Hoy termina noviembre un mes muy intenso con cierto optimismo en el tema sanitario pocos avances en la reactivación económica y muchas sacudidas políticas que aún no terminan; la ilegitimidad del congreso al vacar al Presidente Vizcarra el breve gabinete de Merino, obligado a renunciar por una ciudadanía que reaccionó en todo el país encabezada por la “juventud bicentenaria” y la elección finalmente en un segundo intento de una mesa directiva del desprestigiado congreso que llevó a Francisco Sagasti a presidir el gobierno hasta culminar el proceso electoral y la asunción en julio del nuevo presidente/a. Hemos pasado también por la vergonzosa respuesta del Tribunal Constitucional.
Todos estos hechos tienen en el fondo otra crisis que es la crisis de la corrupción política tanto del caso Odebrecht (Lava Jato) como de otras que tiene en la mira a todos los presidentes de este siglo en el Perú con orden de captura, suicidio, prisión preventiva o domiciliaria, impedimento de salida del país, bienes congelados y que incluye al propio ex Presidente Vizcarra y por cierto a muchos de los actuales congresistas.
Otra cara de la corrupción ha sido el eficientísimo apuro de algunos congresistas para que, en los cinco días de gobierno de Merino el Breve, se avance en proponer retrocesos en la calidad de la educación como la creación de más universidades o el bachillerato automático que elude formar a los jóvenes en temas de investigación. Estas iniciativas han sido empujadas por parlamentarios ligados a universidades con fines de lucro que insistieron ante Merino y DAlessio en que las universidades no licenciadas debían tener “una segunda oportunidad.” Los jóvenes no cayeron en la trampa y reclamaron la renuncia del gabinete y de Merino, la defensa de la calidad de la enseñanza, el rechazo a la educación como negociado y el respaldo a SUNEDU.
El Presidente Sagasti y el ministro de educación han respaldado lo actuado en educación y han plateado acelerar la digitalización en más centros educativos. Sin embargo, quedan algunas preguntas sobre si será posible avanzar en la reforma política y en cambios constitucionales en estos pocos meses hasta el bicentenario.
Sagasti ha retomado con fuerza las relaciones con APEC y los gobiernos fronterizos y su convicción del rol de la ciencia, la tecnología y la innovación -tema que marca su trayectoria de vida- para un Perú con futuro. Ha reiterado además de las prioridades de salud, educación y de un proceso electoral democrático, dar continuidad a la lucha contra la corrupción. Muchos consideran la corrupción como el principal problema del país y que ha arrebatado recursos millonarios justamente a obras pendientes en salud, educación carreteras y conectividad. También enfrenta la aprobación y gestión en los primeros seis meses del presupuesto 2021 y en pocos días el pedido de confianza a su gabinete que enfrenta ya algunos cuestionamientos al ministro del interior.
Todo esto sumado a la campaña electoral nos augura un diciembre también complejo que exigirá una ciudadanía -de todas las edades- que no baje la guardia ni sanitaria ni política y que permanezca muy alerta y comprometida.
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