareciera indicar que habrá un entorno similar, por lo que las complicaciones seguirán, esperando que no haya un nuevo suceso que afecte a la economía mundial, porque si se sucediera, podemos ir a una recesión, con lo que se agudizarían más nuestras frustraciones, de ver un país con tantas posibilidades, convertido en un país de enormes brechas sociales y territoriales, lleno de rivalidades, odios, enconos, muertes, separatismos, entre nosotros mismos. Ojalá que el espíritu de estas fiestas navideñas, traigan reflexión, diálogo, paz, armonía para superar todos juntos, estas grandes diferencias entre peruanos, y poder encaminarnos hacia un futuro de una sociedad justa, feliz.


Ante un panorama así necesitamos elegir, líderes responsables que ayuden a crecer a la sociedad como un todo, alcanzando los objetivos de su plan de gobierno, con la mejor organización posible. Dirigentes comprometidos que asuman su rol desde la integridad y la honestidad. Capaces de anticiparse a los cambios políticos, socioculturales, tecnológicos, en un mundo donde lo único permanente es el cambio. Que, con visión al futuro, tengan en la mirada su plan para los próximos 5 años. Que no se aferren al pasado, ya que si es necesario cambiar normas para una mejor convivencia, que lo asuman valiente y decididamente. Que fomenten una cultura de confianza. Que volvamos a creer. Que contribuyan a la sociedad, por su actuar responsable y ético. Que respeten a todas las personas.


Es triste acabar el año y ante tanto suceso que te desilusiona, repetir como una casi letanía: “Es el Perú, no es otro”. Me preguntan, en su mayoría jóvenes, ¿Cómo entender que la esposa del ex presidente deje a su esposo, pidiendo públicamente que cuiden por la salud de su compañero porque ella está huyendo del país, en vez de limpiar su nombre, el de su esposo y de su familia, e ir a visitarlo solidariamente, y defender su honestidad? Antes, en el Perú, -pretérito pasado pluscuamperfecto-, eso se llamaba dignidad. Pero no, otra vez más somos testigos, de otro presidente peruano con problemas con la justicia, prueba evidente es la soledad con que lo han dejado, y que el ex presidente Castillo, por lo leído en H13, pág. 8, del 23-12-22, recién este martes se enteró por terceros que su mujer e hijos, que no lo visitaron, se iban a México.


Me siguen preguntando, ¿Qué porqué ese comportamiento?, y advirtiendo que nadie sabe la vida de nadie, respondo que sus problemas, al igual que los del expresidente Castillo, son producto de la mala educación. La señora Lilia Paredes es de las pocas mujeres afortunadas del Perú, que tienen estudios secundarios, universitarios con grado de máster que lo obtuvo en tesis conjunta con el ex presidente y también es profesora. Auténticamente es otro producto Made in Perú. Y mujeres como Paredes, con estudios como ella, tenemos en cantidad. Esa es la raíz de nuestro problema, el que no hay una buena educación para todos sin excepción de nuestros estudiantes a nivel nacional. No hay una mentalidad de excelencia, de calidad total, por lo que la exigencia no es la debida y acá tenemos los resultados de lo sembrado. La calidad de la mayoría de nuestros profesores, deja mucho que desear.


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