Visión naturalista. Respeto del ecosistema y desarrollo durable. Lucha entre lo químico y lo biológico. Retorno hacia los valores espirituales. Multiplicación de las sectas religiosas. Medicina tradicional, plantas medicinales, Alimentos anti cáncer. Respeto del sabor indígena
Todas estas mega tendencias nos deben llevar a reflexionar, para convertir estas situaciones de la mejor manera, y no ver el futuro apocalípticamente, de que estamos muy atrasados, y ya no hay nada qué hacer, sino como una oportunidad. Tener una visión optimista, a futuro, nos permitiría poder controlar mejor el destino, adoptando una visión con los objetivos a corto, mediano y largo plazo a alcanzar y de ahí realizar la misión que nos permita convertir nuestros sueños en realidades. Hay que regalarnos el Plan Estratégico de Desarrollo Bicentenario
Pero hacerlo, y para ello, debemos tener el desarrollo de la curiosidad ante el porvenir, retornar a nuestras raíces y desarrollo de nuevas carreras, acordes a volver nuestras ventajas comparativas en competitivas; con desarrollo de la formación especializada. Tenemos una gran biodiversidad
Procurar el bienestar socioeconómico por medio de la transferencia tecnológica, el enriquecimiento por medio de las biotecnologías. La diversificación gracias a los nuevos segmentos del mercado
Anticiparse al advenimiento de tecnópolis virtuales. Educar el dominio sobre las computadoras y la concepción de nuevos programas. El acercamiento de las regiones a través de la tecnología de la información. El empleo a domicilio, gracias a la computadora y a la telecomunicación
Ejercer la cooperación norte-sur, tanto cultural como económicamente. La autonomía socioeconómica de las mujeres por medio de la microempresa. El desarrollo de las regiones gracias a la industria de las actividades relacionadas al ecoturismo
El conocimiento es el futuro. Vivimos ya, en una economía del conocimiento. A estudiar más, a enseñar mejor. A aprender, desaprender y volver aprender. Seamos optimistas, esforcémonos, y comprometámonos
“Los pesimistas tienen razón; sólo los optimistas cambian el curso de las cosas. Cuando hemos identificado una fuerza viva, un dinamismo, una actitud favorable, se vuelve posible no ceder ante el fatalismo. Cuando se ve claramente una acción a seguir, el porvenir parece menos lúgubre.” Bertrand Blanchet
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