El problema es de todos, por lo que hay que intensificar la colaboración de los sectores público y privado. Se tiene que establecer estrategias internacionales, para atraer inversiones globales. El turismo que emplea servicios se le debe ir recuperando. Hay que reducir la informalidad. A las empresas se las debe rescatar con una, dos o más oportunidades, y aprovechar para modernizar las empresas de la región. Son muchos activos construidos, generadores de empleo, que no deben dejarse perder, para recuperar la dinámica del comercio exterior, y saber estar preparados ante nuevos shocks comerciales.
Se tienen que crear nuevas fuentes de trabajo en el entorno de los cambios sectoriales y de la evolución tecnológica que nos toca vivir. Se debe cerrar la brecha digital para combatir la pobreza en América Latina y el Caribe. El acceso a banda ancha de Internet no llega al 50% en la región, lo que se traduce en exclusión digital y menos oportunidades para muchos. La economía digital, la conectividad y las posibilidades que ofrece el trabajo remoto asomaron para amplios sectores sociales y económicos de América Latina y el Caribe como un resguardo frente a los efectos devastadores de la pandemia de COVID-19. Pero no todos tienen esa posibilidad.
El pensador social y relator de la ONU sobre la extrema pobreza, Olivier de Schutter, dice que la pandemia ofrece al mundo la inesperada oportunidad de cambiar su modelo de desarrollo por uno que reduzca la huella ecológica, cree oportunidades de empleo para los menos capacitados y garantice una vida decente a las familias. Después de años de análisis, considera que las fuerzas del mercado y su influencia en las decisiones políticas han hecho más profundas las desigualdades.
El informe de Oxfam (confederación internacional formada por 19 organizaciones no gubernamentales, que realizan labores humanitarias en 90 países), considera que la población mundial más pobre tardaría una década en recuperarse, mientras que los mil más ricos lo hicieron en 9 meses. En su informe, muestran cómo el actual sistema económico permite a la élite de súper ricos amasar fortunas en medio de la peor recesión acontecida desde la Gran Depresión mientras que miles de millones de ciudadanos tienen problemas para cubrir necesidades básicas.
Hagamos entonces, que se cumplan los deseos del recientemente elegido presidente del BID Mauricio Claver-Carone, de convertir Latinoamérica, en la zona más atractiva del mundo para la inversión. El nuevo presidente, abogado estadounidense, fue elegido con el respaldo de Donald Trump, en octubre pasado, y se convirtió en el primer presidente estadounidense del BID
Y para ello suceda, hay qué hacer realidad la integración regional. Crecer en los intercambios dentro de América Latina, con un mercado potencial de 650 millones de habitantes, supone un seguro ante eventuales crisis externas de oferta o demanda. Construir las infraestructuras que nos son necesarias Se tienen que fortalecer las instituciones. Instituciones que funcionen, honestamente, con reglas que rijan los derechos de propiedad y fomenten la competencia empresarial. Enseñar a cumplir las reglas que la misma sociedad, establece, entendiendo que estas sean justas predecibles y se aplican a todos.
Esperemos pues, las propuestas de nuestros candidatos, sobre qué hacer con la pandemia, la cual con la llegada y futuras llegadas de las vacunas, pareciera se va encaminando, y qué hacer a su vez con la pospandemia, para saber como recuperarnos retomando la senda del crecimiento. Ojalá sepamos elegir bien, y podamos sumarnos todos juntos al propósito que elija democráticamente nuestra sociedad
Cuando una cosa está hecha, ya está hecha. No vuelva atrás su mirada. Mire adelante hacia su próximo objetivo. General George Marshall
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