Con graves problemas políticos y corrupción no crecería la economía en 3%
Nuestra situación actual, es el resultado de años de falta de acuerdos y problemas políticos e institucionales que no han promovido mayor crecimiento económico, sumándole la corrupción.
Los esfuerzos que se deben efectuar para dinamizar la economía, no están siendo efectivos ya que las prioridades políticas van por otro lado, en el caso del Congreso de la Republica y el Ejecutivo. Ambos poderes del Estado siguen maltratando la institucionalidad y están más preocupados por su agenda de impunidad.
Los que nos gobiernan enfrentan el reto de ponerse de acuerdo para llegar a consensos mínimos para que nuestro país no se convierta en un Estado fallido.
No debemos olvidar que un gobierno débil, un Congreso populista genera incertidumbre y puede llevar a nuestro país al precipicio ya que la economía se encuentra en cuidados intensivos y al parecer no existe ni la más mínima idea de cómo aliviar al paciente. Tenemos un Estado que está a la deriva donde los que conducen no solo no gobiernan sino contribuyen al caos.
Tengamos presente gobernantes y gobernados, sin crecimiento económico no hay futuro.
Desde EFECTIVIDAT le digo al ministro de economía José Arista, que debe disminuir el déficit fiscal, por tanto, debe ser precavido con el manejo fiscal, ya que ha recibido una economía con bajo crecimiento y con la regla del déficit fiscal rota. “Hay que cuidar el déficit fiscal porque género que tengamos un buen grado de inversión”. El problema es que la economía seguirá estancada y es una trampa para crecer.
El Perú no debe superar el déficit en 2,4% del PBI y el porcentaje para el 2023 cerro en 2,8%. A pesar que hay un compromiso de ajustar el déficit de forma paulatina: 2.4% en 2023, 2% en 2024, 1.5% en 2025 y 1% en 2026.
La regla del déficit fiscal establece el límite de hasta dónde se debe permitir un desequilibrio entre los ingresos y los gastos del Estado.
Un ejemplo claro de inadecuada asignación del presupuesto 2024: Mediante Decreto Supremo N.° 044-2024-EF, del 29 de marzo el Poder Ejecutivo autorizó un crédito suplementario de S/ 50’430,449, que beneficia al Congreso. Según el decreto, para financiar “gastos de personal, servicios y equipamiento”. Dicen saldo de balance 2023 ¿y la austeridad que debe empezar por el Congreso?
Sin embargo, antes con 180 parlamentarios y sin los modernos aparatos informáticos y menos infraestructura, el presupuesto del Congreso era menor. ¿Congresistas merecemos una explicación por transparencia no les parece?
La incertidumbre política provocada por el Gobierno y el Congreso, toca la estructura del Poder público y privado, adicionándole la falta de acción de la Justica, sobre hechos de corrupción, lo que genera desconfianza del inversionista; dicho factor es el pilar de la economía, y si se pierde la confianza hay descenso de la inversión privada.
En ese sentido el ruido político genera una sensación de precariedad de las autoridades. Esto hace creer que las reglas de juego pueden cambiar rápidamente dependiendo de lo que estamos viendo afectando a la gran y mediana inversión privada, complementariamente la corrupción y la inseguridad ciudadana son variables no económicas que generan temor en los pequeños inversionistas por el riesgo que es cada vez mayor.
En dicho contexto la corrupción es contraria al crecimiento económico ya que desalienta a la inversión privada al dañar la predictibilidad del sistema jurídico, y genera un escenario riesgoso para la inversión. Disminuye las condiciones para la generación de empleo, ya que promueve la incertidumbre jurídica, la inestabilidad política e inseguridad pública, entre otros.
La corrupción no es un asunto menor, ya que afecta a la vida, de las empresas y del Estado. Al respecto, López Calera (1997), dice: “la corrupción política, cuando se convierte en delincuencia común, promueve una crisis de legitimidad en el Estado social y democrático de Derecho; por esta corrupción política aparecen críticas al Estado democrático; el pueblo se queja – con toda la razón – de los políticos, pero finalmente terminan quejándose del Estado a quienes esos políticos dicen que representan”.
Actualmente hay economías donde también hay corrupción y funcionan normalmente porque la corrupción impide que las leyes de la economía funcionen de manera libre. Como resultado, la corrupción dentro de las operaciones políticas y económicas es causa de que toda la sociedad se deteriore.
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