Entre los 17 objetivos de desarrollo sostenible están: el ODS 16 “paz y justicia” y el ODS 17 “Juntos para el cambio”. La juventud peruana nos ha dado una lección a todos los peruanos y peruanas, cumpliéndolos.
Paz sí, pero con justicia y libertad y sin corrupción. Desde la calle y a pesar de una a sangrienta represión exigieron la salida del ilegitimo presidente merino y su gabinete y un cambio en la conducción del poder legislativo que no incluya a los irresponsables votantes de la vacancia.
Los congresistas son representantes, pero no representaron al 87% del electorado sino a intereses espurios que, algunos no llegaron ni a reconocer, lo que no los exculpa de la responsabilidad política ni de las muertes. No perderemos la memoria porque también serán responsables de las muertes que pueda ocasionar una no querida segunda ola de contagios ni con la agudización de la pobreza que supone ya el paro de la reactivación productiva que ha generado esta ingobernabilidad que provocaron.
Durante casi 25 años, la pobreza extrema se mantuvo en una tendencia decreciente. Ahora, está incrementándose POST COVID-19 en el mundo y también en Perú con esta situación tan grave.
En un nuevo informe del Banco Mundial titulado La pobreza y la prosperidad compartida 2020: Un cambio de suerte se analizan los factores que ponen en peligro la reducción de la pobreza y se ofrecen recomendaciones reconociendo que “los más pobres son los más perjudicados por este conflicto que afecta la economía y desalientan las nuevas inversiones”.
Perú debe recuperar su economía y proteger su salud. ¿Qué estamos haciendo en este desgobierno por la conectividad, por la salud, por la formalidad y la justicia? Ya ni siquiera nos informan de la situación de contagios o de muertos y quien se está ocupando de la malnutrición o del acceso a agua limpias.
Se necesitan con urgencia medidas de política significativas para la paz social con justicia y sin corruptos, para la lucha contra el COVID que no ha terminado y para el desempleo y el hambre. LO que hagamos HOY tendrá una influencia directa en la posibilidad de contrarrestar el retroceso en la reducción de la pobreza, en los que no acceden a la teleducación o a los paliativos de ayuda de protección social. y por garantizar una recuperación económica y sanitaria resiliente a mediano y largo plazo.
Necesitamos asistencia alimentaria, conectividad digital y “acceso equitativo a medios de diagnóstico, tratamientos y vacunas para la COVID-19". Como reclama David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial: "Más allá de las respuestas inmediatas a la pandemia, los encargados de formular políticas deben permanecer atentos a los desafíos de desarrollo más amplios […]. Es fundamental plantear estrategias de implementación que puedan responder de forma rápida y flexible para cerrar estas brechas.”
HOY Perú necesita una amplia cooperación y coordinación con una hoja de ruta de consenso que no puede ser liderada por corruptos en una “transición” democrática que priorice invertir en el capital humano y no retroceder en la reforma educativa y de salud. Gracias Juventud Bicentenaria por no darse por vencidos. A construir.
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