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Jorge Chávez / Incapacidad moral (1 de 2)


Inmoral es quien comete acciones que contravienen el sentido de lo que es bueno para el otro o para la sociedad en su conjunto. El inmoral es consciente del daño causado, es capaz de sentir remordimiento y cargos de conciencia. Incluso puede arrepentirse genuinamente de sus actos, aunque sea tarde. Un ejemplo es la persona infiel, que sufre por ello y luego se arrepiente.


En cambio, el amoral es quien no tiene conciencia o capacidad de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. Por eso reincide siempre, aun cuando prometa no volver a hacerlo. Su arrepentimiento es sólo una pose que adopta oportunistamente, cuando ya no tiene escapatoria ante los ojos de los demás.


El amoral es intrínsecamente un incapaz moral; un impedido de actuar en función a objetivos superiores distintos a los que le dicte el apetito de su ego. El amoral no se aplica a sí mismo las normas morales que sí exige a los demás, porque se considera que está por encima de ellas.


La amoralidad o incapacidad moral es típica del narcisista que padece fuertes complejos de inferioridad. En particular, del “narcisista mártir” [1]; cuya identidad está construida desde el dolor, del sentirse víctima o sobreviviente de una aguda condición de marginalidad o de algo terrible ocurrido a temprana edad. Enarbola ese dolor con orgullo y lo convierte en motivo de superioridad frente a los demás, por no haber tenido que soportar cosas terribles como él sí. Para convencerse, exagera ese dolor originario, como una manera de solapar sus limitaciones y problemas actuales. [2]


El narcisista mártir sufre trastornos de vinculación social. Es una persona muy insegura y desconfiada. Su complejo de inferioridad lo induce a rodearse de gente vulnerable, por lo general muy mediocre y que padezca problemas judiciales. Así logra su adulación y el poder sentirse superior, con poder para desecharlos a la menor sospecha de traición.


Es un tipo de incapaz moral que destruye en lugar de construir. Que polariza, no por convicción sino por necesidad de afirmación de su ego estructuralmente mellado y su personalidad trastornada. El político narcisista mártir e incapaz moral, hace que ese afán polarizador personal irradie a sus seguidores, convirtiéndose por arte de la manipulación, en un afán polarizador partidario. Todo aquel que disiente es su enemigo.


Referencias:

[1] American Psychiatric Association (APA). (2013). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV-TR. Barcelona: Masson.

[2] Millon et al (2004) califica a este tipo de narcisismo como “Compensatorio”, con rasgos evitativos y negativistas: contraataca para esconder o borrar las heridas a su autoestima; cae en fantasías de grandiosidad para compensar sus heridas, busca admiración y el ascenso hacia un estatus más alto que garantice su autoestima. Emparentado con el narcisismo “Fanático”: con rasgos paranoides. Trata de restablecer su autoestima a través de fantasías grandiosas y omnipotentes. Si no puede obtener el reconocimiento o apoyo de otras personas, pueden asumir el papel héroe o líder de una misión grandiosa, aun cuando no se sienta preparado para ella. Millon, T., Grossman, S., Meagher, S., Millon, C. & Ramnath, R. (2004). Personality disorders in modern life. Hoboken: John Wiley & Sons.


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