Control de precios y otros maleficios económicos
Si el control de precios no funciona (porque los mercados paralelos y los “productos nuevos” ficticios empiezan a propalarse como si fueran hongos), no hay problema porque se puede crear tipos de cambio múltiples y licencias previas de importación que “contribuirán a frenar la inflación” y a “favorecer a los más pobres” con un tipo de cambio barato para importadores de insumos básicos (con nombre y apellido y coima de por medio).
La historia es archi conocida pero la cuento como un recordaris útil para esta complicada coyuntura, para saber el terreno pantanoso al que parece que el gobierno de Perú Libre está tratando de meter al país. Las primeras luces de peligro son los crecientes déficits fiscales y cuasi fiscales (desbalance en las cuentas del BCR).
Luego la espiral inflacionaria se hace imparable y se convierte en una hiperinflación. Los bancos dejan de dar crédito y se dedican a especular con el dólar. En los años 1987-1990 el PBI cayó 24%, la presión tributaria llegó a 3.5% del PBI, en 1990 los sueldos retrocedieron en 151% respecto a 1985 y las reservas internacionales netas no sólo se extinguieron sino que se tornaron negativas.
El Estado “Papa Noel” que hoy pretende ser un regalón de plata como cancha y un gendarme de los precios a los que obliga a las empresas a vender sus productos, es un Estado que mañana colapsa abruptamente, junto con todo un pueblo que al inicio lo aplaudió y que al final terminará repudiándolo.
El gobierno que sustenta ese Estado suele ser paranoico. Para él los ciudadanos que no crean en la sostenibilidad de sus políticas y se refugien en el dólar para evitar que sus ahorros colapsen, serán unos “vende patria”. Los empresarios que dejen de invertir porque sólo ven incertidumbre y reglas de juego obscuras para recuperar su capital serán “la derecha enemiga”.
Las empresas transnacionales más honestas preferirán invertir en países donde reina la confianza. Sólo se quedarán las transnacionales mañosas, acostumbradas al arreglo bajo la mesa, empresas tipo ‘Lava Jato’.
Sin inversión privada ni aliciente para el ahorro, el crecimiento económico sólo podría darse vía expansión monetaria y gasto fiscal desmesurado, de carácter inflacionario. El cerrojo monetario por eso es crucial, para lo cual no sólo es fundamental la permanencia de Julio Velarde sino la conformación de un directorio del BCR compuesto por técnicos altamente especializados e independientes de los partidos políticos que conforman las bancadas del Congreso. También hay que fijarse en quién sería designado vicepresidente, porque sería quien reemplazaría al presidente de directorio en ausencia de éste.
En medio de todo el desmadre económico y político que viene soportando el país, un buen síntoma es el decreto de urgencia por el cual el ministerio de economía ha restablecido las reglas de responsabilidad fiscal, colocando un techo de 3,7% para el déficit fiscal en 2022 y otro techo de 38% para la deuda pública.
Lo que no sabemos con este gobierno es si esa regla ha nacido para ser inamovible o sólo para teñir de gris las nubes negras que se avizoran en el horizonte. Por lo pronto, hay que darle el beneficio de la duda a Pedro Francke, sin dejar de estar vigilantes.
Referencia:
El autor es Presidente Ejecutivo de MAXIMIXE
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