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José Tejada

José Tejada / La roya los pone a raya (2 de 2)

La roya que puso en raya a los cafetaleros


Los asistentes técnicos, no todos fueron como sonaba su nombre, cada uno de ellos ganaba al mes S/. 4,500, o sea lo que un agricultor lograba ganar en dos años con el café en dos hectáreas de terreno, comprenderán que la federación de ese momento, encontró forma de “ayudar” a las familias colocando a sus familiares dentro del PNRC, (Plan Nacional de Renovación de Cafetales), sin dar la talla técnica en varios casos.


La conclusión de este desorden, es que los cafetaleros no recibieron una adecuada asistencia técnica, recibieron una cantidad de dinero que ni por extensión de terreno, ni por conocimiento en el manejo de las nuevas plantaciones de café, podrían pagar su deuda. A eso debemos sumar que algunos dirigentes se dieron el lujo de decirle a Agrobanco que les descuenten del préstamo a los agricultores el monto correspondiente a semillas y plantones, porque ellos instalarían viveros. A ello debemos sumar que hubo acusaciones contra el INIA por vender semilla de café que no estaba registrada según los criterios de selección, y que malos funcionarios de aquel entonces compraron en Perené los granos a un productor de café, para que sea revendido al doble de precio al agricultor, basadas en estas acusaciones, es que algunos dirigentes se les ocurrió la idea de vender ellos plantones. Lo cierto es que ni los plantones ni las semillas sirvieron, y el cafetalero quedaba más endeudado aún.


Los mecanismos de control de semillas de calidad, por parte del INIA, eran paupérrimos, y si se lograba capturar a un comerciante ilegal de granos de café, haciéndolas pasar por semilla, en días se diluía el escándalo.


Hoy miles de cafetaleros siguen arrastrando su deuda, buscando la condonación de la misma, y para ello, declarar en emergencia el cultivo de café es una salida, en vista que luego de 10 años la roya del cafeto ha vuelto a atacar los campos de cultivo, incluso a las plantas de la variedad Catimor, que eran resistentes a este hongo. Las condiciones actuales del Niño Costero, del cual se sabía su efecto desde inicios de este año, para con la roya del café, pero no se ha sabido hasta el momento sobre planes de mitigación de la roya o de renovación de cafetales en el MIDAGRI.


Si no se declara en emergencia la caficultura en el Perú, la deuda de hace diez años continúa, y la postergación para la misma seguiría vigente hasta el año 2026, donde se comenzarían a ejecutar garantías, y de seguro el agricultor abandonaría sus campos, para irse a nuevas tierras nuevas, cortando monte virgen y perdiendo más áreas naturales.


La situación es caótica del punto de vista de la politización de las propuestas y el desorden que se han generado con la formación de varios grupos de cafetaleros que quieren liderar ideas similares, pero desde su tienda socioeconómica y política, sin embargo, con más de lo mismo la roya seguirá minando los campos cafetaleros.


La propuesta es lo que siempre ha funcionado desde una estructura de orden, y es por ejemplo lo que hacen los varias veces ganadores de la taza de excelencia en el Cusco, los amigos de Inkawasi, que practican la agricultura orgánica, y el control biológico de plagas. Entonces se necesita a un Estado comprometido con la biotecnología y una adecuada asistencia técnica. No se necesitan destruir mas ecosistemas con más negocios de agrotóxicos, o mochilas a motor para expulsarlos al ambiente y nos sigan envenenando.


El INIA, en diez años de roya del café, no ha logrado obtener una variedad propia, aclimatada a nuestros ecosistemas, con la resistencia a la enfermedad, y la taza de café a la que estamos todos acostumbrados, se necesitan trabajar matrices tecnológicas, y no lo vamos a lograr con más de lo mismo. El sector privado, como es el caso de los lideres cafetaleros de Villa Rica, entre otros, tienen las matrices que el Estado debe implementar de inmediato.


Si comenzamos a implementar los sistemas de control biológico el Perú, basado en matrices tecnológicas y genética de calidad, vamos a reducir los costos de producción, la calidad de los alimentos mejorará, los precios de venta aumentarán, y los negocios rurales van a prosperar de la mano de un agricultor organizado.


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