La informalidad es un fenómeno complejo, en el que no existe una única medida para reducirla. Hubo un tiempo en que el gobierno estuvo decidido a enfrentarla, sin embargo, los avatares de la política volvieron a poner en espera a la reforma. En tiempos de la COVID-19 se puede rescatar lo avanzando. Peruanos por el Kambio (PPK), el partido de Pedro Pablo Kuczynski tuvo entre sus principales prioridades económicas la reducción de la informalidad laboral y productiva en el Perú. Formalizar la economía era la primera acción estratégica del segundo lineamiento estratégico (retomar las reformas estructurales) de su programa económico (pág. 137 del plan de gobierno).
A las pocas semanas de haber asumido la presidencia, el 7 de noviembre de 2016, PPK convocó a una reunión con expertos para tratar el tema y debatir las ideas que tenía el gobierno en mente. La reunión la organizó el CIES, representado por Javier Portocarrero. Estuvimos Richard Webb (IP-USMP), Carolina Trivelli (IEP), Gustavo Yamada (CIUP), Janina León (PUCP), Miguel Jaramillo (GRADE), Javier Herrera (IRS-Francia) y el suscrito (UARM). Por parte del gobierno estuvieron el presidente, el ministro de economía, Alfredo Thorne, el ministro de trabajo y empleo, Alfonso Grados, la viceministra de economía, Claudia Cooper, y otros funcionarios. También asistió la embajadora de Canadá, que apoyaba la iniciativa.
Juan Chacaltana, alto funcionario de la OIT, hizo una exposición sobre las lecciones aprendidas en América Latina para reducir la informalidad. La experiencia de la región indicaba que se trata de procesos multianuales, una década en promedio en los casos más exitosos, con resultados incrementales. No son procesos de corto plazo con resultados espectaculares; se trata de un trabajo multidisciplinario y multisectorial, con todas sus características y dificultades. Si hay algún consenso entre los especialistas es que se trata de un fenómeno complejo, con múltiples determinaciones, en el que no existe una única medida, una “bala de plata”, que lo resuelve. Los países que mostraban mejores resultados eran Uruguay (reducción de 15.1 % de la informalidad en 12 años), Argentina (14.5% en 11 años) y Brasil (11.9% en 12 años). Las propuestas de política más frecuentes y exitosas han sido las siguientes:
- Incremento de la productividad de las MYPE, mejorando la calidad del empleo
- Promover la diversificación productiva en los sectores modernos, generando empleo bien remunerado
- Modificar normas (tributarias, laborales y de seguridad social)
- Mejorar los beneficios de ser formal (incentivos diversos)
- Mejorar la capacidad de hacer cumplir las normas
Es decir, lo que ha funcionado es poner por delante a poderosas zanahorias, antes que esgrimir el temible garrote, que es casi lo único que ha recibido este sector de parte de los sucesivos gobiernos en el Perú. Por parte del gobierno, las medidas que proponía el MEF fueron las siguientes: (i) reducir los impuestos, (ii) bajar los costos tributarios y (iii) reducir las cargas laborales para las empresas; y medidas más específicas como: (a) régimen progresivo del impuesto a la renta, (b) tratamiento particular para las personas naturales, (c) rebaja general del IGV y (d) amnistía tributaria (para algunos sectores).
Si bien no hubo consenso en todas las medidas propuestas, en lo que sí se logró unanimidad fue en señalar que elevar la productividad de las MYPE y los independientes, debe ser el eje del conjunto de medidas para reducir, y eventualmente eliminar, la informalidad.
A las pocas semanas de esta reunión, el Congreso inició las censuras a ministros como la recordada censura al ministro de educación, Jaime Saavedra. Ello obligó al gobierno de PPK a pasar a la defensiva en los siguientes meses y años, bloqueando cualquier posibilidad de cambio y reforma. En ese momento, Martín Vizcarra era vicepresidente del gobierno, y si bien no participó de estas reuniones, probablemente estaba enterado de las mismas.
Ahora que la pandemia del COVID-19 ha mostrado a todos, de adentro y de afuera, que el principal problema del país es su elevada informalidad, sería bueno que el presidente rescate estas iniciativas y esfuerzos, las actualice y las desarrolle. Estoy seguro de que todas las instituciones y personas involucradas mantendrán la misma disposición para trabajar colaborativamente en el enfrentamiento a este gigantesco reto que tiene el país.
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