Hans Behr / Conversamos en el barrio
- Hans Behr
- hace 1 día
- 4 Min. de lectura
En la mayoría de espacios donde existen momentos de interacción, en nuestra sociedad peruana, son normales las conversaciones entre las personas, con preguntas que tienen muchas veces, sino la mayoría, tintes de frustración, que buscan definir la realidad del día a día y que tienen como telón de fondo, por ejemplo, temas como la criminalidad que se vive en los barrios, las políticas del estado, la economía, y quizás lo más importante, algo que engloba todo, buscar respuestas para saber qué está pasando en nuestro país. Es muy normal que estos temas sean tratados de forma recurrente en los taxis, en los cafés, en los restaurantes, o en el barrio mismo con “suchelita” en medio, demostrando que el peruano siempre de alguna u otra forma es consciente de su realidad macro buscando definir su realidad personal.
Están conversaciones, la mayoría, empíricas, se basan en sentimientos que la experiencia, la realidad y las vivencias, (sumadas a lo que los medios informativos filtran o exponen) van cobrando fuerza cada vez que sucede un hecho concreto o se acercan las épocas de cambios políticos y la campaña electoral también se va acercando. Es obligación canalizar la agenda que se genera en la calle, dándole a la ciudadanía, elementos precisos para que la base sea seria y con fundamentos. Es el discurso de la calle el que no está siendo tomado en cuenta y aquel que lo haga de manera inteligente verá crecimiento porcentual para su propuesta camino a comandar el país.
Es una realidad también notar que estamos frente a una sociedad llena de percepciones inmediatas, dirigidas por las comunicaciones intencionadas, autoevaluadas por experiencias personales que motivan sus odios o aceptaciones (de esas hay muchas personas), una sociedad muy desordenada y egoísta en la más extraña de sus definiciones. Una sociedad que en el desorden y el caos pierde sentido para un camino que le permita cohesionarse, característica que obliga a buscar el modo de enfocarlos y descubrir el principio para el cambio. Una sociedad multicultural y pluricultural que escucha de hablar de lo intercultural pero que aún cree que lo cultural es saber hablar bien, comportarse y ver cuadros o escuchar sinfónicas, eso no es todo, pero es lo real, una sociedad que cree que el campesino es solo receptor de ayuda, perdiendo de vista lo grande y fuerte que puede ser frente a un cambio de grandes magnitudes como una economía de mercado. Un país que aún necesita poner en agenda el tema de la construcción de su identidad, un país que no sabe con veracidad cuál es su historia esta llano a creer la historia que le construyen, un país con gente que cree hacer docencia con falacias construidas por intereses de poder manipuladores muchas veces. Esta es nuestra realidad, estos son temas que el barrio converso, que el taxista define y que el político no escucha. Solo cree coincidir o saberlo todo.
Un país que construye su identidad nacional seriamente, es un país que puede jactarse de haber comenzado su desarrollo social y va camino a la cohesión que permita el buen gobierno o haga más fácil la gobernabilidad, es solo definir desde la combinación de factores internos y externos un sentido de pertenencia a nivel cultural, territorial, partiendo de lo individual, para fortalecer lo social, es decir, crear una historia que hermetice y que habrá visión, a los cambios.
Una identidad como país, no es fácil construir, muchos colegas me dirán que existen identidades regionales, locales, etc., eso es cierto, pero la construcción de una gran identidad nacional partiendo de ahí es el reto. Muchos países con diversidad de etnias y culturas han sabido construir su identidad y eso les ha facilitado el camino para el orden y las políticas inclusivas a nivel social.
Si nos limitamos solamente a individualizar las identidades, a nivel de temas en común o espacios ideológicos o construcciones sociales, el concepto nos va a llevar solamente entender este asunto y a definirlo, como afirman mis amigos sociólogos muchas veces, como identidades colectivas, que a futuro generan movimientos específicos que buscan copar el pensamiento y la aceptación de las mayorías. Este es un gran tema a debatir siempre, la medición de los intereses de las minorías frente a las mayorías. Muchos países ya iniciaron este debate y sus políticas suelen endurecerse por esta razón. El lector entenderá.
Lo importante es lograr el sentido de pertenencia para una cálida cohesión social, el sentimiento de vinculación a su sociedad, permite que el ciudadano de a pie acepte su comunidad y por ende la cuide. El sentido de pertenencia es importante para una sociedad urbana y rural, pues da confianza y genera la obligación de cuidar y defender las cosas que nos pertenecen como es la cultura popular peruana, los símbolos que nos acercan, el propio país, en fin, es como una familia; cuando no se tiene sentido de pertenencia se distorsiona, se desordena, se minimiza, es decir, el caos reina.
De ahí, debemos partir, de ver temas como este que buscan mediante la reflexión entender cuan fácil es construir país, solo hay que ponerle ganas. Estoy muy seguro que coincido con el común de las personas, estoy seguro que esta conversa en el barrio es el tema que interesa. Es misión de ahora en adelante, canalizar estas cuestiones, para comenzar de una vez a ser un verdadero país. De ahí ya se puede gobernar un país.
Comments