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Jackeline Castañeda / Consideraciones de la era inteligente 

Foto del escritor: Jackeline CastañedaJackeline Castañeda


Un Mundo Dividido Frente a la Colaboración para la Era Inteligente

 

El Foro de Davos 2025, al centrarse en "Colaboración para la Era Inteligente", resalta la urgencia de encontrar un punto de equilibrio entre los avances tecnológicos y los desafíos globales interconectados que afectan a todos los sectores de la sociedad mundial. En un contexto de aceleración tecnológica sin precedentes, las promesas de progreso parecen haberse multiplicado, pero la realidad es que estos avances no son distribuidos de manera equitativa, lo que genera nuevas formas de desigualdad. La tecnología, que en su génesis debería servir al progreso humano, corre el riesgo de ser una fuente de mayores disparidades si no se toman medidas apropiadas.

 

El Progreso Desigual de la Tecnología

Los contrastes entre las economías avanzadas y los países en desarrollo son palpables en el acceso y aprovechamiento de las nuevas tecnologías. Mientras que las naciones ricas aceleran sus capacidades en inteligencia artificial, computación cuántica y biotecnología, muchas naciones del Sur Global quedan relegadas por falta de infraestructura y recursos humanos. Este panorama abre un interrogante central en el Foro de Davos: ¿cómo garantizar que la revolución tecnológica sea una fuerza de unión y no de fragmentación? Si no se resuelven las desigualdades en acceso a la tecnología, es probable que las brechas económicas y sociales se amplíen aún más, creando un futuro en el que solo ciertos sectores y naciones sean los beneficiarios de los avances, mientras que otros se queden atrás.

 

Cooperación Global o Fragmentación

En este contexto, el resurgimiento del nacionalismo y el proteccionismo amenaza la lógica de la globalización y la cooperación internacional. En la era de la inteligencia artificial y los grandes datos, los problemas globales requieren soluciones globales, pero las crecientes tensiones políticas y económicas entre grandes potencias, como Estados Unidos y China, podrían socavar los esfuerzos para lograr una gobernanza compartida y un desarrollo conjunto. Si algunos países siguen priorizando políticas unilaterales y proteccionistas, los efectos serán contraproducentes, ya que los desafíos globales, como el cambio climático, las pandemias y las crisis económicas, no entienden de fronteras nacionales.

 

El Cambio Climático y la Injusticia Ambiental

El cambio climático es uno de los problemas más urgentes a nivel global, pero su impacto no es homogéneo. Los países más pobres y vulnerables, que menos han contribuido al deterioro del medio ambiente, son los que sufren las consecuencias más graves. En este sentido, Davos 2025 también plantea un desafío moral y ético: ¿cómo lograr una transición energética justa que no deje a los países en desarrollo atrás? La sostenibilidad debe ser alcanzable para todos los países, pero esto requiere una cooperación robusta y, sobre todo, un reparto equitativo de los recursos y responsabilidades. Los países desarrollados deben asumir un papel de liderazgo, no solo en términos de tecnología y financiamiento, sino también en su disposición para reducir las emisiones y apoyar a los países más vulnerables en su transición.

 

La Digitalización y sus Efectos en el Trabajo y la Desigualdad Social

A medida que la automatización y la digitalización avanzan, la pregunta clave es: ¿quién se beneficiará de estas innovaciones? Los riesgos de la automatización masiva son significativos, especialmente en sectores tradicionales como la manufactura, el transporte y la agricultura. Si bien se espera que las tecnologías emergentes generen nuevos trabajos en sectores de alta tecnología, muchos de estos puestos requieren habilidades especializadas que no todos los trabajadores poseen. Sin una estrategia educativa sólida y un sistema de bienestar laboral que facilite la transición hacia estas nuevas formas de empleo, el mundo podría enfrentar un aumento de la precariedad laboral y la concentración de beneficios en manos de unos pocos.

 

Gobernanza Global en un Mundo Multipolar

En un mundo cada vez más multipolar, las instituciones multilaterales deben adaptarse a un entorno donde el poder ya no reside únicamente en los actores tradicionales. Los bloques geopolíticos divergentes y el regreso de políticas aislacionistas podrían dificultar el logro de acuerdos internacionales. El Foro de Davos debe reflexionar sobre cómo renovar el sistema de gobernanza global para enfrentar de manera eficaz los desafíos comunes, sin perder de vista la necesidad de respeto por la autonomía de cada nación. Este es un desafío que no solo afecta a las grandes potencias, sino que también se extiende a las economías intermedias y emergentes que buscan tener voz y voto en la construcción del nuevo orden mundial.

 

El Foro de Davos 2025 se configura como una encrucijada entre las esperanzas de una "Era Inteligente", caracterizada por avances tecnológicos sin precedentes, y la realidad de un mundo fragmentado por desigualdades, proteccionismos y retos ambientales. Las tensiones que emergen entre la promesa de un futuro más conectado y la creciente polarización geopolítica y social ponen en evidencia la necesidad urgente de encontrar un equilibrio entre innovación y justicia. La respuesta global a estos desafíos requiere un compromiso claro con la cooperación internacional, la equidad tecnológica y la sostenibilidad.

 

En términos generales, para alcanzar una "Era Inteligente", será fundamental que los países desarrollados lideren la creación de un entorno de gobernanza digital inclusivo, sostenible y equitativo. La cooperación global no solo debe ser un ideal, sino una práctica tangible, que contemple las realidades y necesidades de todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo. Solo a través de una estrategia de inclusión social, sostenibilidad ambiental y adaptabilidad tecnológica será posible aprovechar el potencial de la tecnología sin dejar a nadie atrás.

 

Conclusiones para América Latina

América Latina enfrenta un panorama complejo y desafiante en el contexto global actual. La región tiene enormes oportunidades de posicionarse como un actor clave en la economía digital y verde del futuro, pero también enfrenta barreras significativas que deben ser superadas si desea aprovechar estas oportunidades de manera efectiva.

 

·       Desigualdad Social y Brechas Digitales

La desigualdad social y económica sigue siendo una de las mayores amenazas para el progreso en América Latina. A pesar de algunos avances, grandes sectores de la población siguen excluidos de los beneficios del crecimiento económico. La digitalización, aunque ofrece grandes promesas, también puede ampliar esta brecha si no se toman medidas para garantizar que todos tengan acceso a las herramientas necesarias para participar en la nueva economía. La región debe enfocarse en políticas inclusivas que garanticen el acceso universal a la educación digital y a las oportunidades que la economía digital ofrece, para evitar que una nueva "brecha digital" sea aún más divisiva.

 

·       Transición Energética y Crecimiento Sostenible

El cambio climático es una amenaza directa para muchos países latinoamericanos, que enfrentan fenómenos naturales devastadores como sequías e inundaciones. En este sentido, la región tiene un potencial único para liderar la transición energética global, gracias a sus recursos naturales, como la energía solar, eólica y geotérmica. Sin embargo, el desafío radica en cómo equilibrar el crecimiento económico con la necesidad urgente de proteger el medio ambiente. América Latina debe aprovechar su potencial en energías renovables, pero sin caer en la trampa de un desarrollo extractivo y dependiente de los combustibles fósiles.

 

·       Diversificación Económica y Nuevas Tecnologías

La dependencia histórica de las exportaciones de recursos naturales pone a América Latina en una situación de vulnerabilidad ante las fluctuaciones del mercado global. El Foro de Davos 2025 puede ser una plataforma clave para que la región impulse la diversificación económica y la innovación tecnológica, invirtiendo en sectores como la inteligencia artificial, la biotecnología y la economía digital. Sin embargo, para lograrlo, será fundamental fomentar políticas públicas que incentiven la investigación y el desarrollo, además de invertir en infraestructura educativa y de formación profesional que prepare a las nuevas generaciones para estos sectores emergentes.

 

·       Fortalecimiento Democrático y Gobernanza Regional

En los últimos años, América Latina ha visto una creciente polarización política y una crisis de confianza en las instituciones democráticas. En este contexto, el Foro de Davos debe servir también como un espacio para debatir cómo fortalecer las democracias en la región, impulsando reformas que favorezcan la transparencia, la participación ciudadana y la rendición de cuentas. Solo con instituciones más sólidas y legítimas será posible enfrentar los desafíos de la era digital, el cambio climático y la desigualdad de manera efectiva.

 

·       Geopolítica y Posicionamiento Estratégico

Finalmente, América Latina debe asumir un rol activo en la geopolítica global, siendo un puente entre los grandes bloques de poder. La región tiene una ubicación estratégica, una rica diversidad cultural y recursos naturales que la convierten en un actor clave en los foros internacionales. Sin embargo, su capacidad para jugar este rol dependerá de cómo gestione sus relaciones exteriores, promoviendo un equilibrio entre los intereses de grandes potencias como Estados Unidos y China, y, al mismo tiempo, defendiendo su autonomía y sus intereses regionales.

 

En resumen, América Latina enfrenta una disyuntiva crítica: avanzar hacia el crecimiento económico sin sacrificar la equidad social ni la sostenibilidad ambiental. Para ello, es esencial una estrategia integrada que combine innovación tecnológica, justicia social y protección del medio ambiente. El Foro de Davos 2025 ofrece una plataforma única para que los países latinoamericanos aborden estos retos de manera conjunta y coherente. La región tiene la oportunidad de redefinir su papel en la economía global, apostando por una transición hacia un modelo más diversificado y digital, pero que también garantice que los beneficios del progreso no se queden concentrados en unos pocos, sino que lleguen a todos sus ciudadanos. Solo a través de políticas inclusivas y una gobernanza global renovada, podrá América Latina no solo adaptarse a los cambios globales, sino también ser un líder en la construcción de un futuro más justo y colaborativo.


 

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