Por un pacto de estabilidad económica y política
Si Keiko hubiese aceptado su derrota y de inmediato se hubiese acercado a saludar al virtual ganador ofreciéndole su colaboración (al igual que todos los demás ex contendientes en primera vuelta), la institucionalidad democrática habría quedado consolidada. Castillo se hubiera fortalecido ante Cerrón y sus adláteres radicales, y hubiera podido negociar con todas las fuerzas un gobierno de unidad nacional.
Hemos caído en un círculo vicioso en el que las dos mitades en las que ha quedado dividido el Perú vienen siendo llevadas de las narices a un estado de guerra, de agudización de las contradicciones.
De un lado, Castillo todavía insiste en tirar al suelo los evangelios constitucionales que para la mitad del país tienen valor cuasi religioso (aunque se reconozcan necesarios remiendos y actualizaciones vía reformas constitucionales), mientras del otro lado todo vale para evitar que el profesor llegue al poder, o para que no pueda mantenerse en él. Desde la invención de un fraude, el intento de compra de miembros del JNE, la circense solicitud de una “auditoría internacional” a la OEA, pasando por la elucubración de un golpe militar y hasta la vacancia o lo que fuere.
Busquemos la moderación y evitemos más sangría de ahorros, inversiones paralizadas, dólar por las nubes y una inflación que viene galopante desde mayo, y que viene castigando sobre todo al bolsillo de los más pobres. Sólo como una muestra, el precio del aceite comestible ha subido (en términos interanuales) 16,2% en mayo y 24,5% en junio, la carne de pollo 29,9% y 35,7% respectivamente, los fideos 4,5% y 5,8%, el pan 2,6% y 6,3%.
Todavía estamos a tiempo de que ambas partes reaccionen y se sienten a una mesa a negociar un “Pacto de Estabilidad Económica y Política”, que contenga el mínimo común denominador mutuamente aceptable para permitir que el Perú sea gobernable durante los próximos 5 años y prosiga una senda de crecimiento sostenido con igualdad de oportunidades para todos.
De este pacto podría desprenderse la conformación de un gabinete de ministros que transmita credibilidad para ambos lados. Crucial será contar con un premier con capacidad de convocatoria y de negociación en el Congreso y el sector empresarial. Como también lo será contar con un ministro de economía que dé credibilidad y confianza a los inversionistas. La patria requiere urgentemente de este entendimiento.
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