El VIH sigue siendo uno de los mayores problemas para la salud pública mundial
“Que lideren las comunidades”, es el lema escogido por la Organización Mundial de la Salud para resaltar la importancia de las comunidades en la respuesta contra la infección por el VIH en el mundo. Según la OMS, el primero de diciembre de cada año, es el Día Mundial del Sida, “que brinda la oportunidad para reflexionar sobre los progresos realizados y las dificultades que aún quedan para alcanzar el objetivo de poner fin al SIDA, en el 2030". También señala que “el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) sigue siendo uno de los mayores problemas para la salud pública mundial. Ha cobrado 40.4 millones de vidas. Su transmisión existe en todos los países, y en algunos de ellos las nuevas infecciones aumentan, cuando antes, estaban en descenso. El 2022 había 39 millones de personas que vivían con el VIH, dos tercios de ellas, (25.6 millones) en la región de África. Asimismo, a nivel mundial, fallecieron 630,000 personas por causas relacionadas con el VIH y 1.3 millones contrajeron el virus". Con relación al tratamiento, la OMS señala “la infección por VIH no tiene cura, pero los tratamientos antirretrovirales detienen la multiplicación del virus. Estos tratamientos reducen la cantidad de virus presente en el organismo que detienen los síntomas y permiten tener una vida plena y saludable". Sin embargo, la OMS advierte que “la enfermedad avanzada sigue siendo un problema en la lucha contra el virus (VIH). Se desarrollan nuevos medicamentos contra el VIH que en el futuro podrían cambiar el tratamiento antirretroviral y la profilaxis, en particular con formulaciones inyectables y tratamientos breves para infecciones oportunistas como la meningitis por criptococos".
La situación en el Perú al 31 de octubre de 2023 es que durante el año se han notificado 5,924 pacientes con VIH y 869 pacientes con SIDA. Estas cifras contrastan con las acumuladas el 2022 que fueron de 9598 con VIH y de 1,424 con SIDA. Si bien es cierto que existe una tendencia hacia la baja frente al 2022, sin embargo, si se compara con el 2020, la cifra ya es mayor, porque entonces se acumuló 5,918 casos de VIH y 839 de SIDA. Si se hace una comparación histórica desde el 2014 hasta el 2023, el año con menores cifras, ha sido, según el CDC-Perú, el 2020. Además, la razón (proporción) de casos entre hombre y mujer durante el 2023 es de 3.7, es decir, del total de casos de VIH notificados hasta el 31 de octubre del presente año, 4,666 corresponden a hombres y 1,258 a mujeres. La razón es menor que el 2022 (4), aunque ligeramente mayor que el 2020 (3.4).
Según señaló el Minsa, a finales del 2022, existían 98 mil personas que vivían con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) con un incremento del 12.6% frente al año 2021, que ascendía a 87 mil casos. Asimismo, señala que “más de 84 mil personas tiene acceso al tratamiento antirretroviral, es decir, 86% del total. Se espera que para el 2023, el 90% de las personas con VIH reciban el tratamiento, con miras a alcanzar el 95% el 2025. La distribución de casos por regiones que fueron notificados durante los últimos 5 años, el 44% correspondió a Lima, luego, Loreto con 7%, Callao con el 6%, Ucayali con el 5%, Piura con el 4% y Arequipa con el 4%.
Desde el año 2004, el gobierno del Perú subsidia los tratamientos contra el VIH y el SIDA. Fue un gran paso, porque eliminó la discriminación y la exclusión económica de los enfermos para acceder al tratamiento, que puede ser inalcanzable, para la población pobre. Desde entonces, mucho se ha aprendido. Por ejemplo, la Norma Técnica 204-Minsa/Dgiesp-2023 aprobada por Resolución Ministerial 576-2023-Minsa, de junio del 2023, aplica “la prevención combinada con un enfoque integral” con tres tipos de medidas: biomédicas, conductual y sociocultural o estructural. Las medidas biomédicas implican intervenciones, por un lado, clásicas como los preservativos y lubricantes, acceso a pruebas de VIH, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual y la vacunación contra la hepatitis. Por otro lado, las medidas biomédicas basadas en antirretrovirales, como, el tratamiento antirretroviral (TAR), la profilaxis preexposición (PrEP) y la profilaxis postexposición (PPE). Por ejemplo, el Minsa entrega la profilaxis preexposición (PrEP) “que es una combinación de dos medicamentos antirretrovirales en un solo comprimido oral” en algunos establecimientos seleccionados y conforme a algunos requisitos ligados a no tener VIH, ni aún sospecha, y no tener contraindicaciones a los componentes del comprimido.
Las medidas conductuales están dirigidas a lograr estilos de vida saludables, mediante consejerías, la estrategia de educadores pares y las campañas comunicacionales. Mientras que las medidas socioculturales o estructurales están dirigidas a reducir el estigma y la discriminación tanto en los servicios de salud como en la población en general, la sensibilización en las poblaciones clave y la protección de los derechos de las poblaciones, entre otras.
Otro gran paso, además del reconocimiento de la gratuidad, ha sido el enfoque de derechos humanos, de género y de interculturalidad. Este enfoque implica eliminar el estigma y la discriminación, así como, la reorientación de los servidores de salud y de la población en el respeto a la diversidad de identidad, orientación de género y sexual. También implica el respeto a la identidad cultural, étnica y los “saberes y valores”, con inclusión de la medicina tradicional. Ligada a estos dos importantes pasos, está la “confidencialidad y protección de datos personales en salud”, que se encuentra regulada por la Ley 29733 y su Reglamento (DS 003-2013-JUS). Además, según la Ley 26626, “los resultados de los diagnósticos de VIH y SIDA, así como, la “causa cierta o probable de la transmisión” son de carácter confidencial. Si bien es cierto, que según las normas se “garantiza la confidencialidad y la protección de datos en salud”, también es cierto, que la realidad en este punto es esquiva, porque no es del todo posible, debido a la brecha tecnológica que aún persiste para proteger la historia en físico o en la virtualidad.
La adhesión de los pacientes al tratamiento, la garantía del suministro continuo e ininterrumpido de fármacos, así como, la farmacorresistencia representan retos, porque, a veces, ponen en riesgo la salud de los pacientes con VIH y de los usuarios en situaciones de riesgo. ¡Reflexionar, corregir y avanzar!
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