El 10 de febrero el dólar bajó otro escalón más, al alcanzar una cotización menor a los 3,8 soles (3,7256), fecha en la que el BCR anunciaba la decisión de su nuevo directorio de elevar la tasa referencial de 3% a 3,5%; manteniendo el mismo ritmo de subida (de 50 puntos básicos por mes) aplicado desde octubre de 2021, con el anterior directorio. Esta última subida no sólo ha tenido una importancia cuantitativa, sino también cualitativa, dado que da una señal de que el barco mantendrá su curso, a prueba de nóveles marineros en tripulación.
Sabido es que, al subir sus tasas de referencia, el BCR no sólo contribuye a frenar las expectativas inflacionarias, sino que también modifica la relación entre tasas de interés internas y tasas de interés externas.
Dado que la Reserva Federal de EEUU aun no inicia su anunciada subida de tasas referenciales, la persistente subida de las tasas peruanas implica una elevación de la rentabilidad relativa del mercado peruano, aprovechable por los “capitales golondrinos”, lo que refuerza el valor relativo del sol.
En su última sesión la FED decidió mantener sus tasas de referencia en un rango de 0% a 0,25%, el menor nivel posible. Es posible que en marzo arranque su senda de subidas ya anunciada, aunque también caben más postergaciones. Apenas arranque esta senda entraremos a un nuevo escenario de renovada presión alcista del dólar en el Perú.
Hacia adelante, hay que tener en cuenta que muchas empresas deben pagar el impuesto a la renta entre febrero y marzo, además de tener que pagar bonos anuales a sus ejecutivos, lo que aumentará la demanda estacional de soles y, por ende, contribuirá a la apreciación del sol frente al dólar.
En conclusión, el dólar viene bajando mayormente por una persistente mayor oferta de dólares en el mercado propiciada por la bonanza exportadora, el influjo de capitales golondrinos ávidos de ganancias de muy corto plazo, y la menor fuga de capitales que inspiran tanto la inviabilidad del cerronismo puro y duro como la percepción de que el actual estado de ingobernabilidad se hace cada vez menos sostenible y no llega a quitarle mayor oxígeno a la economía a corto plazo.
Por ahí se viene diciendo que el dólar bajó porque el nuevo premier, Aníbal Torres dice sentirse un socialdemócrata, o porque su gabinete de ministros (especialmente armado para juntar los votos convenidos en contra de una eventual vacancia) inspira mucha confianza a los agentes económicos. ¡Nada que ver hacketones!
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