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Victor Vásquez

Jorge Arévalo y Victor Vásquez / En el charco de la corrupción 

Nunca hay momento más oscuro, que cuando se está próximo al amanecer.  Hagamos el amanecer digno y decente para los verdaderos peruanos y ese, eres TU.

 

Las noticias, corren y vuelan. “Allanan domicilio, de la presidenta Boluarte”. “Allanan palacio de gobierno, por caso Rolex”. Ya no la podemos, ni detener, ni ocultar. La esperanza nacional, se siente golpeada. A nuestra mente viene el recuerdo de aquellas veces, que para cruzar el riachuelo, debíamos saltar cuidadosamente, de piedra en piedra, para no mojarnos, ni enlodarnos. Cuesta aceptar que al Perú, lo quieran convertir en un charco de excremento, en expansión. Que “el país querido, que nos vio nacer, que nos vio crecer”, como dice la letra de la canción que cantamos, cuando juega nuestra selección de futbol, lo hayan convertido, por culpa de un grupo de impresentables gobernantes y autoridades, delincuentes, corruptos, en un charco de excremento.

 

Nos batimos diariamente, entre la realidad y la fantasía. Para nuestro consuelo, dan ganas de creer que los medios de comunicación, exageran con unos y callan con otros. Pero es  la pura verdad, que no puede ser negada. Los buenos policías, acompañan a los fiscales, para detener a sus propios compañeros, por coimeros, por ser parte de las bandas extorsionadoras. Que detienen a oficiales, porque están coludidos con la minería ilegal y, porque hicieron compras sobrevaloradas. La realidad, aquella que es cruda y golpea sin clemencia, nos muestra a altos mandos del ejército, embarrados hasta el cuello, por ser parte de bandas que se roban el combustible, de su propia institución. Porque se alían con el narcotráfico, y pensar que fueron preparados con el dinero de todos los peruanos, para que le sirvan al país en tiempos de paz, y de guerra.

 

Los reportajes periodísticos dan cuenta, de alcaldes y gobernadores conducidos esposados, para que paguen algo por sus múltiples actos de corrupción, cometidos durante su mandato de gobierno. A otros, se les mira entrando y saliendo de las audiencias públicas, en el Ministerio Público y acuden con su ejército de abogados al Poder Judicial, para defender lo indefendible. A la salida de cada acto judicial teatral, declaran a la prensa, sin ningún empacho, “que son inocentes”. Lo peor de esta trama es que los abogados para defender a los funcionarios y autoridades corruptas, son pagados con el dinero de todos nosotros.

 

La manga de funcionarios ineptos, que llegaron a puestos públicos, gracias a favores políticos, ha conseguido vía “trato directo”  más gollerías, de las que recibieron de sus madres cuando fueron niños. Pero no les basta, y han decidido actuar como las palomas, de la iglesia San Francisco, están bien acostumbrados a picar migajas que les brinda cualquier mano corrupta, a cambio de estampar sus firmas en cada expediente de obras, que pasa por sus manos. Les cuesta actuar por la legal, prefieren y les encanta enlodarse, en el charco pestilente de la corrupción.

 

Se siente que escasean las piedras, para pisar y no ser manchados por el excremento, cuando intervienen a fiscales y jueces siendo partes de la corruptela. Y lo más grave, que se encubren entre ellos, alargando los plazos que conducen al olvido de los hechos. Actúan así, porque se sienten en su feudo y entre corruptos, no pasa nada. Con el cuento de la independencia de poderes, cada quien crea y recrea sus propios Alibaba y sus cuarenta ladrones. Saquear el botín del Estado, es su propósito de vida.

 

Que los personajes del humor, declaren que el congreso es la fuente inspiradora, de sus presentaciones, debería llamarnos en algo la atención. Pero no, porque es verdad, los elegidos por los “ciudadanos peruanos”, no tienen ni noción de los que es la Constitución Política del Estado, y se han dedicado a legislar para favorecerse entre ellos, se han especializado, en robarles el sueldo a sus trabajadores. Presentan informes falsos, para llevarse a sus bolsillos el dinero que deben gastar en el trabajo de representación. Viajan por el mundo, con el dinero de todos los peruanos. Aprueban normas, que favorecen a la criminalidad y a grupos económicos (legales e ilegales). Y si por ellos fuera, hicieran que el veintiocho de julio, del dos mil veintiséis, nunca llegue.

 

En tiempos de lluvia, aumenta el caudal y el charco y el lodazal desaparecen por un buen tiempo, y tenemos agua limpia, para dar vida en el campo. Esto, en el Perú político, no va a suceder, porque carecemos de partidos políticos. Lo que tenemos son “Empresas Políticas”, que desde la conformación de las listas, negocian lo puestos, para salir favorecido en las elecciones, y una vez electo se garantiza su enriquecimiento. Y los delincuentes de la política, pagan a sabiendas que es un negocio, que no están obligados al servicio social. Que no es gasto, lo toman como una inversión, con retorno asegurado. No tienen pierde.

 

En nuestro Perú, el presidente que encarna a la nación, es consciente que para figurar en las páginas de la historia, no es realizando obras, más lo recordaran si roba. Vergüenza, mucha vergüenza. El recinto de barbadillo, necesita ser ampliado, para poder hospedar a Ollanta, a Vizcarra, PPK, Susana y, que los anfitriones Toledo y Castillo los están esperando, no para conocerse sino para perfeccionar sus fechorías.

 

Y la cereza del pastel, el allanamiento a la casa de la presidenta Dina Boluarte y al palacio de gobierno, por el caso de los Rolex, relojes de marca y exclusivos. Como antecedente tenemos, el allanamiento de la casa de Sarratea, desde donde despachaba el que ofreció en campaña “no más pobres, en un país rico”. La mezcla de dictadura y vanidad, le pasan la factura a la señora presidenta quien clama ser de la izquierda y luchadora social. La seguridad que le brinda, el pacto con el peor e infame Congreso, liderado por representantes de la extorsión política, de nuestra historia republicana, la siega y la hace sentirse segura, por hoy.

 

La presidenta del Perú, si la misma que pide en el acto de juramentación a sus ministros, como único requisito de confianza: “que no sean parte, de actos de corrupción”, termina mostrándose ante los ojos de una población incrédula, que es parte del charco de excrementos, que alimenta la corrupción. La señora presidenta olvida, “que no sólo se trata de ser, sino también de parecer”.

 

Somos mayoría, capaces de hacer que llueva y desaparezca el charco de excremento. Con capacidad para construir un buen puente resistente y agradable a los ojos de propios y extraños, para ya no brincar de piedra en piedra, cuando decidamos cruzar el riachuelo, una y mil veces, a cualquier hora del día, sin el temor de enlodarnos en este excremento que exuda a raudales desde el propio gobierno, congreso, sistema de justicia y, del propio Estado.

 

Seguro que hoy somos, sinónimo de vergüenza internacional, motivo de burla, material para un sin número de memes. Pero no estamos obligados, a serlo por siempre. Nunca hay momento más oscuro, que cuando se está próximo al amanecer.  Hagamos el amanecer digno y decente para los verdaderos peruanos y ese eres TU.

 

Referenias:

Los autores, JORGE AREVALO ACHA y VICTOR VASQUEZ VILLANUEVA, son Coordinador y Director Ejecutivo de la Defensoria del Productor Agrario.


 

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