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Foto del escritorFernando Cillóniz

Fernando Cillóniz / Estado ausente



Pocas veces como ahora, los peruanos habíamos vivido la ausencia del Estado, de manera tan evidente y descarada. Y ojo, puntualizo… Estado. Es decir, Presidencia de la República, Ministros de Estado, Gobernadores Regionales, Alcaldes Provinciales y Distritales, Congreso de la República, Ministerio Público y Poder Judicial, Fuerzas Armadas y Policiales… 

 

Me refiero a que los ministros están en nada. La economía podría estar mucho mejor. El empleo formal está en caída, y la pobreza y la mendicidad en aumento. El gobierno anuncia inversiones en diversas obras, pero no simplifica nada. Al contrario, la burocracia aumenta. Y con ella, aumentan los trámites, la inoperancia estatal y… la corrupción.

 

El proyecto minero Tía María – en Arequipa – está entre si va o no va. Nadie aclara el panorama. Petroperú… ¿qué se va a hacer con la quiebra de Petroperú? Ya renunció el directorio. ¿Más plata para resucitar a un muerto? Así como van las cosas, no va a quedar otra que echarle tierrita… y que descanse en paz. La construcción también está parada. La pequeña minería ilegal se ha transformado – a la bruta – en pequeña minería criminal. Y ojo… en buena cuenta, promovida por el Estado corrupto, que ha visto cuán rentable es extorsionar a los mineros ilegales con unos cuantos gramos de oro, que – sin mucho aspaviento – valen miles de dólares. Y los jueces, y los policías, y los alcaldes y gobernadores, y los ministros… ¡bien gracias!

 

El agua potable… ¿cuántos millones de peruanos no tienen agua potable en sus casas? Pero ni una propuesta de solución eficaz. Que las empresas municipales de agua y saneamiento sigan en manos de alcaldes corruptos e inoperantes. ¡Cómo se les va a quitar dicha función! Que sigan robando y maltratando a los peruanos. ¡Ministerio de Vivienda!… ¿dónde estás?

 

La salud pública en manos de gobernadores regionales… ¿qué quieren que les diga? Falló. Y falló por temas de corrupción e inoperancia. Los puestos – administrativos y funcionales – se venden al mejor postor. Médicos indolentes abandonan los hospitales y centros de salud en horarios de trabajo. Medicamentos y equipos hospitalarios aparecen subrepticiamente en farmacias y clínicas privados. Maltrato y crueldad total. 

 

Por otro lado, más de la mitad de los estudiantes universitarios de medicina desaprueban en Examen Nacional de Medicina (ENAM). Sin embargo, no nos dicen de qué universidades provienen la mayoría de desaprobados. ¿César Vallejo, San Juan Bautista? Shhhh. ¡Quién se atreve a ponerle el cascabel al gato! Shhhh. Ministerio de Salud, SUNEDU… ¿están ahí?

 

Y lo mismo sucede con la educación pública. ¿Alguien – en su sano juicio – cree que la educación en manos de gobernadores regionales tiene algún viso de solución? ¡Por favor! ¡Ministerio de Educación!… ¿dónde estás?

 

Vladimir Cerrón está escondido… pero físicamente. Virtualmente, está recontra visible y muy activo. A través de sus redes sociales se burla descaradamente de todo el mundo: de la prensa, de la justicia, y hasta de la propia policía. Según la justicia, debería estar en la cárcel… por corrupto. La policía, si quisiera, lo chapa en una… pero no. Claramente, está protegido. ¡Policía Nacional del Perú!… ¿estás ahí?

 

Y ¿qué me dicen de la delincuencia? Secuestros y extorsiones, robos y asaltos, granadas y armas de guerra, violaciones y feminicidios, estafas y delitos informáticos, coimas y sobornos, bloqueos de carreteras, criminales liberados y – al revés – policías presos por abatir a criminales. ¡Ministerio Público y Poder Judicial!… ¿dónde andan?

 

En medio de todo este desmadre, la presidenta Boluarte feliz… jugando a la presidencia. Últimamente se le ha dado por gritar. Se viste muy bien… eso sí. Habla muy bien, también. Incluso, se para bien. Lee bien. Gesticula muy bien… Pero no hace nada. No gobierna. Grita no más. ¡presidenta!… ¿qué está haciendo?

 

Fuera de bromas… ¡no hay derecho! Tenemos Estado… pero en el papel. En la práctica, tenemos un Estado ausente. Hoy por hoy, los peruanos estamos a merced de los delincuentes.

 

Ante ellos, el Estado no nos protege. Y por si fuera poco, tampoco nos provee de agua, salud, ni educación. El Estado no nos sirve. Más bien, se sirve de nosotros. Además, no hay trabajo. No hay inversiones. No hay paz. 

 

¡ESTADO!… ¿dónde estás?


 

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