“Un mercado interno que muchas veces se limita a entenderse como sinónimo de mercado doméstico pero que en buena cuenta no es tanto así, pues el concepto es más amplio al observar que los mercados nacionales están rodeados de grandes espacios de comunicación comercial y financiera, donde el intercambio de bienes y servicios es a gran escala, y la comunicación con el mundo está en la negociación tácita de consumidores e inversionistas”
Es un tema recurrente en los diversos espacios de conversación, (sean estos espacios de familia, de académicos y hasta a veces de políticos), buscar una dosis que sea “tan efectiva” que podría recuperar la economía del día a día en los hogares y permitiendo al final el poder apreciar un crecimiento económico del país con niveles porcentuales alentadores, apuntando al análisis de las condiciones que permitan el fortalecimiento de un mercado interno que genere a la larga la identificación de bases sólidas para las futuras exportaciones, entre otras recetas que giran en torno a la idea de mercado.
Un mercado interno que muchas veces se limita a entenderse como sinónimo de mercado doméstico pero que en buena cuenta no es tanto así, pues el concepto es más amplio al observar que los mercados nacionales están rodeados de grandes espacios de comunicación comercial y financiera, donde el intercambio de bienes y servicios es a gran escala, y la comunicación con el mundo está en la negociación tácita de consumidores e inversionistas.
He allí la importancia de un mercado interno o un mercado nacional fuerte que sume conceptos y definiciones que la economía a veces no considera importante pero que son necesarios: fortalecimiento de la identidad, construcción de la nueva cultura peruana, aceptación de nuestra realidad como país de acogida, en suma, una verdadera interculturalidad.
Es por eso que hay una importante misión para las Ciencias Sociales, y es el estar en continuo proceso de análisis para encontrar elementos que nos aproximen al descubrimiento de alternativas de convivencia, de tolerancia y de muchos otros planteamientos sociales, que coadyuven a los procesos de desarrollo que se necesitan para crecer no solo en el aspecto económico, político, sino también como sociedad misma, y de esta forma tener bien en claro que es necesario fortalecernos desde adentro para poder hacer frente a lo que el mundo global nos vende, a pesar de los condicionamientos económicos mundiales.
La percepción social y cultural es muy fuerte y posibilita lo expuesto en este artículo. El mercado interno peruano debería ser visto como la “barra más fiel del mundial”. Al escribir de un mercado nacional me estoy refiriendo a vendedores y consumidores o compradores, marketing pensado y dirigido al poblador nacional, y no a segmentos, por eso es bueno la construcción de una nueva cultura peruana. Gran y ambicioso tema no tocado por temor a la destrucción de esencialismos setenteros.
Hace muchos años, fuimos testigos de un gran proceso social en el Perú, que marca el inicio creo yo, de una nueva historia y de un nuevo mercado, llamado informal, llamado popular, pero que al fin de cuentas era una nueva forma de ver la oferta y la demanda y que hasta la fecha marca las pautas de originalidad y este llano a la investigación. Me estoy refiriendo a las redes sociales y económicas que se dieron en los ochenta y noventa quienes iniciaron un gran y escondido mercado interno en el Perú, y los Gamarra, los Caquetá o los Unicachi fueron en un primer momento producto de este proceso.
Proceso que se ha multiplicado a nivel nacional, y que constituye una gran base que hay que aprovechar, pues trae consigo elementos que sin darse cuenta superan y convierten este fenómeno en una fuente de competitividad, de innovación y de flujos comerciales que fortalecen a nuevos “notables comerciales” provenientes de los pueblos o comunidades a nivel nacional. Es una mirada regional, muy peruana y con distinciones culturales muy marcadas y a su vez similares o diferentes, pero que contribuyen a la formación de las empresas populares.
Podemos advertir que la red social se convierte en una institución cuya estructura observa lazos que unen, que se vuelve sistémica y que articula en todo momento. Son estos vínculos, esta articulación los que se encargan de poner en los imaginarios colectivos las experiencias exitosas de la migración para el asentamiento y el crecimiento, y esto es una constante. Comienza a generarse el péndulo.
En conclusión, el crecimiento de un país no solo es económico y no solo es tarea de los gobiernos o del estado alentarlo, sino que el tema social y cultural también es importante y necesario y debería ser asumido por todas las instituciones que consideren importante lo expuesto. La apuesta debe ser por un mercado interno formal y fuerte, con dinámicas muy particulares a nivel país, no hagan productos para afuera y productos para los nacionales, que los estándares sean los mismos, no cultivemos para exportar y para consumir, los estómagos humanos son los mismos en todo el mundo. Solo es cuestión de mentalidad. Los ministerios y sobretodo los que están comprometidos con el fortalecimiento de los mercados debería considerar este reto YA.
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