El ocaso de la política peruana y un futuro incierto
Cuidemos, rescatemos y salvemos a nuestra nave, llamada Perú
Vieja costumbre campesina, la de contemplar el ocaso, desde el umbral de su casa. A pesar de centenares de años de olvido e indiferencia aún con paciencia y mucha fe, siguen pensando en un mañana diferente. Los campesinos aprovechan ese momento, para pasar revista a las tareas realizadas y programar las tareas del mañana con cierto grado de incertidumbre, que la establece el vivir en carencia económica y con brechas no resueltas.
En nuestro medio, seguimos vivimos un ocaso político muy tormentoso que nos vislumbra un futuro incierto. Treinta y tantos partidos políticos inscritos y, cientos de cientos de movimientos políticos regionales y locales, que al ser derogados por mandato legal hoy buscan su supervivencia y que mejor oportunidad, subirse a los partidos que dicen ser de categoría “nacional”. Somos invitados y testigos, participando en lo que más parece ser una gran feria, donde los operadores políticos, haciendo de martilleros, subastan los puestos de militancia, cargos dirigenciales, se negocian cupos para aspirantes a alcaldes, gobernadores, diputados, senadores. Lo de la plancha presidencial, es harina de otro costal, se negocia en Lima, no es asunto de provincias, porque es una decisión de unos cuantos, con arreglos bajo la mesa. Eso es lo que tenemos y en gran parte nos sentimos cómplices.
Contemplar de cerca la feria política, en pleno ocaso, nos permite ver con asombro, que en el interior de los “partidos – empresas”, lo relacionado con “conocimiento y decencia” son dos términos que brillan por su ausencia, tenemos por lo menos tres décadas, que en la política peruana no se aprecia a actores que sean decentes y que, además, conozcan de los temas para los cuales fueron electos.
Hoy vemos que desde los propios “partidos – empresas” su actividad se orienta a tener número de militantes temporales y, recursos económicos sin importar su origen, lo que equivale a ofertar más de lo mismo. De forma tal que buscan reclutar militantes a como dé lugar, sin importar la mochila pesada que traigan. Se conforman las listas, como resultado de la subasta. Es decir, están preparando a la diabla, un menú que no tendrá ni sabor, ni sustancia, pero si malolientes, que sin escrúpulos se lo ofrecerán al pueblo. Y los electores, por obligación, formando la cola para adquirirlo.
Los nuevos partidos, han optado por el facilismo para tener “estructura política” en las regiones, lo que ha originado que los capataces políticos que operan desde Lima, abran de par en par las puertas y reciban a cualquiera. Los oportunistas y delincuentes políticos, convencen a los capataces políticos, de tener capacidad para mañana mismo ceder un local partidario y gente asalariada que se encarguen del funcionamiento y, de esa manera iniciar cuanto antes a maquinar la campaña electoral que se avecina; éstos tienen por propósito penetrar en el partido.
El actual ocaso político, tal como se presenta, no nos augura un mañana diferente. Por el contrario, nos anuncia que puede ser tan igual o peor como el que estamos viviendo. Los “empresarios – dueños” de los partidos políticos y los capataces, no quieren entender que los oportunistas y los delincuentes, que viven del quehacer político, están buscando posicionarse para llegar a ocupar un cargo público y saquear las arcas del Estado. Y para ellos, el fin justifica los medios.
Existen “empresarios – dueños de partidos” como los Acuña, los Luna, los Cerrón, y los restantes que tiene claro su objetivo y, por lo tanto, no le interesa operar con filtros, porque entiende que su programa político– si es que lo tiene-, su táctica y estrategia, se reduce a llevarse bien con el gobierno de turno, para continuar con sus negocios. Con su comportamiento de partido- comodín, logra lo que quieren para él y los suyos. Para éstos politicastros no importa el color del gato, lo que interesa es que cace ratones.
Pero si nos inquieta, que personajes nuevos, que tienen la posibilidad de devolver la fe al pueblo peruano, se esmeren en copiar esas viejas prácticas, que nos han llevado a que tengamos como país, un congreso de remedo de políticos, aprovechadores y desacreditados, tipos que nadie los respeta y, que hasta en sus propias regiones son mal vistos. Pasen revista, la gran mayoría de ellos terminado su período, no regresan a su pueblo.
El oportunista y el delincuente político, no da puntadas sin hilo. Los tipos, tienen claro lo que quieren. Buscan a toda costa ser parte de una organización, con fines muy precisos y personales, no apuestan por el conjunto, les interesa ser elegidos y punto, en plena campaña se enfrentan entre ellos. Son alérgicos a la ideología, les encanta comportarse como dictadores en el pequeño feudo que consiguen y, en cuanto se sienten seguros se apartan, se marchan como el alacrán, con la cola levantada regando ponzoña venenosa, contra los que le dieron la oportunidad, de seguir siendo oportunista y delincuente.
A los nuevos “empresarios – dueños” de los partidos, les cuesta entender que el ciudadano de a pie, está harto, de tanta basura que existe bajo la alfombra de la actividad política. No llevemos al pueblo para que, con su voto, elija nuevamente a uno peor que Pedro Castillo o su sucesora como presidente. No hagamos que el pueblo, con su voto le dé forma a un congreso, donde predominan los ineptos, mocha sueldos, violadores, corruptos, mentirosos, aprovechadores de los recursos del Estado y oportunistas, que desde su posición se favorecen frente a la justicia. Tampoco a sus futuras autoridades locales y regionales que sin desparpajo están comprando sus futuras designaciones. El Perú y sus pueblos no merecen mas inmundicia política.
Los peruanos esperamos y nos merecemos despertar con un mañana de oportunidades para todos, porque recursos naturales tenemos, la gran mayoría de los peruanos no somos ni ociosos, ni ladrones. Aspiramos a un mañana, con gobernantes que cuenten con planes, para acabar de una vez por todas, con la corrupción y la inseguridad ciudadana. Con un sistema de justicia, que no haga diferenciaciones cuando se trate de aplicar la ley. Con políticas que se orienten al mejor aprovechamiento de la diversidad de recursos que existen en nuestro territorio. Con planes, que hagan que el hambre, la anemia, la pobreza y extrema pobreza, sean noticias del ayer. ¿Aparecerá este personaje que el Peru espera?, o seguiremos apostando por los mismos y otros nuevos vestidos del mismo ropaje delincuencial.
Soñar no cuesta. Pero por favor, soñemos despiertos, para tener claro los objetivos que nos proponemos. Cuando llegue el momento no mal gastemos el voto, pensemos que nuestro voto es una inversión en favor de invertir para nuestros niños, adolescentes y personas mayores, de nuestro país.
Prestémosle la consigna, al gloriosos Cienciano del Cuzco:
“Por el Perú, Si se puede”.
Referencias:
Los autores son Jorge Arévalo, Director y Coordinador Regional del Norte; Defensoría del Productor Agrario; y Víctor Vásquez, Director Ejecutivo, Fundador de la Defensoría del Productor Agrario.
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