
– ¿Qué pasó? – me preguntó de saque el periodista Augusto Thorndike de Willax, en su programa Contra Corriente. – ¿Acaso no eras una persona honesta y decente? –. Palabras más, palabras menos, así empezó mi entrevista. Ciertamente, se refería a mi cargo de Director Independiente de Consorcio Trasvase Olmos (CTO) y H2Olmos, la empresa distribuidora del agua trasvasada, para la irrigación del mismo nombre. Ambas, empresas del Grupo Novonor (ex Odebrecht).
La verdad, fracasé en mi intento de convencerlo de que se trataba de un cargo que asumí – a mucha honra – en marzo de 2024, publicado oportunamente en casi todos los medios periodísticos del país (El Comercio, Perú 21, Gestión, La República, Expreso, Correo y demás).
Pero no, según Thorndike, él había descubierto mi “engaño”, al tratar de ocultar dichos directorios, de manera intencionada y vil. En fin.
El hecho real e inocultable es que estoy encantado de ser Director de las dos empresas antes mencionadas. Y digo “a mucha honra” porque los nuevos directivos de Novonor, CTO y H2Olmos – entre otras empresas del consorcio – hemos sido seleccionados dentro de un riguroso proceso de reclutamiento profesional, luego de intensas reformas institucionales que, en el caso peruano, implicó que el 100% de los cargos directivos hayan sido sustituidos y renovados.
Más aún, previo a mi incorporación como Director de CTO y H2Olmos, Novonor y otras empresas de consorcio obtuvieron, con todas las exigencias del caso, las certificaciones ISO 37001, dando así fe de las mejores prácticas globales antisoborno.
Por otro lado, las empresas del consorcio, luego de largas y exigentes auditorías externas, han sido – si cabe el término – rehabilitadas por instituciones y organismos tan renombrados como el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, la Universidad de Harvard, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros.
¿Reconocerá – algún día – la opinión pública peruana, y el periodismo local, que Novonor (2025) no es lo mismo que Odebrecht / Lava Jato (2017 o por ahí)? No sé. Probablemente, no.
Pero ni modo. ¡Al diablo con el qué dirán! Cuando Jesús comió, en la misma mesa, con publicanos y pecadores, los cucufatos saltaron hasta el techo. – ¿Cómo es posible que coma con esa gente de malvivir? – Así se expresaron, hipócritamente, los fariseos y puritanos.
Bueno pues, guardando la distancia infinita que hay entre los seres humanos y el Hijo de Dios, el fariseísmo sigue siendo una actitud muy común entre los hombres de todo el mundo. Y entre los peruanos, en particular.
En todo caso, yo prefiero seguir la sabia expresión del Beato Tomás de Kempis: “no eres más porque te alaben, ni menos porque te critiquen: lo que eres delante de Dios, eso eres… y nada más.”
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