Desafíos de la Política Nacional de transformación digital
América Latina y el Caribe logró importantes avances en resiliencia macroeconómica en las décadas anteriores las múltiples crisis de la post pandemia se enfrentaron con relativo éxito. Un nuevo reporte del Banco Mundial, difundido por medios virtuales el 4 de octubre “Conectados: Tecnologías digitales para la inclusión y el crecimiento”. Señala que “el crecimiento será insuficiente para poder reducir la pobreza y crear empleos”. Por otra parte, advierten que “las restricciones fiscales limitan la posibilidad de hacer las inversiones necesarias”. Pero que las soluciones digitales pueden impulsar el crecimiento, la inclusión y una mejor gobernanza en América Latina y el Caribe.
En el reporte consideran como oportunidad que: “la ampliación de la conectividad digital, combinada con políticas complementarias, ofrece la posibilidad de crear sociedades más dinámicas e inclusivas “. Estiman que el PIB regional crecerá un 2,0 % en 2023, por encima del 1,4 % proyectado, pero debajo de las demás regiones del mundo. Estiman tasas del 2,3 y 2,6 % para 2024 y 2025 que, aunque, similares a las de la década de 2010, no son suficientes para lograr los avances que América Latina y Perú requieren en materia de inclusión y reducción de la pobreza.
“La región ha demostrado ser en gran medida resiliente a los diversos shocks externos posteriores a la pandemia, pero lamentablemente el crecimiento sigue siendo anémico”, afirmó Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. “Los países deben encontrar urgentemente formas de impulsar la inclusión y el crecimiento, mejorar la gobernanza y generar consenso social. Las soluciones digitales pueden ser parte de la respuesta, ya que ayudan a complementar las reformas estructurales para aumentar la productividad, mejorar la prestación de servicios para la población y respaldar la eficiencia del gobierno. Vemos aquí una gran oportunidad para la región”.
El reporte de octubre señala que la región llevó a adelante reformas macroeconómicas apropiadas en las últimas tres décadas y ello dio mayor resiliencia ante shocks como las presiones inflacionarias, la incertidumbre derivada de la guerra en Ucrania, los bajos precios de las materias primas y la creciente deuda en la etapa post pandemia. Resalta que la pobreza y el empleo tienden a recuperar niveles previos a la crisis, y que la inflación, excluyendo a Argentina y Venezuela, ha caído a un promedio regional del 4,4 %, por debajo de los países de la OCDE.
Sin embargo, el Banco Mundial advierte que ese contexto global sigue siendo adverso, debido a muy altas tasas de interés, bajo crecimiento en las economías avanzadas y perspectivas inciertas para la desafiante China con importantes inversiones en Perú y la expectativa del Megapuerto de Chancay entre otras. Los gobiernos latinoamericanos también enfrentan restricciones fiscales. Si bien la relación deuda-PIB se estima en 64 %, menor al 67 % de hace un año, aún es mayor al 57 % registrado en 2019 lo que eleva la carga que representa el servicio de la deuda.
Como oportunidad William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, plantea que: "La inversión pública y privada en conectividad digital puede estimular nuevos sectores y empleos, ofrecer nuevas áreas de comercio y aumentar la eficiencia, la calidad y la inclusión de los programas gubernamentales que van desde la educación hasta la extensión agrícola en zonas rurales remotas", pero recuerda también que: “la conectividad digital no es una fórmula mágica para el crecimiento y puede exacerbar las desigualdades sociales existentes si no se hacen inversiones complementarias en habilidades, finanzas y sistemas regulatorios para hacer realidad la promesa de las tecnologías digitales para todos”.
El informe describe las brechas y oportunidades existentes en la digitalización que podrían ayudar a América Latina y el Caribe a aprovechar las ventajas de la economía digital, si incluyeran al mismo tiempo a los más pobres y promovieran una mejor gobernanza. Plantean cuatro dimensiones a considerar:
5. Infraestructura: Aunque el acceso a Internet móvil se ha extendido, persiste y es muy claro en Perú una gran brecha de cobertura (áreas sin red de banda ancha móvil) del 7 % de la población (45 millones de personas). En América Latina y el Caribe, un 74 % de hogares urbanos tiene acceso a Internet fijo, pero sólo el 42 % en las zonas rurales. La calidad es aún un problema. El 55 % de los hogares con alguna conexión a Internet señalan la baja calidad de los servicios.
6. Altos costos: un 38 % de la población (240 millones de personas) vive en áreas que, si tienen cobertura de Internet, pero eligen NO conectarse tanto por el alto costo de los servicios de Internet, como por la falta de conciencia sobre las ventajas de la conectividad y por el desconocimiento de las plataformas digitales.
7. Acceso inclusivo e inversión en áreas complementarias. El acceso a banda ancha no es suficiente. Se requiere desarrollar herramientas y capacidades para aprovechar las oportunidades de la economía digital.
8. Gobernanza: Las herramientas digitales se potenciarían y serían más incluyentes si los gobiernos nacionales y subnacionales facilitaran las transacciones con los ciudadanos, y contribuyeran a mejorar la eficiencia y calidad de la prestación de servicios y redujeran los costos de transacción en especial a los segmentos más remotos y desfavorecidos de la sociedad.
El Banco Mundial considera también que el empleo de redes y herramientas digitales ayuda a reducir la proporción del PIB, que estiman hasta de 4%, que se pierde en ineficiencias del gasto público.
Abordar estos desafíos en Perú requiere una combinación de innovaciones tecnológicas, pero también reformas institucionales que faciliten el acceso universal a Internet como un derecho en la Sociedad del conocimiento. Poder reducir las brechas identificadas exige ampliar urgentemente las habilidades digitales a diversos niveles desde la educación básica y técnica y en reconversión laboral para fortalecer las habilidades del capital humano digital y tradicional, así como de las competencias de gestión. También requiere asegurar la financiación, protocolos gubernamentales eficientes y una estructura regulatoria e institucional de apoyo.
En esta perspectiva se requiere fortalecer la alianza entre el estado la empresa, la academia y la Sociedad para implementar la Política Nacional de transformación digital como parte ya aprobada del Acuerdo Nacional. Asumimos este desafío desde la Plataforma Tecnológica Peruana.
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