“Somos lo que repetidamente hacemos” Aristóteles
Mientras la sonda Providence llegaba a Marte, los peruanos en la Tierra, vivimos una vez más de la serie de desaciertos que nos han ido presentando una serie de personajes, que han estado dirigiendo a la sociedad peruana, a lo largo de sus 200 años, y que en la edad en la que a uno le haya tocado vivir, los ha apreciado en mayor o menor medida. Pero creo que, en el Año del Bicentenario, como homenaje, debemos hacernos un propósito de cambio urgente, porque esto ya no da para más.
Todos estos recientes momentos de conmoción social, han sido generados por el uso indiscriminado de vacunas para ensayos clínicos, realizados simultáneamente en el Perú y en otros lugares del mundo, con el propósito de verificar si la vacuna china Sinopharm, tenía la capacidad de controlar el virus, y evaluar sus efectos en las personas voluntarias a estas pruebas científicas. Así con lo cual, certificadas sus propiedades, poder lograr su aprobación y registro sanitario mundial, para recién ahí, poder ser de uso y ayuda a la salud humana.
Pero acá, esa cultura chicha, tejida en este espacio tiempo histórico, plagado de gobernantes con un pasado vergonzoso, se ha insertado en nuestro país, a todo nivel, haciendo todo un cambalache, una investigación científica que merecía todo el rigor de cumplimiento de los estrictos protocolos que exige la protección de la vida humana.
Hemos sido testigos en esta devaluada investigación, de la mala actuación de los encargados por la historia a cumplir roles protagónicos, de la falta de solidaridad, haciendo gala los vacunados, del “sálvese quien pueda”. De la falta de responsabilidad, un presidente, sin vicepresidente incluso en ese momento, intentando emular a Daniel Alcides Carrión, o a Pepe El Vivo, ¿Dónde está el servicio de inteligencia? De la falta de concentración y disciplina de una universidad privada, que lidera el ranquin de las universidades en el Perú, ¿Cómo estarán las demás universidades?, ¿Qué nuevas investigaciones científicas van a querer hacer en el Perú, luego de esto?, advirtió un exalumno de esa universidad que trabaja en investigaciones científicas en Inglaterra, el Dr. Mateo Prochazca.
Fuimos testigos también, del cinismo, en su máxima expresión, de una persona que ha sido tres veces ministra en distintos gobiernos, con estudios aquí y en el extranjero, “El capitán es el último que abandona el barco. Una vez que todos en el sistema estén vacunados, recién será nuestro momento, cómo debe ser”. Pilar Mazzetti. De la falta de imparcialidad y profesionalismo, de los propios encargados del proceso de compra, para seleccionar entre varios proveedores, probando exprofeso la vacuna china, quitándole toda seriedad a su trabajo. ¿Qué confianza, podemos transmitir cómo país, si inducimos una compra internacional?
Sí, hemos sido testigos a su vez, de que acá todo se contamina, desde el Nuncio Apostólico, enviado desde Roma, hasta el dueño de un chifa frecuentado por los políticos de siempre, despreciados por esta sociedad que ya se aburrió. Ya se cansó, y debe decir BASTA YA. Y es mejor que se escuche bien, porque si no, esto va a acabar mal.
Escuchaba el otro día al Presidente Sagasti, en una reunión con los Gobernadores Regionales, algo muy cierto: “A la crisis social, económica, se ha unido una crisis ética, estamos en un momento crítico en la vida nacional, tenemos que buscar esa capacidad de regeneración moral y ética, sin la cual ni la recuperación económica, la paz social, la salud y la seguridad estarán a nuestra disposición”. Y esta crisis ética se extiende a la sociedad en su conjunto, porque sus referentes, las máximas autoridades, con su comportamiento erróneo contaminan el ambiente, quiebran a la sociedad, alimentan su hartazgo, sin dimensionar su respuesta, que por lo que se percibe, pareciera estar en ebullición. El entorno se vuelve pesimista, negativo, quejumbroso, y eso ya aburre demasiado, por lo que hay que proponernos cambiar estas deficiencias urgentemente.
Las cifras lamentablemente reflejan esta realidad, qué es nuestra falta de Capital Humano, que es el activo más importante, para lograr una sociedad próspera, justa, con valores éticos y morales. “Casi 6,5 millones de peruanos no se formaliza por falta de capital humano y acceso a contratación. Este grupo quiere participar del mercado laboral pero no puede acceder por diversas razones, como su productividad limitada. Además, aproximadamente 1,4 millones evita formalizarse por los altos costos que ello le representa. Actualmente, el 73% de la Población Económicamente Activa (PEA) está en la informalidad. Este grupo, que congrega a 12 millones de peruanos, produce el 19% del PBI, mientas que el 27% de la PEA formal genera el 81% del PBI, según datos del INEI”, señala el economista Carlos Ganoza.
Entonces qué hacer ante esta necesidad de cambio, de valores de nuestra sociedad. Creo que evaluar la experiencia de que el aprendizaje asistido por ordenador funciona, es muy necesario. En la China rural sirvió para reducir un 78% las diferencias entre lo que ganan de mayores los estudiantes del campo y la ciudad. Como dice un estudiante [del programa]: “Me siento como un estudiante de una escuela de élite en una ciudad moderna”.
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