Agosto de 1999: Si bien se logró el resultado de concesionar Matarani, los detractores de dicho proceso objetaban los aspectos económicos y los procedimientos de esta operación. Al fin y al cabo, pagar menos de US$ 10 millones para obtener el derecho de explotar un puerto por un plazo de 30 años parecía para algunos un monto muy exiguo. Sin embargo, siendo el terminal portuario de Matarani una de las primeras concesiones en infraestructura del país, la estrategia del gobierno priorizó el convencimiento de los agentes privados sobre las ventajas de invertir en el Perú, lo cual sirvió de base para desarrollar procesos posteriores. Por otro lado, la modernización del terminal se inició cuando aún no se contaba con un Plan Nacional de Desarrollo Portuario y pese a ello TISUR logró, a partir de una infraestructura subutilizada, mejorar las instalaciones, desarrollar el negocio portuario y contribuir a la dinamización comercial y económica de su área de influencia.
Hasta la fecha y sólo considerando la superficie original, en la cual debía invertirse obligatoriamente la suma de US$ 5,7 millones, las inversiones han llegado a los US$ 40 millones. Además, en octubre de 2013, mediante una adenda, el área de la concesión creció hacia el lado sur incorporando Bahía Islay y cuatro años después TISUR inauguró allí un nuevo terminal de minerales en el cual ha invertido US$ 240 millones que completan un total de US$ 280 millones en toda el área de la concesión.
La zona de influencia de Matarani no es sólo el departamento de Arequipa, sino también Cusco, Puno y Tacna, así como Bolivia y parte de Brasil. Entre los principales productos que se movilizan a través de este terminal portuario se encuentran los regionales (en especial la exportación de concentrados y cátodos de cobre) y los bolivianos (exportación de soya e importación de trigo). Es así que durante el 2019 el TPM movilizó un total de siete millones de toneladas de carga, en comparación con un millón en 1999. El 84% del volumen total de la carga movilizada corresponde a carga sólida a granel, esencialmente concentrado de cobre, seguida por la carga fraccionada (9%), contenedores (3%) y carga líquida (3%). Los principales clientes de TISUR son los exportadores de los minerales provenientes de los yacimientos de Cerro Verde, Constancia, Las Bambas y Antapaccay, los cuales concentran cerca del 61% de la carga movilizada.
El contrato de concesión establece una retribución al Estado equivalente al 5% de los ingresos brutos del mes inmediatamente anterior, que se eleva a 9,85% por la explotación en Bahía Islay. De esta manera, el monto pagado por este concepto ascendió a USD 10 millones en el 2019. Adicionalmente, la empresa ejecuta obras de asfaltado, agua y desagüe, así como otorga becas educativas e incentivos al deporte en la provincia de Islay, cumpliendo con su política de responsabilidad social.
En resumen, el puerto sureño representa de manera manifiesta un caso de éxito en gestión portuaria en sus dos décadas de operación privada: una inversión 50 veces mayor que aquella señalada como obligatoria en el contrato, ampliación notable de sus instalaciones, intermodalidad puerto-ferrocarril, mayor conectividad internacional, multiplicación por siete en el volumen de carga y un flujo creciente de ingresos a favor del estado. Es así que la concesión de Matarani demuestra cómo el sector privado, coordinando sus acciones con el gobierno nacional - en este caso representado por la APN - puede desarrollar de manera eficiente y efectiva un proyecto que beneficie a la competitividad logística nacional.
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