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José Burga / El gran hermano entre nosotros (3 de 3)

Actualizado: 5 jul 2020

Covid 19, el tráfico de nuestros datos y la vigilancia masiva

La regulación de los datos. Actualmente existe una corriente muy fuerte que está impulsando el “solucionismo tecnológico” –concepto del cual profundizaremos más en el próximo post-, como mecanismo virtuoso para combatir el virus a través del uso del big data, esto, sin la necesidad de cerrar fronteras, ni prolongar el lockdown, ni paralizar la economía del país. La Universidad de Oxford ha señalado por ejemplo que: “…la utilización de una app de rastreo de contactos, puede notificar inmediatamente a una persona infectada y a sus contactos para poder controlar la epidemia sin necesidad de cuarentenas masivas que son perjudiciales para la sociedad. Para que esto se haga efectivo, al menos el 60% de la población de un país necesitaría participar de este rastreo”. Una consideración nada desagradable, ni muy lejos de que se pueda implementar.

Por otro lado, hay otra corriente antagónica, que por el contrario, alerta a la población con respecto a estas prácticas de control ciudadano; el Real Instituto Elcano de España por ejemplo señala que: “…la resaca que puede dejar la ampliación del poder policial en nuestras instituciones combinada con la -normalización- del acoso social, pueden producir una tormenta perfecta de autoritarismo”. Por otro lado Evgeny Morozov, quien acuñó el término de “Solucionismo Tecnológico” mencionó en una reciente entrevista que: “…a menos que encontremos una alternativa, nos veremos atrapados en un triste proyecto neofascista que combina el estado de vigilancia de la derecha, con un sistema de salud privatizado y americanizado por Silicon Valley”. Un legítimo temor ante un escenario crítico, al cual podemos llegar en definitiva.

Una señal que debe llamar nuestra atención, es en cuanto a la posición que viene adoptando la OMS en relación a la prácticas de rastreo implementadas desde Pekín. Por ejemplo María Neira, Directora de Salud Pública de la OMS ha mencionado que: “…si bien es cierto no bendicen el caso chino, sin embargo consideran que el manejo de la pandemia ha tenido resultados sin precedentes, los cuales en una democracia total, no hubiese sido posible implementar, mientras en el caso del gigante asiático, debido a su régimen político existente, sí ha sido posible”. Si interpretamos entre líneas, lo dicho por la funcionaria de salud pública, la fortaleza del régimen político marcaría la pauta para el desarrollo de estrategias exitosas como las de China. Esto sin duda puede alentar al empoderamiento de gobiernos de mano dura y con poco talante democrático.

Tomando en consideración estos dos enfoques, me atrevo a afirmar que tanto por factores de control sanitario como económicos, tarde o temprano los gobiernos van a terminar por legitimar el control y la vigilancia de la sociedad. En medio de nuestra actual situación va a resultar necesario “etiquetar” electrónicamente a los grupos de riesgo para que sus movimientos sean trazables y georeferenciados en todo momento. Si estas prácticas no van a estar debidamente reguladas, las persecusiones ideológicas, políticas, raciales, etc., que se pueden generar, producirán efectos nefastos para la democracia. Por el contrario, si utilizamos el registro de datos para extender bienes y servicios básicos a las poblaciones más vulnerables, puede sin dudar tener otra connotación la utilización de estas tecnologías de rastreo. Estaremos atentos a como se va desarrollando esta tendencia.

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